La enfermera del CEO
Capítulo 99

Capítulo 99:

A los diez minutos, mi padre entra y saluda a Caleb con un abrazo.

Ahora que se ha pasado el susto, me doy cuenta de que él también estaba sumamente preocupado.

Con todo esto, incluso olvidé que hoy era mi cumpleaños.

Realmente no quiero recordar la mitad de este día, porque el comienzo había sido otra cosa muy diferente.

Dejo a Caleb bajo el cuidado de mi padre y me voy un rato al baño, creo que he estado tan pendiente de la cirugía que olvidé que tenía ganas de ir.

Salgo del cubículo y me acerco al lavabo para lavar mis manos y echarme algo de agua en la cara; de pronto, el brillo de la cadena de plata que cuelga de mi cuello me hace dirigir la vista ahí.

El collar de alas de ángel que me regaló, donde en medio se unen con un pequeño y brillante cristal.

Este regalo ha debido salirle muy costoso.

En otro momento lo hubiera justificado con que solo lo hizo porque es mi cumpleaños, pero después de ese intento de beso, sé bien que él también siente cosas por mí.

“¿Qué estoy haciendo?”, me pregunto a mí misma.

Seco mi rostro y las manos y me recuesto contra la pared del borde para calmar mis ideas un momento.

Lo lógico sería renunciar, pero no puedo darme el lujo de eso, necesito el dinero, en especial ahora que Caleb lo necesita.

Porque aunque él ha dicho que pagará todo, no puedo simplemente dejarlo hacer eso; le devolveré cada centavo y cada dólar que se gaste en mí o mi hijo.

Estoy atrapada entre la espada y la pared.

Porque sé que, aunque lo intente, no quiero alejarme de Alec.

Salgo del baño cuando mi celular vuelve a sonar.

El número me indica que se trata nuevamente de Liam. Es raro que pueda llamarme dos veces en un mismo día.

“Liam, ¿eres tú?”

“Sí, soy yo, baby, ¿Cómo está el niño? No te imaginas lo que tuve que hacer para conseguir volver a llamarte”.

“Está bien, ya salió de la operación y todo salió bien, por fortuna”.

“¡Uf! Qué bueno, estaba muy preocupado por Caleb”.

“Lo sé, lo siento, no debí decirte…”

“No, Mads, no puedes decir eso, no puedes ocultarme cosas para no preocuparme, ¿acaso estás haciendo eso?”

“No, no”

Niego.

A no ser que cuente el hecho de que ahora tengo sentimientos por el hombre que estoy cuidando y no sé qué hacer al respecto.

“Tengo que irme ya, solo me dieron cinco minutos. Te quiero Mads, pronto estaré a tu lado y ya no tendrás que pasar por esto sola”.

“Te quiero Liam”.

Soy la peor persona del mundo, ¿Cómo puedo estar haciéndole esto a un hombre tan maravilloso?

POV Alec

Es extraño estar dos días sin haber visto a Madison ni un minuto del día.

Le di el tiempo libre para que pudiera cuidar a su hijo, mientras Patrick la suple.

Sin embargo, ni siquiera ha vuelto a contestar mis mensajes.

Estoy bastante seguro de que me está evitando, y no es para menos después de lo que pasó entre nosotros el día de su cumpleaños.

Yo quería hablar con ella en ese mismo momento, por mucho que no fuese lo más apropiado dadas las circunstancias.

Ahora, con la cabeza fría, sigo pensando lo mismo que en ese momento. Madison me gusta, pero no es solo una simple atracción.

En mi corazón, siento que hay algo mucho más allá que todavía no estoy seguro de querer descifrar.

Odio admitir que Mason tenía razón. Me siento como un imbécil. Jennifer ha estado a mi lado desde hace muchos años, incluso se quedó a mi lado luego del accidente cuando no tenía ningún motivo para ello. A pesar de eso, estoy pensando que estoy atraído por otra mujer.

Pienso en esto mientras estoy

revisando los documentos de la empresa. Por mucho que haya vuelto, las cosas ya no van tan bien en Industrias Fairchild. Hay muchas pérdidas que no puedo explicar, los informes no me están cuadrando, y solo estoy comenzando a sospechar que se trata de algo interno. Voy a tener que convocar una reunión de emergencia con los directivos si quiero averiguar de qué se trata todo esto.

Patrick se encuentra sentado frente a mí, va mirando su celular y se ríe de rato en rato de algo gracioso que ve. En eso, Jennifer abre la puerta de sopetón y la azota contra la pared.

“Jen, amor, ¿Qué sucede?”, pregunto.

“¿Me puedes explicar qué significa todo esto?”, lanza varias facturas frente a mi escritorio. Patrick levanta la mirada y se pone de pie rápidamente, sale de la oficina sin que ella lo note. Quisiera que se quedara, pero sé que esto lo tengo que enfrentar solo.

Tomo las facturas y les doy una revisada por encima. Son gastos de mi tarjeta de crédito, es con lo que he estado pagando algunas cosas de Madison. No debería ponerme nervioso, es mi dinero después de todo, sin embargo, mi corazón golpetea en mi pecho y casi puedo escuchar su latido como en uno de esos cuentos de terror de Edgar Allan Poe.

“No es nada, no tienes de qué preocuparte”, intento tranquilizarla.

“¿Cómo que no tengo de qué preocuparme? Alec Fairchild, ¿Qué significan todos esos gastos? Facturas de clínicas, joyería, incluso el sueldo adelantado, ropa, zapatos. ¿Por qué estás gastando nuestro dinero en esas cosas?”

“Relájate, ¿Quieres? Han sido ayudas para Madison, nada más”, trato de explicar.

“¿La enfermera? No lo entiendo”, dice rrelamiéndose los labios.

Hace eso cada vez que está enojada.

“Ahora resulta que le has comprado un guardarropa y le pagas el hospital”.

“Su hijo se enfermó, ¿Lo olvidaste?», respondí con una mezcla de defensa y preocupación.

«No claro que no lo olvidé, lo que no sabía era que tú estabas corriendo con esos gastos», contesté tratando de justificar la situación.

«La cirugía era demasiado costosa y su seguro no lo cubría, eso es todo» intenté explicar con calma, aunque sentía que mi pulso se aceleraba.

«Pero para todo tienes una justificación, ¿No? Dime la verdad Alec, ¿estás gastando todo esto en ella? ¿Hay algo entre ustedes?»

Jennifer preguntó con una mirada penetrante que me hizo sentir incómodo. Traté de mantener la compostura, pero sabía que mi nerviosismo podría delatarme.

«¿De qué estás hablando, mujer? No hay nada entre ella y yo. Solo es una simple enfermera, me compadecí y ya. No hay necesidad de buscarle las cinco patas al gato» respondí intentando desviar la atención de la verdadera naturaleza de mis sentimientos hacia Madison.

«Dices eso, pero no es normal. Nunca te he visto preocuparte por ningún empleado de esa forma»

Jennifer replicó con firmeza.

No era la primera vez que la veía celosa de Madison, pero esta vez sus sospechas no eran del todo infundadas.

.

.

.

Consejo: Puedes usar las teclas de flecha izquierda y derecha del teclado para navegar entre capítulos.Toca el centro de la pantalla para mostrar las opciones de lectura.

Si encuentras algún error (contenido no estándar, redirecciones de anuncios, enlaces rotos, etc.), por favor avísanos para que podamos solucionarlo lo antes posible.

Reportar