La Novia Fugitiva y el Magnate Misterioso
Capítulo 10

Capítulo 10:

Más que alta, la voz de Tyson era profunda.

Y sus palabras fueron tan poderosas que impactaron a todos los presentes, quienes estaban demasiado conmocionados como para seguir hablando.

Al final, parecía que Celia sí se casaría con un miembro de la Familia Shaw, por lo que cualquiera que se atreviera a seguir diciendo tonterías de la chica también estaría insultándolos a ellos.

En consecuencia, la multitud dejó de meterse con la novia. Sin embargo, el asombro en sus rostros permaneció.

Por su parte, Celia estaba tan sorprendida como los demás. Allí, mirando a Tyson, la hermosa cara del hombre de la noche anterior brilló en su mente.

Pero… Ella había escuchado que el joven se vio obligado a mudarse de la casa de su familia hacía mucho tiempo, y que incluso no la había estado pasando nada bien. Entonces, si el hombre con el que se había acostado era muy rico, no era posible que se tratara de él. Además, el rostro de Tyson estaba desfigurado y ese otro hombre era muy guapo.

En definitiva, Tyson no podía ser ese sujeto. Siendo ese el caso, ¿Por qué había dicho tal cosa frente a todos?

¿Acaso solo estaba tratando de evitar que la gente la criticara?

Celia se dio cuenta de que el chico pretendía ayudarla a salir de esa incómoda situación.

Y aunque se sentía conmovida, no podía evitar esa sensación de culpa que la invadía por lo sucedido la pasada noche.

«Lo siento mucho», dijo Celia desde el fondo de su corazón, pero Tyson no pareció escucharla. De hecho, solo la ayudó a enderezarse porque la ceremonia de la boda estaba a punto de comenzar.

En vista de que la conmoción había terminado, la iglesia se quedó en absoluto silencio.

Pronto, el vicario guio a los novios para que recitaran sus votos matrimoniales, y cuando llegó el turno de Celia, no pudo hablar porque sentía que las palabras «Sí, acepto», estaban atascadas en su garganta.

Sin saber qué hacer, miró a Tyson con nerviosismo, solo para sentir un destello de luz brillar en su alma.

La sonrisa del hombre parecía haberle dado el coraje necesario para que ella finalmente dijera las palabras mágicas.

Acto seguido, procedieron al intercambio de anillos, momento en el que Tyson se inclinó para susurrarle al oído: «Siento haber llegado tarde, Me quedé atrapado en el tráfico».

Desconcertada, Celia no esperaba que él le explicara un asunto tan trivial.

Luego, estaba a punto de decirle que todo estaba bien cuando de repente Tyson añadió en tono de broma: «No esperaba que mi novia fuera tan hermosa. No debí haberla dejado esperar tanto tiempo».

El tono seductor del chico le hizo sentir a Celia cierta familiaridad.

¡En ese instante descubrió que su voz sonaba como del hombre de la noche anterior!

A pesar de que ella estaba segura de que no eran la misma persona, volvió a detallar el rostro de Tyson, pensando: ‘¿Por qué la mitad de su cara me parece tan conocida?’.

Aun así, se resistió al impulso de seguir dándole vueltas a esa idea.

Una vez finalizada la ceremonia, los invitados se fueron de inmediato.

En cuanto a Danilo, actuó como un anfitrión generoso y les permitió pasar la noche en la mansión de la Familia Shaw.

«Es tu noche de bodas. No quiero que pienses que no estoy siendo amable», soltó el anciano con arrogancia, mirando a Tyson con frialdad.

Devolviéndole la mirada, los ojos de ambos eran como afiladas espadas chocando entre sí.

«No, gracias. Nos vamos a casa», replicó Tyson, refiriéndose al pequeño hogar en el que había vivido su madre antes de morir.

«¡Eres un mocoso desagradecido!».

Por su lado, Mack, que los había estado observando, le lanzó una extraña mirada a su hermano, y le preguntó: «Tyson, ¿Te parece que nuestra casa es demasiado humilde como para que tu esposa se sienta cómoda aquí?».

Ignorándolo, Tyson simplemente le consultó a Celia: «¿Estás dispuesta a venir conmigo?».

Sin dudarlo, ella aceptó.

“Por supuesto. Eres mi marido, así que iré a donde tú vayas».

«Bien, vámonos», respondió él en un tono mucho más suave.

Con esto, caminaron tomados de la mano hacia un auto bastante modesto que no parecía encajar con el resto de los lujosos deportivos que estaban en el estacionamiento.

Ya en el auto, Celia inmediatamente se disculpó con él.

“Hice el ridículo en la boda, perdón. Gracias por ayudarme», dijo, tratando de esconder con torpeza los chupetones en su cuello porque temía que eso lo hiciera sentir mal.

No obstante, al chico no parecía interesarle.

“Ahora soy tu esposo y te cuidaré y respetaré. No me importará tu pasado».

Celia estaba muy conmovida por la actitud del hombre, pues aunque habían sido obligados a casarse, Tyson se comportaba como un buen esposo. Era totalmente diferente a los chismes que la gente difundía sobre él.

Pronto llegaron a una casa antigua de dos pisos, cuyas ventanas y puertas tenían pequeñas grietas bastante pintorescas.

A la izquierda de la casa había un jardín de flores, y a la derecha un huerto. El interior estaba limpio y era muy espacioso. Ciertamente el mobiliario era antiguo, pero estaba lleno de una calidez que hacía que la gente se sintiera a gusto.

No había dudas de que esa vieja casa era sencilla en comparación con la gran mansión de los Shaw.

Celia no salía de su asombro. Sabía que Tyson se había mudado, pero no esperaba que viviera en un lugar así. Después de todo, era miembro de una familia muy poderosa.

Al notar la confusión en el rostro de su esposa, el joven explicó con calma: «Me echaron de la casa hace mucho tiempo. Para serte honesto, me preocupa que te sientas mal por eso en el futuro».

«Oh, no, no… Lo entiendo perfectamente, no es gran cosa».

A decir verdad, las experiencias de ella y de Tyson eran similares.

Sonriente, Tyson se le acercó para decir: «Mi querida novia, debes estar cansada.

¿Quieres darte una ducha?».

La mujer sabía que él estaba coqueteando con ella, por lo que su cara se sonrojó al escuchar eso.

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