La enfermera del CEO
Capítulo 93

Capítulo 93:

«Eso no puede ser,» digo en voz alta.

Tocan a la puerta de la oficina dos veces, con un grito de:

«Pase»

Doy el permiso para que entre sea quien sea.

Mason es el que se asoma.

Me saluda con su gran sonrisa al tiempo que estrecha mi mano.

«Alec, mi amigo, venía para que firmaras estos documentos,» dice poniendo unas carpetas en el escritorio.

«¿De qué se trata?», pregunto, mirando las carpetas con curiosidad.

«Oh, nada de importancia, unos presupuestos para reparar unos implementos de la maquinaria que extrae petróleo, nada que no haya revisado ya exhaustivamente. Solo tienes que firmarlos.»

«¿Se han dañado? ¿Por qué no me lo han reportado?»

Inquiero, frunciendo el ceño.

«Sí lo hicieron, me lo reportaron a mí.»

Tomo las carpetas, son demasiadas hojas para leer y no tengo tiempo, ni cabeza para ello.

Suspiro y me salto hasta el final de la hoja para firmar.

Le devuelvo los documentos una vez autorizados.

«La próxima vez, mejor dímelo a mí primero.»

» Solo quiero aminorar tu carga de trabajo, más de seis meses ausente de la empresa, no es fácil ponerse al día,» comenta Mason, tomando asiento frente a mí.

«¿Y tú cómo vas con tu empresa? Casi nunca veo que dejes el edificio,» pregunto, tratando de cambiar de tema y distraerme de mis propios pensamientos.

«Va todo tan excelente que no es necesario. Tengo un buen equipo de confianza. Además, estamos preparando ahora la nueva colección de invierno. Ya sabes que se viene la navidad.»

«Sí, lo sé, cierre de año, lo peor de todo,» respondo con un deje de sarcasmo.

Mason se echa a reír.

«Te noto algo distraído, ¿Sucede algo?»

«A decir verdad, sí. Hace mucho que no hablamos tú y yo. Mi vida ha cambiado demasiado desde el accidente,» confieso, sintiendo un peso salir de mis hombros al poder compartir mis preocupaciones con alguien.

«Lamento eso, no quise distanciarme.»

«No, es mi culpa. Yo alejé a todo el mundo, hasta a Jennifer. Y ahora no sé como traerla de vuelta a mí.»

«¿A qué te refieres?»

Indaga Mason, mostrando interés genuino en mi situación.

Principio del formulario

«Ella ha estado muy distante estos meses, como si ya no me soportara. No la culpo, de cierto modo yo me volví insoportable, ni yo mismo me aguantaba», le confieso a Mason mientras compartimos un momento en mi oficina.

«Debes darle tiempo, estoy seguro de que Jennifer te ama igual que el primer día. Aquí en la empresa no deja de hablar de ti y lo preocupada que está siempre por tu nueva condición», responde Mason, intentando consolarme.

«Sé que está preocupada por mí, es solo que expresa eso de una manera un poco extraña», reflexiono sobre la actitud distante de Jennifer.

«¿Por qué crees eso? ¿No estarás malinterpretando las señales?», cuestiona Mason, levantando una ceja ante mi expresión incrédula.

«¿Señales?», respondo, confundido.

«El otro día la vi muy molesta por tu cercanía con la enfermera guapa que contrataste», revela Mason, provocando mi risa ante la absurda situación.

«¿De qué hablas? Ella fue la que la contrató», aclaro, aún incrédulo.

«Sí, pero me dijo que pensaba que era lesbiana, y ahora resulta que no», agrega Mason, generando más risas entre nosotros.

«¿Y eso qué? ¿Está celosa?», me pregunta, haciendo que detenga mis risas y piense en la posibilidad.

Algo fugaz, por supuesto.

Una idea tonta que se me metió en la cabeza porque me confundí con sus intenciones.

Ahora sé que Madison no tiene sentimientos por mí y que solo puede y debe haber algo profesional entre nosotros.

«Tal vez le has dado motivos para que se ponga así. Vamos, no puedes negarme que ella es muy guapa», sugiere Mason, burlándose de la situación.

«¿Cómo puedes insinuar eso? Ella es solo mi enfermera»

Aseguro, tratando de disipar cualquier duda.

«Sí, y yo soy tu mejor amigo de hace muchos años, te conozco. Sé cuando una chica te gusta», afirma Mason, provocando mi tartamudeo y evasiva.

«¿Qué? Madison no… yo no…»

Trato de negar, pero mis palabras titubeantes revelan la verdad.

«Estabas igual cuando conociste a Jennifer», recuerda Mason, poniendo al descubierto mi confusión interna.

«Mason, ¿estás loco? Estoy casado, nunca podría serle infiel a Jennifer. Ella es mi esposa», defiendo mi lealtad.

«Ajá, pero Madison parece una chica dulce y hermosa. Vamos, sé sincero conmigo, ¿ella te gusta? Desde que la conociste siento que has vuelto a ser en parte el de antes»

Insiste Mason, provocando mi incomodidad mientras cambio de tema para evitar profundizar en esa conversación.

«Bueno, si tú lo dices, voy a creerte»

Acepto, pero la incomodidad persiste.

«Ya es tarde, debería volver a casa»

Sugiero para cambiar el rumbo de la conversación.

«¿Te acompaño?», ofrece Mason.

«No, Madison y Harry ya deben estar esperándome abajo», rechazo su oferta.

«Bueno, vamos hasta el ascensor. De todos modos, tengo que bajar por mi auto también», propone Mason, y juntos nos encaminamos hacia el elevador en un piso ya casi desierto.

«Por cierto, en unas semanas será el cumpleaños de mi abuelo, no pensaba ir, pero ahora sí. Dijo que podía invitar a quien quisiera, ¿te gustaría ir?», me invita Mason, cambiando el tono de la conversación hacia un evento más social.

«Claro que sí, tu abuelo siempre ha sido amable conmigo. No creo que le desagrade verme ahí. ¿Dónde será?»

“Pues, no te rías, pero se le metió la loca idea de hacer parapente. Así que imagino que será en una de las montañas cercanas a Austin», le comparto a Mason mientras abandonamos la oficina.

Mason intenta contener la risa, pero su incredulidad es evidente.

«¿Lo dices en serio?», pregunta incrédulo.

«Sí, ¿Vas a dejarlo hacer eso? El hombre tiene como setenta años», comenta, señalando la audacia de la idea.

«Setenta y cinco en realidad, y cumplirá setenta y seis», corrijo con una sonrisa.

«Es una locura, pero se la cumpliré para que me deje en paz», añado.

Llegamos al estacionamiento, y Madison me espera junto al auto.

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