Capítulo 66:

“Podemos hacer pruebas de ADN para confirmar que se trata de su hijo, señora Rafiq, no queremos equivocarnos”, dijo el médico.

“No hay necesidad, no sería su madre si no soy capaz de reconocerlo. Este es Hasan, mi hijo adorado que ha regresado de la muerte”, dijo Zaida con una sonrisa.

Mientras tanto, Farid miró aquella acción y algo en su pecho se quebró. Sus pensamientos se llenaron de culpa y ansiedad.

Si hubiera escuchado a Callie ese día, si las hubiera protegido el tiempo necesario, ellas no estarían en otro continente y él no tendría que rendirle cuentas a su hermano.

¿Qué iba a decirle a Hasan cuando le preguntara por su esposa?

¿Cómo iba a verlo a la cara y decirle que las había sacado del país para protegerlas de su madre? Hasan no le creería.

“¿Hace cuánto tiempo llegó?”, preguntó Zaida, rompiendo el debate mental de Farid. Él también estaba interesado en saber.

Farid prestó atención, pues él se había pasado días buscando a Hasan sin descanso, pero no había encontrado un solo rastro de él, nada que le indicara que hubiera estado vivo.

“El paciente llegó ayer, de hecho, los de seguridad lo encontraron en la parte trasera de la clínica, completamente solo. Sin embargo, hasta hoy tuvimos la sospecha de que pudiera ser el Señor Hasan e inmediatamente los llamamos”, explicó el médico.

Farid frunció el ceño.

“¿No hay cámaras que nos permitan saber por qué apareció ahí?”

“No pudimos verificar, esa área no tiene cámaras, a nadie le importa cuando sacan la basura”, respondió el doctor.

“Será mejor que hagamos una prueba de ADN”, propuso Farid.

“¡Farid!”, gritó Zaida al escucharlo.

“Es mejor prevenir que lamentar, madre”, respondió Farid, tajante.

Zaida lo miró con enojo.

“Haga lo que tenga que hacer, doctor, pero no es necesario”, aseguró.

El galeno asintió, llamó a una enfermera y solicitó hacer la prueba de urgencia.

“No nos llevará mucho tiempo, por ahora el paciente dormirá”, indicó.

“De igual manera, vamos a quedarnos con él”, respondió Zaida.

El médico salió de la habitación, dejando a Farid y Zaida solos.

“No debiste pedir esa prueba”, lo regañó Zaida.

“No podemos confiarnos, madre. Busqué a mi hermano por muchos días y no encontré rastro alguno de él. ¿Cómo es que apareció casi en las puertas del hospital sin que nadie se diera cuenta?”, cuestionó Farid.

Zaida apartó la mirada y caminó hasta Hasan.

“¿Qué harás?”, preguntó.

“Todos mis hijos tienen la marca de nacimiento de los Rafiq. Te aseguro que, si este hombre no la tiene, no volverá a mirar la luz del día jamás”, respondió Zaida, abriendo la bata

. “Ayúdame a girarlo, está sedado, no se dará cuenta de esto”, dijo.

Farid lo hizo, él mismo llevaba una marca en su espalda, una marca que Callie besó y acarició. El recuerdo le hizo apretar los dientes, mientras el dolor le quemaba el corazón.

“No eres distinto de la hiena de tu madre”, resonaron las palabras de Callie en su mente.

“Lo siento”, murmuró Farid.

“Deja de disculparte, Hasan jamás se va a enterar”, lo regañó Zaida.

Farid no respondió y ayudó a girar el cuerpo de Hasan para ver la marca que llevaba en la espalda.

Un aullido salió de la boca de Zaida al ver la marca de nacimiento en la espalda de su hijo y las marcas inequívocas de cinco latigazos.

“¡Me engañó para protegerla!”, gritó, acomodando la bata en su lugar.

“Madre…”, intentó intervenir Farid.

“Tu hermano perdió la cabeza por culpa de esa mujer. Es una bruja, una maldita hechicera”, gruñó Zaida, como si fuera una fiera herida.

“Es la esposa de Hasan”, recordó Farid.

“No por mucho tiempo, esa mujer no volverá a saber nada de mi hijo”, aseguró Zaida.

“No puedes controlar a Hasan, madre, aunque no quieras reconocerlo”, soltó Farid.

“Hasan no es tan idiota como yo, pero ¿Qué se supone que debo hacer siendo el segundo hijo de una familia como la nuestra? Alguno de los tres debía sacrificarse y fingir, complacerte para poner a salvo a otras personas. No soy débil, pero tu maldad me supera”, resonaron las palabras de Callie en su mente.

“¡Farid!”, gritó Zaida al verse ignorada por su hijo.

“¿Qué es lo que quieres?”, preguntó Farid con voz ronca y exaltada, algo que sorprendió a Zaida.

“Te decía que debemos llevarlo a Dubái, el médico de cabecera podrá tratarlo en casa”, respondió Zaida.

“Aún no tenemos informes del doctor”, le recordó Farid.

“No quiero que la prensa se entere y haga eco de la noticia. Nadie debe saber que tu hermano vive, no por ahora”, pidió Zaida.

“No es algo que puedas decidir”, replicó Farid.

“Por ahora sí”, aseguró Zaida.

Al día siguiente, Hasan despertó.

Se sentía dolorido, como si una aplanadora le hubiera pasado por encima, pero no entendía exactamente el motivo.

No tenía idea de cómo había llegado a ese lugar o quién le había prestado auxilios.

“¿Hasan?”, llamó Zaida.

Él la miró con el ceño fruncido.

“¿Qué haces aquí?”, preguntó, tratando de incorporarse.

“Soy tu madre, es lógico que esté aquí”, refutó Zaida, acercándose a él.

“Pedí ver a mi hermano y a mi padre”, respondió Hasan.

Zaida apretó los puños.

“Has estado al borde de la muerte, desaparecido por varias semanas. ¿Cómo esperas que no venga cuando has sido encontrado?”, preguntó.

Hasan abrió los ojos, estaba sorprendido por las palabras de su madre.

“¿Semanas?”, cuestionó.

“Sí, te hemos buscado de manera incansable. Tu hermano ha movido cielo, mar y tierra para encontrarte”, explicó Zaida.

“¿Qué fue lo que pasó?”, preguntó Hasan, interrumpiendo a su madre.

“Sufriste un accidente de aviación, ¿No lo recuerdas?”, preguntó Farid, acercándose a él.

Hasan negó.

“Lo último que recuerdo es el viaje que hice a Francia con mi padre”, dijo.

Zaida y Farid se miraron.

“Eso fue hace un año, ¿No recuerdas nada más?”, cuestionó Farid, ganándose una mirada seria de su madre.

.

.

.

Consejo: Puedes usar las teclas de flecha izquierda y derecha del teclado para navegar entre capítulos.Toca el centro de la pantalla para mostrar las opciones de lectura.

Si encuentras algún error (contenido no estándar, redirecciones de anuncios, enlaces rotos, etc.), por favor avísanos para que podamos solucionarlo lo antes posible.

Reportar