La esposa rebelde del árabe -
Capítulo 144
Capítulo 144:
Margaret, sin embargo, enfatizó con razón que conducir bajo la influencia del alcohol es ilegal. Scarlett sabía que no podía hacer nada más sin las placas del otro vehículo.
“Lo sé, pero ya pasó y estoy bien”, dijo Scarlett para cambiar de tema.
Pero Margaret notó un cambio en ella y comentó que había cambiado mucho.
Scarlett admitió que estaba pasando por una situación complicada debido a su madre, no por el ‘extranjero’.
Se dejó caer en una silla para ponerse al día con sus estudios.
Margaret, preocupada, preguntó si estaba bien.
“Sí, lo estoy. Tengo a una amiga viviendo conmigo y eso me ayuda”, mintió Scarlett para mostrarse estable.
Margaret preguntó celosamente sobre esta nueva amiga, a lo que Scarlett respondió que era de Dubái.
Margaret sugirió salir, pero Scarlett dijo que su amiga pasaba más tiempo en el departamento.
Con su espíritu festivo, Margaret propuso salir esa noche. Scarlett aceptó, pensando que le haría bien a ella y a Nayla divertirse un poco.
En Dubái, Ahmed Rafiq estaba ansioso por el juicio contra Anás. La ansiedad por Nayla lo consumía, aunque sus padres se negaban a revelar su paradero. Cuando le tocó hablar, Ahmed se enfrentó firmemente al consejo, evitando a Anás, cuya sola presencia le provocaba ira.
Ahmed declaró que había sido llamado al juicio sin razón y que la interrupción de sus negocios podría resultar en pérdidas millonarias.
Negó conocer el paradero de Nayla y enfatizó que la última vez que la vio fue en el Palacio Rafiq, después de que su padre la repudiara.
Anás, desesperado, acusó a Ahmed de mentir, pero fue silenciado por Jahir.
Ahmed acusó a Anás de maltratar a su madre y pidió que también fuera castigado por interferir en sus negocios y levantar falsos testimonios.
Con serenidad, Ahmed declaró que no había visto a Nayla desde que se marchó de Dubái.
El Sultán de Sharjah ordenó a Ahmed que se retirara.
Antes de salir de la sala, Ahmed le dedicó una mirada desafiante a Anás, dejando en claro que la disputa no había terminado.
La Familia Rafiq esperaba ansiosa el veredicto del consejo, con la esperanza de que liberara a Nayla del yugo de su padre.
Mientras tanto, en el palacio, Sienna, Callie, Amira, Jenna y Azahara esperaban impacientes.
Se habían reunido allí en apoyo a la familia, aunque no pudieran estar presentes en el juicio.
“Espero que todo salga bien y que Anás no quede en libertad”, dijo Azahara, sabiendo que de ser liberado no les dejaría vivir en paz.
Cuando las puertas se abrieron, las mujeres esperaban ansiosas la resolución.
“Anás ha sido condenado por maltrato, difamación contra Ahmed y nuestra familia”, anunció Abdel. También deberá pagar una suma considerable como compensación.
“No saldrá libre hasta pagarla, cosa que veo imposible”, agregó. Azahara se conmovió al escuchar la noticia.
“Nayla queda en libertad y solo obedecerá a mi padre”, anunció Ahmed, desatando la felicidad de todos. Su liberación del matrimonio forzado era motivo de celebración.
Ahmed se acercó a Jahir para agradecerle sinceramente por su ayuda.
“Este favor no lo olvidaré”, dijo estrechando su mano.
Jahir insistió en que no había nada que agradecer.
Abdel invitó a su sobrino a quedarse a comer.
Mientras esto ocurría, el celular de Sienna sonó.
Se disculpó y se alejó para atender la llamada. Era Jina, la ex empleada de Scarlett, quien le informó que Fiona le había robado las joyas a Scarlett e incluso cambió las cerraduras para no dejarla entrar. Sienna se molestó al pensar que su hermana no le había contado lo sucedido.
En la mesa, Sienna se mostró distraída, preocupada por Scarlett. Hassan notó su inquietud y la llevó aparte para preguntarle.
Sienna le contó la situación con su madre y su temor de que algo le pase a su hermana.
Cerca de ahí, Jahir escuchó sin querer la conversación.
Al escuchar el nombre de Scarlett, quedó impactado al descubrir que ella era la amiga árabe esperando a Nayla en Nueva York.
Pálido y conmocionado, dijo que debía irse.
Sienna se acercó y le pidió otro favor: cuidar de su hermana Scarlett en Nueva York, ya que por la restricción del consejo ellos no podían viajar. Jahir, conmocionado, se giró para hacer la pregunta más importante.
“¿Cómo se llama tu hermana?” preguntó Jahir, con una mezcla de ansiedad y curiosidad.
“Scarlett Mackenzie” respondió Sienna, sin imaginar el torbellino de emociones que su respuesta desataría en Jahir.
Al oír el nombre, Jahir sintió como si el suelo se desvaneciera bajo sus pies, no solo había descubierto la identidad de su Scarlett, sino que también se dio cuenta de que ella estaba sola y posiblemente en peligro en Nueva York.
“La mantendré segura”
Prometió con firmeza, antes de girar sobre sus talones y dirigirse al aeropuerto, su mente en una tormenta de pensamientos sobre confesar la verdad o mantenerla en secreto.
Mientras tanto, en Nueva York, Scarlett y Nayla habían dejado el departamento de Callie para instalarse en el ático de Jahir.
Después de pasar un par de noches disfrutando de la ciudad con Margaret, a quien Scarlett había pedido disculpas por haberla descuidado durante su tiempo con Jahir, se encontraban ahora contemplando la vista desde el balcón.
“Tiene una hermosa vista” comentó Nayla, admirando el paisaje urbano.
“No tan buena como en Burj Khalifa” replicó Scarlett con una sonrisa nostálgica.
“Nunca he estado allí”
Admitió Nayla, a lo que Scarlett, sirviendo un jugo para ambas, preguntó si había visitado a Jenna.
Nayla, con la cabeza gacha, confesó que Jenna aún no la había perdonado por una traición pasada.
Scarlett, sentándose junto a ella, quiso saber más, pero Nayla estaba reticente.
“En realidad no quiero darte motivos para odiarme” dijo Nayla, pero Scarlett la tranquilizó, asegurándole que no había razón para odiarla.
Nayla entonces reveló su papel en la relación entre Assim y Jenna, y cómo Assim había manipulado la amnesia de Hassan para su beneficio.
Nayla expresó su deseo de que su relación con Ahmed fuera tan intensa y verdadera como la de Hassan y Sienna, a lo que Scarlett respondió con optimismo, asegurándole que así sería.
Scarlett compartió su propio deseo de tener una relación como la de Sienna y Callie, donde se sintiera especial y amada cada día.
Las dos mujeres pasaron el resto del día entre charlas y risas, y después de una cena con Margaret, regresaron al hotel.
Exhaustas, Nayla se dejó caer en el sofá y Scarlett, extendiendo su mano, sugirió que era hora de ir a dormir, a pesar de la protesta de Nayla de que era domingo.
“Lo sé, pero quiero hacer ejercicio o toda la comida de estos días se me alojará donde no debe” bromeó Scarlett.
A la mañana siguiente, después de una sesión de ejercicio que dejó a ambas mujeres agotadas, regresaron al ático con la intención de ducharse y desayunar antes de volver a casa.
Sin embargo, esos planes se desvanecieron cuando Scarlett abrió la puerta y se encontró con Jahir parado en la sala.
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