Capítulo 129:

Tan pronto como Brea apareció ante la vista de todos, ellos inmediatamente dejaron de cuchichear entre sí y le dieron la bienvenida con una exagerada muestra de amabilidad y cortesía.

Luego, ella se dirigió directamente a la compañera de trabajo que había estado criticando el diseño de Celia y la confrontó: «¿Tienes algún problema con la persona que contraté personalmente? Me da curiosidad saber de qué universidad o institución te graduaste. Durante los últimos años, ¿Qué tipo de obras destacadas has diseñado? ¿Cuáles son tus méritos para despreciar el trabajo de Celia?».

La cara de la mujer se sonrojó visiblemente hasta quedar como un tomate. El miedo creció en su corazón llenándola de nervios.

Asustada, le respondió a Brea en tono halagador: «Señorita Brea, por favor, no lo tome a mal. ¡Por supuesto, no cuestiono sus preferencias! Es solo que considero que las habilidades de dibujo de Celia no son muy fuertes».

«Perfecto, entonces serás tú quien dibujará».

El borrador que estaba sobre la mesa fue recogido por Brea, quien luego se lo arrojó a esa mujer: «Adelante. No dejarás tu escritorio hasta que yo quede satisfecha con tu diseño».

Con eso, no le dio la oportunidad de explicarse ni defenderse; solo caminó hacia Celia directamente y tomó su mano.

“Cece, me enteré de lo que pasó con Kiley. ¿Por qué no me contaste? Si mi agente no me hubiera informado al respecto, ¡Nunca lo habría sabido! ¿Acaso no me consideras tu amiga?».

Celia trató de explicarse al instante: «¡Por supuesto que eres mi amiga! Es solo que tienes demasiadas cosas por hacer y no quise molestarte con algo tan insignificante como eso».

«Para mí eso no es ningún problema. ¡Ya te considero una amiga cercana! ¿No te tomas en serio las cosas que digo?».

Brea frunció el ceño al reprocharle. Celia insistió en tranquilizarla: «Por supuesto, realmente te considero una amiga maravillosa».

Después de escuchar esto, una sonrisa de felicidad se dibujó en el rostro de Brea: «Soy consciente de lo agradable que eres. Vi las imágenes de las cámaras de seguridad y tuve una conversación con Derek. ¡Todo es culpa de Kiley! Fue ella quien se cayó y se hizo daño a sí misma. Tú no tuviste nada que ver con el accidente de ninguna manera».

Una compañera de trabajo llamada Amalia Pierce se acercó a ellas e intervino: «Quiero informarle, Señorita Duffy, que escuché que Kiley realizará una evaluación de heridas. ¿Va a demandar a Cece?».

Brea se burló: «Incluso si se atreve a presentar una demanda. ¿Qué cree que puede ocurrir? Si tiene el coraje de hacerlo, pues nos veremos en la corte. Después de todos, los jueces tienen ojos brillantes y son capaces de distinguir entre el bien y el mal. Además, cuento con un competente equipo de abogados apoyándome. ¿De qué manera puede ella intimidarme?».

Amalia asintió con la cabeza una vez que escuchó esas palabras y continuó: «En realidad, nos inclinamos a aceptar la inocencia de Cece. Pero llevar esta disputa a los tribunales tendrá consecuencias negativas».

En ese instante, Celia no pudo evitar intervenir: «No tengo miedo si no he hecho nada malo».

«Eso es correcto, sin embargo…», Brea se rascó la barbilla como si estuviera contemplando algo. Después de un tiempo, ordenó a su asistente que convocara a todo el departamento de diseño.

Una vez que todos estuvieron frente a ella. Brea declaró en voz alta: «Estoy segura de que se enteraron del accidente que tuvo Kiley el día de ayer. ¿Verdad? Bueno, les recomiendo cautela en el futuro. ¡Si continúan haciendo declaraciones falsas, les daré una lección!». Brea gritaba a sus empleados como una madre severa regañando a sus hijos, con los brazos en las caderas como jarras.

Todos la veían con temor y asintieron para indicar que habían comprendido.

Celia la llevó a un lado y habló en voz baja: «Brea, agradezco mucho tu consideración, pero no estás obligada a defenderme. Si haces esto, será peor para mí, ya que la gente estará aún menos convencida de mi inocencia y creerá que estoy usando mi influencia para coaccionar a otros».

Solo entonces Brea recobró el sentido y consideró que la preocupación de Celia era totalmente válida. Sin embargo, en ese punto, ya no podía retractarse de lo que había hecho frente a los demás.

«¿Qué vas a hacer entonces?».

Celia intentó convencerla fingiendo seguridad en su voz: «Puedo manejarlo yo sola».

Aprovechó esa oportunidad para explicarles a todos lo que había ocurrido el día anterior y toda la discusión entre ella y Kiley.

«No hice nada para que Kiley resultara herida. Pero si el rumor se repite de nuevo, no tengo ningún problema en ir a la corte con el perpetrador».

Acto seguido, volteó la cabeza y le sonrió a Brea: «También quiero ver cuán formidable es el equipo legal de Brea».

Brea, a su vez, anunció con orgullo: «Desde que comencé mi carrera, he estado involucrada en innumerables controversias de todo tipo. ¡Mi equipo legal nunca ha perdido un caso! Le doy la bienvenida a todo aquel que intente desafiarlos».

Tras estas palabras hubo un silencio mortal en el lugar.

Después de todo, Celia no era una mujer con la que se pudiera jugar y tampoco lo era Brea. Además, las dos eran buenas amigas ahora.

¡Parecía que tendrían que ser muy cuidadosos al trabajar con ellas en el futuro! Si molestaban a Celia, lo pasarían mal y las consecuencias podían ser realmente terribles.

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