La esposa rebelde del árabe -
Capítulo 154
Capítulo 154:
Sienna se dio cuenta de que Scarlett ya no era una niña y que debía permitirle vivir su vida, asegurándose de estar allí para ella.
El camino que Scarlett había elegido no era fácil, pero Sienna esperaba que el amor entre ella y Jahir fuera lo suficientemente fuerte para superar las pruebas que les esperaban y alcanzar la felicidad que tanto anhelaban.
“Le diré a Jahir que entre”, dijo Sienna, aceptando la situación.
Una vez que Sienna salió de la habitación, Jahir se levantó al verla.
“Si me lo preguntas, Jahir, habría deseado otro tipo de vida para mi hermana. Otro tipo de hombre y no porque tú seas malo, pero los dos sabemos que estás casado y que las cosas no son, ni serán sencillas”, expresó con serenidad.
Jahir, sorprendido por la calma de Sienna, no sabía cómo sentirse.
Confundido, entró a la habitación de Scarlett y allí se quedó por el resto de la noche y los días siguientes, hasta que ella fue dada de alta.
“¿Nadie vino para acompañarnos?”, preguntó Scarlett mientras Jahir empujaba su silla de ruedas hacia el estacionamiento del hospital.
“¿Te molesta que no hayan venido?”
Cuestionó Jahir, ralentizando el paso.
“Mmm, supongo que esperaba ver a Sienna”, murmuró Scarlett con un tono de tristeza.
Jahir contuvo su emoción para no arruinar la sorpresa que tenía preparada.
“Bueno, pero me tienes a mí, ¿Eso no cuenta?”, dijo, intentando sonar herido.
“No es eso, pero…”, comentó Scarlett.
“No lo pienses mucho, ellos deben tener una explicación para justificar no haber venido por ti”, la interrumpió Jahir al llegar al auto.
Después de ayudarla a subir al copiloto y asegurarse de que estuviera cómoda, Jahir condujo en silencio, reflexionando sobre cómo la ausencia de Sienna y Nayla había afectado a Scarlett.
A pesar de ello, estaba decidido a seguir adelante con el plan que había organizado.
Sienna comprendía la preocupación de Scarlett por su ausencia y la posible desaprobación de su relación con Jahir.
Aunque a Scarlett le preocupaba que Sienna no estuviera de acuerdo con su relación, recordaba que su hermana no había faltado ni un solo día a visitarla, y se preguntaba qué habría podido impedirle ir al hospital ese día.
Mientras se perdía en un mar de preguntas sin respuestas, Jahir anunció su llegada al destino con un tono jovial y alegre.
Scarlett no pudo evitar sonreír al darse cuenta de que no estaban en el estacionamiento de su edificio, sino en el hotel.
“¿Por qué me trajiste al ático?” preguntó, sorprendida por el cambio de planes.
Jahir respondió sencillamente que era el lugar donde vivirían a partir de ahora.
Scarlett, aunque abrumada por la rapidez de los acontecimientos, confiaba en Jahir y se dejó llevar por él hacia el ascensor privado.
La sorpresa fue aún mayor cuando las puertas del ascensor se abrieron y encontró a Sienna, Hassan, Nayla y Ahmed esperándola con una celebración íntima.
La cesta de comida y los suplementos prescritos por el médico eran solo parte de la bienvenida.
Las preocupaciones de Scarlett se disiparon de inmediato, y la felicidad llenó su corazón al sentirse tan querida y apoyada.
Tras la sorpresa, Jahir la llevó a la cama para descansar.
Scarlett, esperando tal vez un encuentro más íntimo, se sintió desilusionada con la ternura de Jahir, quien se limitó a un beso en la frente y le pidió que descansara.
Aunque confundida por su comportamiento y deseosa de más, Scarlett se quedó dormida.
Jahir aprovechó ese momento para hacer algunas llamadas y, una vez satisfecho con las noticias recibidas, se unió a Scarlett en la cama, abrazándola mientras también se entregaba al sueño.
En los días siguientes, la ausencia de Jahir fue notable, aunque Scarlett nunca estuvo sola gracias a la compañía constante de Sienna y Nayla.
Scarlett, ansiosa por entender qué estaba sucediendo, intentó presionar a Sienna para que le diera respuestas, pero Sienna se mantuvo firme, evitando revelar cualquier detalle sobre los movimientos de Jahir y asegurando que Hassan y Ahmed probablemente estarían ocupados con negocios importantes.
Sienna, intentando desviar la atención de Scarlett de Jahir, la animó a enfocarse en su bienestar y en la próxima cita médica.
Scarlett, tocando su v!entre ya notablemente más redondeado, comentó cómo su embarazo parecía hacerse más evidente ahora que era consciente de él.
Sienna, con un tono tranquilizador, le aseguró que era completamente normal que el bebé estuviera creciendo y que pronto sería aún más evidente.
La situación era diametralmente opuesta a la que vivían Fiona y Margaret en el Centro Correccional Metropolitano.
El contraste entre el calor del hogar y el frío de la prisión era palpable.
Mientras Scarlett era rodeada de amor y cuidados, Fiona y Margaret sufrían las consecuencias de sus acciones, enfrentando la dura realidad del encarcelamiento y la falta de protección.
Scarlett, rodeada de atención y cuidado, se permitió relajarse y disfrutar de la compañía de su familia, sin saber que Jahir había planeado una sorpresa especial para ella.
Scarlett se sentía inquieta.
A pesar de las afirmaciones de Sienna de que no había secretos entre ellas respecto al paradero de Jahir, algo no cuadraba.
“Dijiste que no habría secretos entre nosotras, Sienna, sin embargo, tengo la sensación de que no estás siendo sincera con el paradero de Jahir. Quiero saber qué es lo que está pasando”, expresó con firmeza.
Sienna trató de tranquilizarla.
“Pasa que estás pensando de más, Scarlett. No hay nada que te esté ocultando y nada grave”, insistió, pero Scarlett no estaba completamente convencida.
Tomó el vaso de jugo que Sienna le ofrecía, intentando distenderse.
Nayla se unió a ellas con algunos aperitivos y planteó la idea de una salida nocturna.
“¿No les parece una bonita noche para salir?”
La propuesta de una noche de chicas resonó en la sala.
Sienna bromeó sobre la ausencia de hombres en dicha salida, y Scarlett, aunque sin mucho entusiasmo, aceptó la idea.
La conversación derivó hacia los preparativos de la boda de Nayla, y mientras revisaban revistas en busca del vestido perfecto, Scarlett se encontró admirando un diseño que, si bien no era adecuado para Nayla, ella misma halló perfecto para sí.
‘Cuando me case’, pensó, mientras acariciaba la imagen en la revista.
El vestido de corte sencillo y adornado con piedras preciosas capturó su atención.
“¿Son amatistas?” preguntó, fascinada por la delicadeza de la decoración.
Sienna y Nayla se acercaron para ver el vestido por el que Scarlett había preguntado.
A pesar de que Scarlett pensó que Nayla no podría usarlo debido al escote, Nayla sugirió utilizar un hiyab para cubrirlo, aunque Scarlett no creía que fuera permitido.
Luego, Scarlett señaló otro vestido que le pareció perfecto para Nayla, el cual fue aceptado con entusiasmo.
La tarde pasó y cuando el reloj marcó las cinco, Sienna preguntó si seguirían adelante con la noche de chicas.
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