Capítulo 128:

Apenas entró al departamento de diseño, Celia escuchó con claridad las conversaciones de los demás.

«¿Por qué Kiley no está aquí?».

«¿No sabes lo que pasó? Tuvieron que ingresarla a un hospital, todo fue por culpa de Celia».

«¿Pero qué diablos sucedió?».

«¡Es una larga historia y tenemos poco tiempo! En fin, fue todo un escándalo. Nunca imaginé que, siendo tan hermosa, Celia escondiera su verdadera naturaleza repleta de crueldad».

Después de lo ocurrido el día anterior, Celia había tenido la sensación de que alguien difundiría rumores para incriminarla y dejarla como la culpable frente a los demás.

En la discusión del día anterior que tuvo con Kiley, esta última se lastimó accidentalmente al caer sobre vidrios en el suelo. Por eso, sus dos piernas sangraron con múltiples heridas. Lo ocurrido fue visto por muchos compañeros de trabajo.

No había duda de que todo fue accidental y había muchas personas que podían confirmarlo, incluyendo las grabaciones de las cámaras de seguridad.

Sin embargo, al comprobar por sí mismas la intensidad de los rumores que se difundían entre sus compañeros de trabajo, Celia se sintió obligada a intervenir en voz alta: «Kiley se cayó por accidente ayer. Yo no tuve culpa de nada, nunca he lastimado a nadie».

«No entiendo por qué lo explicas con tanta prisa. ¿Acaso tienes un sentimiento de culpa palpitando en tu corazón?», preguntó con evidente ironía una compañera de trabajo que conocía bien a Kiley y compartía con ella una buena relación.

Ella miró a Celia con severidad antes de agregar: «Kiley ha sufrido heridas graves. Incluso puede presentar una demanda en tu contra cuando le den de alta en el hospital. Prepárate para asumir las consecuencias de tus actos, solo espera…».

Indignada por su comportamiento, Celia quiso refutar y defenderse. Sin embargo, al final lo pensó dos veces y prefirió no decir nada más.

Al darse cuenta de que explicarles la verdad sería inútil y que sus colegas simplemente no creerían en una sola palabra que pronunciara, prefirió rendirse.

En esa situación Celia se encontraba muy indefensa. ¡Muchos creían que ella era culpable cuando no había cometido ningún daño!

A pesar de que intentaba explicar lo que verdaderamente había ocurrido, nadie confiaba en ella.

«¿Qué hacen aquí durante las horas de trabajo?».

De repente, Celia escuchó una voz familiar. Levantó la cabeza y vio que Derek se acercaba a ella.

Con una expresión severa, el hombre reprendió a las personas que conversaban: «No difundan rumores sin pruebas. ¡La calumnia es una ofensa grave!».

Una compañera se asutó muchísimo y exclamó apresuradamente: «Le pido disculpas, gerente. Seré mucho más cuidadosa con mis palabras en el futuro».

Dicho eso, la mujer huyó a toda prisa mientras le murmuraba a otra persona: «Creo que Kiley tiene razón: Celia es una p%ta. Incluso el gerente la está defendiendo, a pesar de que ella solo ha estado aquí pocos días».

«¿Y qué pasa si nuestro gerente la protege? En cualquier caso, ¡Celia ahora está condenada! Solo ella tiene la culpa y Kiley es la víctima del accidente. Si Kiley demanda finalmente a Celia, nadie podrá salvarla».

Mientras más escuchaba esas acusaciones, más se angustiaba Celia por la situación. Derek la tranquilizó con voz suave: «No te preocupes, Celia. Estoy seguro de que todos pueden distinguir el bien del mal».

«Incluso si esta situación se resuelve, el rumor es algo aterrador. ¡Todavía habrá mucha gente discutiendo sobre mí y diciendo cosas a mis espaldas!», Celia se frotó el entrecejo con evidente irritación.

Derek, sintiendo pena por lo que ella debía soportar, comentó: «Desde mi perspectiva, eres una mujer totalmente libre y desinhibida. No pareces el tipo de persona que se derrumbaría solo por los chismes de otros».

Con sus palabras, intentaba animar a Celia.

«Te lo agradezco, Derek. ¡Tienes la razón! No puedo dejar que los chismes me afecten de este modo. ¡Debo ser fuerte y trabajar con diligencia!».

Celia recuperó la compostura y se preparó emocionalmente para continuar con su trabajo.

Las comisuras de los labios de Derek se elevaron en una cálida sonrisa: «¡Muy bien! Esta Celia es la que yo conozco. Lo que más admiro de ti es tu valentía y perseverancia».

Celia le correspondió a la sonrisa del gerente y comenzó a ocuparse en sus tareas laborales.

Derek, por su parte, también regresó a su oficina. Los ojos del hombre brillaban de afecto cuando la observó concentrada en su trabajo a través del vidrio de la ventana.

Celia trabajaba cuidadosamente para refinar los detalles del borrador del diseño con una expresión de profunda concentración. En ese momento, una de sus colegas dijo: «¿De dónde saca el valor para mostrar su cara en el trabajo con tanto descaro?».

“¡Obviamente debe venir a trabajar! ¿Cómo puede compensar a Kiley si no trabaja?».

Nuevamente, sus colegas intentaban ridiculizarla, como si estuvieran ansiosas por ver sufrir a Celia.

A pesar de que esta última se esforzaba en ignorar los comentarios, su ánimo se veía negativamente afectado por la situación.

Mientras diseñaba en la computadora fingiendo una actitud de calma, por dentro realmente era una tormenta de ira. Esto la desconcentraba y debía borrar e iniciar el diseño varias veces.

«Estoy de acuerdo con la opinión de Kiley sobre ella. Sus habilidades en el diseño son precarias. ¡Yo era mejor que ella incluso en mi primer año!». Una compañera de trabajo junto a Celia miró el boceto en la pantalla y lo criticó en voz baja.

Apenas dijo esas palabras, la voz de Brea resonó en los oídos de todos cuando habló a viva voz: «Si eres tan extraordinaria, ¿Por qué entonces no eres más que una empleada cualquiera? ¿Por qué tu arte no se expone en el Louvre?».

Dicho eso, un tenso silencio inundó la oficina y todo el mundo quedó atónito.

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