La esposa rebelde del árabe -
Capítulo 160
Capítulo 160:
“Ocho semanas, sin contrato prenupcial”
Anunció Ahmed con convicción.
“Me caso por amor y tengo la intención de que sea para toda la vida”.
Abdel y Azahara intercambiaron una mirada cómplice y asintieron, dando su consentimiento.
“En ocho semanas estarán uniéndose en matrimonio, que sea la voluntad de Alá y no la voluntad del hombre”, declaró Abdel.
La pareja se despidió y salió del salón, dejando a Abdel y Azahara solos en la inmensidad del comedor.
Abdel se volvió hacia Azahara y, con una voz que revelaba una emoción contenida, dijo:
“Cada uno de ellos ha elegido su camino, Azahara”.
En ese momento, Abdel se dio cuenta de que, contra todo pronóstico, había vuelto a enamorarse.
No de la juventud o la belleza efímera, sino del alma de Azahara, de su esencia, de todo lo que ella representaba.
Azahara tenía esa capacidad; eran sus pequeños detalles, sus atrevimientos como el de hoy, lo que la hacían única y especial.
Abdel se lamentaba por haber elegido mal a la mujer que tuvo a su lado durante tantos años, pero no se arrepentía de su pasado porque de él nacieron sus hijos, personas valiosas en su vida por las que no cambiaría nada, ni siquiera si tuviera la oportunidad.
Abdel aceptaba su pasado, amaba su presente y deseaba que su futuro estuviera lleno de paz, tranquilidad y amor.
Mientras tanto, Sienna, con el instinto protector de una madre gallina, buscaba hablar con Scarlett antes de su viaje a Abu Dabi al día siguiente.
Sabía que las cosas serían complicadas para su hermana, especialmente porque Jahir aún tenía una esposa legal, Anisa, a la espera de su retorno.
“Voy a esperarte en la habitación”, dijo Jahir al oído de Scarlett antes de dejarla a solas con Sienna. Una vez Jahir se fue, Sienna tomó de la mano a Scarlett y la llevó a una de las salas vacías.
“No sé cómo decírtelo”, comenzó Sienna con cautela.
Scarlett, sintiendo la seriedad del momento, invitó a su hermana a sentarse.
“Me gustaría que te quedaras con nosotros hasta que Jahir resuelva su situación legal con Anisa”, expresó Sienna con preocupación.
Sin embargo, Scarlett, mostrando una determinación más allá de su juventud, replicó:
“Y me sé defender, Sienna. Confío en que Jahir estará conmigo y no va a pasarme nada”.
La conversación entre las hermanas culminó con Scarlett prometiendo no guardar secretos y pedir ayuda si la necesitaba, sellando su conversación con un abrazo fuerte.
Regresando a su habitación, Jahir interrogó a Scarlett sobre su conversación con Sienna.
Al enterarse de la oferta de Sienna, Jahir sintió alivio al escuchar que Scarlett había decidido quedarse a su lado.
Él tenía planes para ella, planes que incluían presentarla ante su madre como su esposa y la madre de su futuro hijo.
“Tengo algo para ti”, dijo Jahir, rompiendo el silencio que se había instalado entre ellos.
Sacó una bolsa negra de su maleta y se la entregó a Scarlett.
Dentro, para sorpresa y emoción de Scarlett, estaban sus joyas, las que pensó que había perdido para siempre.
A pesar de que no todas fueron recuperadas, el gesto de Jahir conmovió profundamente a Scarlett, quien se lanzó a sus brazos en un gesto de gratitud y amor.
Jahir, acariciando su cabello y besando su coronilla, la abrazó, deseando haber podido encontrar cada pieza perdida.
“Esto es mucho, Jahir. Nunca tuve esperanzas de volver a verlas”, dijo ella.
Jahir era consciente del esfuerzo que había hecho para recuperar las joyas de Scarlett. Sabía que, para ella, el valor sentimental superaba con creces el material.
Con una sonrisa, respondió:
“Es mi placer”.
Esa noche, con la cabeza sobre el pecho de Jahir, Scarlett rogaba en silencio para que su relación pudiera superar cualquier obstáculo, para que su amor fuese lo suficientemente fuerte para afrontar lo que estaba por venir.
Al día siguiente, después del desayuno, llegó el momento de las despedidas. Scarlett, con un nudo en la garganta, se despidió de la Familia Rafiq y de Nayla, su amiga.
“Tienes que venir a visitarme”, le dijo a Nayla.
“Cuenta con ello, pero tú tienes que venir a mi boda”, respondió Nayla con un abrazo estilado occidental, lleno de cariño y un beso en la mejilla.
Sienna, la última en despedirse, mantenía esa preocupación por Scarlett, pero la joven le aseguró que se mantendrían en contacto.
“Llámame”, pidió Sienna.
“Lo haré apenas pise tierra”, prometió Scarlett, intentando aliviar la preocupación de su hermana.
Una vez en el aeropuerto, el vuelo privado les permitió despegar sin demoras.
Durante el viaje, los nervios comenzaron a apoderarse de Scarlett.
La posibilidad de ser rechazada o de no ser bienvenida en un lugar desconocido la inquietaba.
Jahir, percibiendo su nerviosismo, tomó su mano y trató de tranquilizarla.
“Mi madre está ansiosa por conocerte”, dijo Jahir, intentando distraerla de sus preocupaciones.
Sin embargo, la mención de Anisa, la otra esposa de Jahir, trajo consigo una nueva ola de inquietud.
“Vive en el palacio, espera mi regreso por las razones equivocadas”, explicó Jahir, prometiendo que pondría fin a ese matrimonio.
A pesar de la seriedad del asunto, Scarlett mantuvo su sentido del humor, ofreciéndose a ayudar a esconder el cuerpo en una broma que hizo reír a Jahir y cortar la tensión.
Al aterrizar en Abu Dabi y dirigirse al palacio de Jahir, Scarlett no pudo evitar maravillarse con la opulencia del lugar, un marcado contraste con el palacio de la Familia Rafiq.
Jahir la guió hacia el interior, donde una hermosa mujer, Kalila, la madre de Jahir, los esperaba.
La presentación de Scarlett como la nueva esposa de Jahir fue interrumpida abruptamente por la entrada de Anisa, quien demandó saber quién era esa mujer en su casa.
“Ella es Scarlett, la nueva esposa de Jahir”, anunció Kalila. Anisa, incrédula y claramente molesta, buscaba una explicación de Jahir, quien confirmó la noticia sin titubear, aunque omitiendo intencionalmente referirse a Scarlett como ‘nueva esposa’.
Anisa, desafiante y venenosa, trató de menospreciar a Scarlett, pero esta última no se dejó intimidar. Respondió con firmeza, declarando su seguridad en el amor de Jahir por ella.
El conflicto escaló rápidamente cuando Anisa, movida por la ira, intentó golpear a Scarlett.
Jahir, con una severidad que helaba la sangre, advirtió a Anisa:
“Ten mucho cuidado con lo que haces, Anisa, porque te juro por todo lo más sagrado de mi vida, que soy capaz de cortarte la mano”.
Anisa, sintiendo la presión en su muñeca y el peso de la amenaza, gimoteó, consciente de la seriedad de la situación.
“¿Cómo has sido capaz de hacerme esto?”, gruñó ella, el odio contenido en su voz como un veneno listo para ser liberado.
“Nunca te he mentido”
Refutó Jahir, su rabia igualada solo por la de Anisa.
.
.
.
Si encuentras algún error (contenido no estándar, redirecciones de anuncios, enlaces rotos, etc.), por favor avísanos para que podamos solucionarlo lo antes posible.
Reportar