La esposa rebelde del árabe -
Capítulo 38
Capítulo 38:
“¿Te has enamorado de el?”, cuestionó Callie y el cuerpo de Hassan se tensó, ahora que no estaba frente a Sienna y que ella no sabía que él estaba escuchando, quizá la respuesta de su esposa fuera distinta.
Un malestar se instaló en su corazón al tener esos pensamientos.
“Ni siquiera sé en qué momento empecé a enamorarme de él, Hassan es la mezcla perfecta entre un príncipe y un hombre salvaje”.
Callie abrió la boca y luego la cerró.
“¿Es bueno en la cama?”, preguntó.
“Es el único hombre que conozco y que me conoce íntimamente, pero puedo decirte que para mi será siempre el mejor”, confesó.
El ego de Hassan voló.
“¿Qué piensas hacer con el anuncio de la bruja de tu suegra?”, preguntó Callie, ya estando al tanto de todo lo que Zaida le había hecho pasar.
“Confiaré en Hassan, él me prometió que sería la única mujer en su vida y en su cama”.
“Pero la cultura…”
“Aun asi, confío en él”, aseguró Sienna.
“Te has enamorado, Sienna”.
Ella sonrió.
“¿Y qué hay de ti? ¿Cómo conociste a Farid?”, preguntó Sienna para dejar de hablar de Hassan, no quería que su marido llegara y la sorprendiera hablando de él y de sus artes amatorias, sin saber que el ego de Hassan ya estaba por los cielos.
“¿Conoces a Farid?”, cuestionó Callie.
“Yo te he preguntado primero, así que tienes que contarme cómo sucedió”, respondió Sienna.
Callie sonrió al recordar cómo había sido su primer encuentro y no tuvo ningún reparo en contarle a su mejor amiga las cosas tal como sucedieron. Entre tanto, Sienna y Hassan escucharon en completo silencio, con muchas dudas naciendo en sus corazones, afortunadamente uno de los dos podía hacer las preguntas que ambos deseaban.
“¿Lo has confundido con un taxista?”, preguntó Sienna.
“Si, subí a su auto y así empezó todo”, respondió Callie.
“¿Por qué te asombras?”, preguntó ante el rostro serio de Sienna.
“¿Qué le has dicho a Farid sobre mi y Hassan?”, preguntó Sienna.
“No mucho, en realidad, pero le dije que te casabas por un contrato con un extranjero que ni conocías, pero que te viste obligada y…”
“¡Callie!”, gritó Sienna espantada
“¿Qué? ¿Por qué me gritas?”
“No puedes ir por el mundo contándole a la gente mi vida”, replicó Sienna sintiéndose molesta.
“Bueno, contarle sobre ti me ayudó a encontrarte. Ni siquiera sé cómo hizo para conseguir las invitaciones a la fiesta de hoy, pero me aseguró que te vería ¡Míranos aquí estamos!”, dijo.
Sienna resopló.
“No le supuso ningún sacrificio conseguir las invitaciones”, refutó Sienna.
“¿Qué quieres decir?”
“Farid es el hermano menor de Hassan”, respondió.
Callie abrió los ojos y la boca, parpadeó al mismo tiempo que abría y cerraba la boca como si fuera un pez fuera del agua.
“¿Hermanos?”
“SÍ”.
Callie de repente se sintió engañada, había estado muchos días buscando a Sienna, preguntando por ella. Incluso había hablado con Farid y él le había dicho que le ayudaría, pero le llevó las semanas necesarias para que ella se quedara sin fondos y tuviera que volver a los Estados Unidos. Farid había esperado hasta que ella dependiera totalmente de él.
“Callie”.
“Farid nunca mencionó sus lazos con la Familia Rafiq. Dijo que me ayudaría, pero siempre preguntaba cosas sobre ti…”
Sienna respiró profundo y no pudo evitar decir lo primero que se le vino a la mente.
“Quizá solamente sigue órdenes de su madre”.
Callie tragó.
“¿Qué más le contaste, Callie?”, Callie negó.
“Necesito hablar con él”, dijo poniéndose de pie.
Hassan aprovechó ese momento para salir y pararse detrás de la puerta para fingir que recién estaba llegando.
“Hassan”, dijo Sienna al verlo entrar.
“¿Todo bien?”, preguntó él mirando a Callie.
“Callie… ¿Puede quedarse?”, cuestionó para no responder.
“Adila ha preparado una habitación para ella junto a la nuestra. Ve y descansa Callie, ha sido una noche agitada”, le recomendó Hassan.
Callie asintió y se marchó, esperando encontrarse con Farid, pero no sucedió. Desde que se marchó del salón no volvió a verle.
“¿Estás segura de que todo marcha bien?”, insistió Hassan.
Sienna negó y le contó lo que ya Hassan sabia. Otro motivo que sintió el Emir para confiar en su esposa, Sienna no le estaba mintiendo.
“Hablaré con Farid, no dejaré que nada te perturbe Sienna”.
“Tu compromiso…”
“Le he dado un ultimátum a mi madre, tiene dos semanas para retractarse de sus palabras. No voy a casarme”, le aseguró acariciando el rostro de Sienna y bajando sus labios para unirlos con los suyos.
Sienna g!mió al sentir la lengua de Hassan, pedir permiso para entrar a su boca y se dejó llevar por sus sentimientos y emociones. Mientras esperaba que su amor fuera lo suficientemente fuerte para vencer cada prueba a la que fueran sometidos.
Entre tanto y a muy altas horas de la noche, Farid se coló en la habitación de Callie, mientras se acercaba a la cama.
Farid tragó el nudo formado en su garganta y se sentó a su lado, provocando que Callie se despertara.
“¿Qué haces aquí?”, preguntó Callie moviéndose para alejarse de la mano de Farid.
“Callie”.
“Vete, Farid, vete de mi habitación”, pidió.
El hombre la miró.
“Puedo explicarlo”, susurró.
“¿Explicarme qué? ¿Qué estabas usándome, qué te burlaste de mi fingiendo que no sabías quién era Sienna y dónde estaba?”, lo acusó.
Farid negó.
“Callie”.
“No quiero escucharte y menos verte, Farid, no eres el hombre que pensé que eras…”
Farid se puso de pie y cambió su semblante a uno serio.
“¿Qué hombre pensaste que era?”, cuestionó mirando a Callie detenidamente.
“No quiero hablar contigo”.
“Te guste o no, tendrás que hacerlo”.
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