Capítulo 41:

“¿Hiciste lo que te pedí?”, preguntó la mujer, su rostro estaba cubierta por una capucha bastante grande para que nadie supiera su identidad.

“Lo hice, mi señora, pero sepa que cuando vuelva al palacio puedo ser castigada”, respondió con voz temblorosa.

“Te he pagado mucho dinero para que soportes lo que tengas que soportar, piensa que podrás ganar mucho más si logro mi objetivo”.

Halima asintió.

“Haré todo lo que pueda, mi señora”, aseguró.

La mujer sonrió y se alejó bajo la protección de la noche, mientras Halima se preparaba para volver y enfrentar las consecuencias de sus palabras, pero el dinero que había recibido era mucho más de lo que podía cobrar en un año entero de trabajo.

A la mañana siguiente lo primero que se escuchó por los corredores del palacio, era sobre el castigo que Zaida había dictado a una de sus sirvientas, la más fiel entre todas. Dejando claro el mensaje que ninguna de ellas era indispensable.

“¿Qué fue el crimen que cometió para ser castigada de esa manera?”, preguntó Callie desde la ventana.

Sienna no tuvo el valor para acercarse y ver a la mujer, el recuerdo del sonido del látigo abriendo la carne de Hassan era suficiente para ella, aquella imagen aún le hacía estremecer.

“Esa mujer está loca, alguien debería ponerle un alto, ¿Cómo es que tiene tanto poder?”, preguntó Callie alejándose de la ventana para volver al sillón.

Sienna no tenía respuesta para esa pregunta que también le rondaba la cabeza, ella no comprendía ¿Cómo Abdel le permitía tener tanto poder? ¿No era que una mujer no tenía tanta libertad?

“Sienna”.

“No tengo idea, Callie, no sé cómo Abdel se lo permite, pero tampoco quiero indagar en un asunto que es privado”.

Callie asintió.

“Entiendo, entre más lejos estés de la hiena, mucho mejor para ti”, dijo.

Sienna sonrió, no estaba segura de que eso fuera cierto. El hecho de que Zaida no arremetiera contra ella en varios días no le daba buena espina. Además, el plazo que Hassan le había dado para romper el acuerdo de matrimonio con Nayla estaba a punto de cumplirse y aún no sabía nada.

Sienna no podía evitar sentirse preocupada, mientras el anuncio siguiera siendo oficial, los planes de boda continuarían y los tres meses que habían dejado de plazo estaban pasando tan deprisa que tenía miedo. Era un sentimiento que no podía evitar sentir dentro de su cuerpo y en cada célula de su ser.

“No quiero hablar de ella, Callie, con lo que está pasando ahora mismo, la considero aún más peligrosa que antes”, comentó.

“Si Hassan la presiona, no sé de lo que pueda ser capaz”, añadió.

Callie decidió dar por concluido el tema al tiempo que Adila entraba en la habitación.

“Su desayuno”, dijo.

Sienna agradeció, se lamentó no haberlo tomado con Hassan, pero él se había marchado a tempranas horas, ni siquiera pudo despedirse de él.

“Puedes marcharte”, dijo Sienna despidiendo a la mujer.

Adila hizo una reverencia y se marchó tal como llego.

“¿Tienes hambre?”, preguntó Sienna a Callie.

“Luego de ver lo que he visto, hasta el hambre se me ha quitado, ¿Por qué no mejor salimos del palacio?”, sugirió Callie.

Sienna estuvo de acuerdo, no había salido desde que volvieron de Abu Dabi.

“Es una buena idea, quizá compre algo para Scarlett y se lo envíe”, dijo Sienna, no había obtenido respuesta de su hermana.

Sienna se detuvo en seco, haciendo que Callie hiciera lo mismo.

“¿Qué pasa?”, preguntó ante la acción de Sienna.

“Hace unas semanas te envié un mensaje, ¿No lo recibiste?”, preguntó.

Callie negó.

“No que yo sepa, he estado revisando mi correo electrónico por mi trabajo, pero nunca vi nada tuyo…”, dijo pensando que había estado utilizando la computadora de Farid y no su móvil.

“Quizá me equivoqué al escribir la dirección, aunque ni Scarlett me ha respondido”, reflexionó Sienna.

“Dejemos de pensar en esas cosas y vayamos a divertirnos”, dijo Callie.

Sienna asintió, luego le echaría cabeza y preguntaría a Hassan, quizá él tuviese una respuesta, después de todo habían sido su computadora la que había usado.

“Lo primero que tenemos que comprar será un celular, no sé cómo has sobrevivido todo este tiempo apartada de la tecnología”, la regañó Callie.

Sienna ni siquiera lo había echado en falta durante todo ese tiempo que llevaba en Los Emiratos Árabes, pero ahora que las cosas estaban bien con Hassan, quizá debía llamar a su madre y preguntarle por su hermana.

Mientras Sienna y Callie salían de compras, Hassan miró a Farid.

“¿Qué es lo que pretendías con llevar a Callie a la fiesta en el cumpleaños de nuestro padre?”, preguntó.

“Le prometí que la llevaría a Sienna y le cumplí”.

“Tú y yo sabemos que no es así de sencillo, ¿No estuviste preguntando por Sienna y por nuestro contrato?”, cuestionó.

Farid se puso de pie y miró a su hermano.

“Madre me envió a Nueva York, quería saber exactamente lo que te llevó a casarte con Sienna Mackenzie, le di toda la información que creí era suficiente para calmarla. Un matrimonio por negocios, no muy distinto de lo que ella quiere hacer con Nayla”, señaló.

“¿Qué quieres decir?”, preguntó.

Hassan sabia que Farid era más cercano a su madre, siempre trataba de complacerla en todo, aun así eso mismo le hiciera daño, Algo que él no terminaba de comprender.

“Mamá y Anás Najdi firmaron un acuerdo millonario por tu unión con Nayla y sabes muy bien que ella no cambiará de parecer”, le recordó Farid.

Hassan apretó los puños al darse cuenta de lo que su madre iba a presionarlo con aquella boda, el tiempo para anular el compromiso estaba por caducar, pero hasta ahora no tenía ninguna noticia de que lo estuviera intentando. Todo lo contrario, los planes de boda seguían su marcha.

“No puede hacer a un lado a padre, es él quien se encarga de los negocios de la casa Rafiq”, dijo Hassan.

“El acuerdo entre ellos es misterioso, empiezo a creer que quien tenía la fortuna era nuestra madre y no nuestro padre”, dijo Farid.

Hassan miró a Farid, nunca se le hubiese pasado por la cabeza tal cosa, siempre pensó que su padre se había quedado únicamente con su madre como esposa por amor… ¿Sería posible que ella..? Hassan negó, no era posible.

Abdel Rafiq era el heredero de su familia, su nombre estaba asociado incluso con algunos reinos del oriente, ¿Cómo podía ser?

“Quizá la familia de nuestro padre atravesaba alguna crisis”.

“Deja de decir tonterías Farid, y no te desvíes del tema. Quiero saber qué fue lo que averiguaste en Nueva York”.

Farid llevó sus manos detrás de su espalda y miró a su hermano.

“Todo, sé que conociste a Sienna en un antro y que terminaron entregándose a la pasión. En este punto, no sé si te casaste por negocios o quizá porque te has enamorado de ella”.

Hassan apretó los puños.

“No te preocupes, no le dije a madre esa información y tampoco pienso decírsela”.

Hassan no sabía si creerle o no, por lo menos hasta ahora, no se lo había mencionado.

.

.

.

Consejo: Puedes usar las teclas de flecha izquierda y derecha del teclado para navegar entre capítulos.Toca el centro de la pantalla para mostrar las opciones de lectura.

Si encuentras algún error (contenido no estándar, redirecciones de anuncios, enlaces rotos, etc.), por favor avísanos para que podamos solucionarlo lo antes posible.

Reportar