La enfermera del CEO -
Capítulo 9
Capítulo 9:
No espero a que responda, levanto el teléfono de la casa y llamo a la cocina para que nos traigan el almuerzo aquí mismo, mientras seguimos trabajando.
La noto distraída, entonces recuerdo lo que la escuché hablar esta mañana.
«¿Le sucede algo? Parece con la mente en otro lado.»
«No señor, estoy aquí,» asegura.
«¿Está segura? Porque parece muy lejos de aquí. Puede contarme lo que le pasa.»
«No es nada, es solo que… estaba pensando que esta noche no tengo a dónde ir,» suelta de pronto.
«¿A qué se refiere?»
«Mi apartamento se inundó y no han podido arreglarlo, así que básicamente hoy dormiré en alguna banca del parque,» dice con una risita.
«Lamento mucho oír eso.»
«No, lamento distraerlo con mis problemas, no debería molestarlo con eso.»
«Yo pregunté,» refuto.
Madison baja la mirada.
Sus enormes pestañas y esas mejillas coloradas la hacen ver de una forma inocente y tierna, me da pesar tan solo imaginar que de verdad tenga que pasar la noche afuera.
«En ese caso, puede quedarse aquí esta noche,» sugiero.
«Mi esposa ni siquiera tiene que enterarse de ello.»
«Oh, pues… muchas gracias, se… Alec,» corrijo, pero no creo que sea apropiado.
«Lo que no es apropiado es que pases la noche en una banca del parque, o peor, durmiendo en una cama convertida en barco flotante,» contradice aguantando la risa.
«Aquí hay suficiente espacio para que se quede, mi esposa ni siquiera tiene que enterarse de ello.»
«Ah… no lo sé, es que…»
Debo reconocer que su propuesta es como una especie de milagro, una salvación a mi precaria situación. No puedo volver a Blanco, aunque me encantaría, pues tengo mucho tiempo sin ver a mi pequeño hijo, pero el viaje de ida y vuelta me queda demasiado lejos, tendría que salir en la madrugada para volver a estar aquí otra vez a las siete de la mañana.
Además, no tengo suficiente dinero, ya me he gastado mucho en los taxis para venir aquí, y lo poco que me queda es para aguantar el mes hasta el primer pago.
«No lo dude tanto, por favor acepte mi oferta. Le digo que, si le preocupa lo que diga mi esposa, ella no tiene por qué saberlo. Venga conmigo,» indico.
Empieza a empujar su silla de ruedas fuera del escritorio.
Mi impulso por ayudarlo me hace dar un paso en falso, pero la mirada que él me dirige de ‘puedo hacerlo solo’, me hace retroceder.
Me conduce por el pasillo hasta el otro lado de la casa.
Ni siquiera había visto esa zona antes.
Imagino que se trata del lado para los invitados. Atravesamos otra área de descanso y entonces me señala hacia una puerta blanca.
«Abra la puerta,» ordena.
Principio del formulario
Giro el pomo y me doy con la sorpresa de encontrar una gran habitación, con una cama que parece hecha por los dioses; estoy segura de que dormir ahí debe ser como acostarse sobre nubes esponjosas. Además de eso, tiene un closet, una mesa de noche, un mueble de un cuerpo color beige y en el piso una gran alfombra con un estampado como de cebra,
“Vaya, es muy bonito”, comento.
“Aquí puede quedarse a dormir hasta que solucionen su problema del departamento. Esta casa tiene tantas habitaciones, que, si se queda muy callada en las noches, le aseguro que mi esposa ni se dará por enterada”.
“Se… Alec, es usted muy amable, no sé qué decirle”.
“Solo diga que sí, y bueno, de más está decirle que solo es por el tiempo en que no tenga donde dormir”
“Por supuesto, no se preocupe por eso. Me iré apenas esté listo el departamento”.
“Por curiosidad, ¿Dónde se está quedando?”
“En un pequeño lugar, muy modesto, en la zona más económica de Austin”.
“Mmm”, murmura.
Ya imagino lo que debe pensar de mí, que soy una pobretona sin nada que ofrecer, pero no me importa.
Estoy aquí trabajando dignamente para sacar a mi hijo adelante y es todo lo que me importa,
Volvemos por el pasillo justo para cuando la esposa llega de vuelta del trabajo.
La mirada tensa que le da Alec cuando la ve llegar me hace pensar que algo extraño pasa.
Sin duda, la visita de ese accionista lo dejó pensando, y por lo que pude entrever de los documentos que estuvimos revisando, parece que tiene que ver con el dinero de la empresa.
No es que yo sepa demasiado de eso, pero tampoco soy tonta como para no darme cuenta.
“Hola cariño”, saluda él.
“Alec, ahora no tengo tiempo, debo alistarme para salir nuevamente.»
«¿Salir? ¿A dónde se supone que vas a irte ahora?»
«No pienso discutir esto contigo frente a la enfermera,» dice dándome una mirada de arriba abajo.
No digo ni una palabra y me retiro enseguida del lugar.
La verdad es que no tengo idea de dónde meterme.
Termino por entrar a la oficina donde estuvimos revisando los papeles, pero me doy cuenta del grave error que cometí, al escuchar los pasos de la mujer acercándose, seguido de la silla deslizándose por el piso.
«¡Ay no! ¿Qué hago ahora?», me pregunto en voz alta.
Veo una puerta en la esquina del lado derecho y entro sin pensármelo dos veces.
Resulta que se trata de un pequeño baño.
Solo ruego a Dios que no le vayan a dar ganas de hacer alguna necesidad aquí, o estaré perdida.
«Muy bien, aquí podemos hablar con privacidad,» comienza a decir Alec una vez que han entrado al despacho.
No puedo verlos, pero los escucho muy claramente.
Es inevitable para mí.
La mujer da un suspiro y parece taconear con uno de sus pies.
«Alec, ¿Qué es lo tan importante que tienes que decirme que no puede esperar hasta más tarde?»
«¿Qué es lo tan importante que tienes que hacer, que no puedes ni hablar conmigo? Ya casi ni te veo, vienes y te vas muy tarde, cuando ya me he quedado dormido, ¿Qué es lo que haces?»
«¿Perdón? ¿Acaso me estás reclamando algo? Me la paso todo el día gestionando tu empresa. Ahora mismo voy a una reunión de negocios con unos clientes importantes de la industria alimentaria.»
«Entonces, imagino que, si estás tan inmiscuida en eso, sabrás darme respuesta sobre estos documentos,» recrimina Alec.
Escucho que arroja una carpeta en la mesa, probablemente en la que estuvimos trabajando.
Hay una pausa silenciosa de un buen rato, imagino que mientras ella revisa los documentos con los que la están encarando.
No es mi intención escuchar todo esto, sin embargo, no puedo negar que es un chisme interesante.
¿Será verdad que la esposa le está robando?
Antes de saber cómo era Alec, creí que ella se había casado con un viejo millonario por dinero, pero luego de ver el atractivo y joven hombre que es, no creo que solo su dinero haya sido el motivo de esa unión.
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