Capítulo 145:

Su corazón se aceleró y, sin importarle el sudor, se lanzó a sus brazos. Jahir la recibió con fuerza, pero sus ojos se encontraron con los de Nayla, y supo que estaba condenado.

Nayla, por su parte, se quedó petrificada al reconocer a Jahir Ahmed Rafiq.

Sabía que Scarlett desconocía la verdad y temía las consecuencias de revelarla. Se encontraba entre la espada y la pared, debatiéndose entre la lealtad y la honestidad.

“Scarlett, déjame presentarte a Jahir Ahmad, mi…” comentó Scarlett, pero se detuvo, incierta de cómo definir su relación con Jahir.

Nayla, captando la tensión, intervino con una pregunta que resonó en el aire.

“¿Novio?”

Su mirada fija en Jahir, esperando su reacción.

Scarlett, con una mezcla de duda y sorpresa, presentó a Jahir a su amiga.

“Jahir, te presento a Nayla Najdi, mi amiga” dijo con una sonrisa que no lograba ocultar su incertidumbre.

“Encantada de volverte a ver, Jahir” saludó Nayla, dejando de lado las formalidades que su estatus como Emir requeriría normalmente.

“¿Ya se conocían?” preguntó Scarlett, aún en los brazos de Jahir, cuya mano se cerraba con posesión sobre su cintura.

“Por supuesto, Jahir es el primo hermano de Hassan, tu cuñado” explicó Nayla, provocando que Scarlett abriera y cerrara la boca, incrédula ante la revelación.

Jahir confirmó su parentesco con Abdel Rafiq, y Scarlett, aún asimilando la noticia, preguntó si había visto a Sienna.

Jahir asintió, su cuerpo tenso por la presión de la mirada de Nayla.

Scarlett se sonrojó al saber que Sienna estaba al tanto de los problemas con su madre y las joyas robadas, algo que ella no había compartido para no preocuparla.

“¿Le hablaste de nuestra relación?” preguntó con ansias.

“No, Scarlett, no pude hablar con ella. Tomé el primer vuelo hacia ti después del juicio contra Anás” mintió Jahir, enviando una señal a Nayla con su mirada.

Scarlett se alegró de que no lo hubiera hecho, queriendo ser ella quien compartiera la noticia con su hermana.

Se excusó para darse un baño, dejando a Nayla y Jahir solos.

“¿No lo sabe verdad? Scarlett no sabe que tienes tres matrimonios sobre tus hombros, ¿No es así?” atacó Nayla en cuanto tuvo la oportunidad.

Jahir admitió que Scarlett no estaba al tanto y que él estaba divorciado de dos de sus esposas.

Nayla lo confrontó sobre las consecuencias de que Scarlett descubriera la verdad y lo acusó de no haber sido sincero.

“Me he enamorado de ella, Nayla”

Confesó Jahir en un susurro.

“Pero se ha enamorado de una mentira, Jahir. No le fuiste sincero” insistió Nayla, su voz elevándose con la emoción.

Jahir refutó, asegurando que solo con Scarlett había sido sincero y abierto de corazón.

Nayla, sin embargo, no se dejó convencer y le recordó que Sienna y su familia no aceptarían la poligamia.

Antes de que pudieran continuar, la llave de la ducha se cerró, y Nayla se alejó, dejando claro que no permitiría que Scarlett viviera engañada.

Cuando Scarlett regresó, preguntó sobre la conversación con Nayla, a lo que Jahir mintió, diciendo que no habían hablado de nada importante.

Scarlett propuso hablar durante el almuerzo, y Jahir, atrapado en sus emociones, solo pudo asentir.

Durante el almuerzo, la conversación giró hacia el juicio de Anás y las consecuencias para Azahara y Ahmed.

Nayla se sintió dividida, pero su lealtad hacia Scarlett pesaba más.

“Entonces, ¿Nayla puede regresar a Dubái?” preguntó Scarlett con esperanza.

“Lo idóneo será esperar”

Aconsejó Jahir, explicando que el Consejo estaba vigilando y que un regreso prematuro de Nayla podría levantar sospechas y dar lugar a que Anás exigiera reabrir el caso.

Scarlett se alegró por la libertad de Nayla, quien, a pesar de su sonrisa, no podía disfrutar plenamente del momento.

“Gracias, Jahir” susurró Nayla, sabiendo que al regresar a Dubái estaría bajo la protección de Abdel y que él sería quien buscaría un esposo para ella.

En su corazón, Nayla esperaba que Abdel le permitiera casarse con Ahmed y encontrar la felicidad que tanto anhelaba.

“Gracias” repitió, con un sentimiento de gratitud y una mirada llena de significado hacia Jahir.

“De nada, Nayla, los matrimonios por contrato no deberían ya de existir” musitó Jahir, compartiendo un sentimiento de solidaridad con ella.

Él, al igual que Nayla, no había tenido derecho a elegir, y su situación era aún más complicada: estaba obligado a proporcionar un heredero varón a su familia, algo que no había logrado y no pensaba hacer a menos que fuera con la mujer que realmente amaba, y ninguna de sus esposas había sido esa mujer.

“Yo…, yo no me siento bien” dijo Nayla, levantándose de su asiento con una súbita incomodidad.

“¿Quieres ir al hospital?” preguntó Scarlett, poniéndose de pie rápidamente, preocupada por el estado de su amiga.

“No, solo quiero descansar” musitó Nayla, su voz apenas un susurro.

Jahir entendió el mensaje implícito en las palabras de Nayla: era el momento de la verdad, tenía que revelar su secreto a Scarlett.

“Te llevo a casa” se ofreció Scarlett, dispuesta a acompañar a su amiga.

“No, tomaré un taxi, no estamos muy lejos”

Indicó Nayla, rechazando la oferta de Scarlett.

A pesar de la hesitación, Scarlett aceptó, entregándole las llaves del departamento y asegurándose de que Nayla tomara un taxi del servicio confiable del hotel.

Cuando Jahir y Scarlett quedaron solos en el ático, ella se lanzó a sus brazos con una libertad renovada.

“Te eché de menos” dijo Scarlett, su sonrisa iluminando la habitación.

Jahir tragó el nudo en su garganta antes de responder.

“También yo, Scarlett. No hubo un solo momento en que no pensara en ti, que no deseara estar contigo” dijo, acariciando su rostro y apartando los mechones rebeldes de su mejilla.

“Pero tus labios sonríen y tus ojos están tristes. ¿Qué sucedió?” preguntó Scarlett, notando la sombra de melancolía en su mirada.

“Scarlett” susurró Jahir, su voz cargada de una emoción que no podía ocultar.

“Tenemos que hablar” murmuró, tan bajo que casi no se escuchaba.

“¿Hablar?” repitió Scarlett, confundida, ya que no esperaba una conversación seria en ese momento.

“Sí, hay algo que debes saber, algo que no te dije antes”

Declaró Jahir, su expresión cambiando, ya no era el hombre que había partido de Nueva York.

“¿Qué pasa, Jahir? ¿Por qué ha cambiado tu voz?” preguntó Scarlett, el miedo comenzando a helarle la sangre.

“Te amo, Scarlett. Te amo como nunca he amado en mi vida, pero no soy perfecto. Te he mentido” susurró Jahir, luchando por contener las lágrimas.

“¿Me has mentido? ¿En qué me has mentido, Jahir?” preguntó Scarlett, las lágrimas asomando en sus ojos.

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