La enfermera del CEO
Capítulo 88

Capítulo 88:

Estamos por llegar al auto, incluso logro divisarlo a lo lejos, cuando de pronto veo salir desde un bar a una chica rubia.

No le presto demasiada atención hasta que se gira y le veo el rostro. Me detengo en seco y siento que me pongo pálida y fría como una paleta de helado.

La reconozco perfectamente, es la tipa que había metido Jennifer aquella noche en la casa, la misma que acusé de ladrona, y que estuvo a punto de tomarle fotos comprometedoras a Alec para incriminarlo. La mujer de dudosa reputación.

Ella no me ha visto, y no sé qué es lo que toma control de mí, pero algo me impulsa sin que siquiera lo piense, a caminar hacia ella.

“Madison, ¿a dónde vas? El auto está por acá», señala Alec.

La chica vuelve a entrar al bar sin percatarse de nuestra presencia.

“Madison? ¿Estás bien? Parece que has visto a un fantasma», pregunta una vez más.

“¿Ah?»

“¿Qué sucede? Estás pálida», insiste.

Sacudo la cabeza y le sonrío, no puedo dejar que se dé cuenta de nada. Lo veo mirar hacia el bar, así que me doy la vuelta y lo llevo hacia el auto.

“Tienes razón, no sé qué pasó. Vamos al auto.

“¿Qué viste allá?», interroga.

“Oh, nada. Creí haber visto a alguien que conozco, pero me equivoqué».

Alec murmura, no creo que se haya tragado mi excusa rápida porque sé que soy muy mala mintiendo, pero al menos no vuelve a insistir.

Subimos al auto y Harry arranca, no sin antes apuntar mentalmente la dirección de aquel bar, porque sin duda alguna, tengo que volver.

Ahora que he visto a esa mujer, no puedo perder la oportunidad de abordarla.

Ella tal vez pueda decirme quién es el amante de Jennifer, o no lo sé, darme alguna explicación sobre lo que sucedió aquella noche.

Lo había olvidado desde que la esposa no volvió a hacer otra movida, aunque el hecho de que insistiese tanto en que viniéramos a ver a Patrick, a veces me hace pensar que lo dijo con la intención de que quizá Alec pesque un resfrío y empeore.

Volteo a mirarlo, él va distraído con su celular.

¿Será que debo decirle que su mujer no lo quiere y lo está engañando? No sé si podría romperle el corazón de esa manera.

POV Alec

Sé que Madison trató de pretender que no sucedía nada, sin embargo, su actitud cambió de forma radical cuando estábamos por llegar al auto.

Algo le llamó la atención en ese bar, solo, no pude determinar de qué se trataba. No le vuelvo a insistir en el tema, pero no soy tonto.

Debería dejarlo por la paz, después de todo, tal vez ni siquiera sea nada; el problema es que no puedo hacerlo.

Su manera de reaccionar me intriga demasiado.

Volvemos a la casa ya más tranquilos. Luego de haber visto a Patrick, puedo saber que al menos lo he ayudado en algo.

Ni bien entramos, no pasan ni cinco minutos cuando llaman a la puerta.

“¿Quién podrá ser?», me pregunto en voz alta.

“Voy a abrir», dice Madison.

Da la vuelta en el pasillo y a los pocos segundos escucho la voz de mi abuelo al fondo.

No puedo evitar girar los ojos con fastidio, la última vez que nos vimos no quedamos en los mejores términos.

Vienen hablando muy animados, el tono de voz de mi abuelo es tan fuerte, que escucho la conversación desde antes de que lo alcance a ver.

“Aquí siempre me tengo que aparecer sin invitación, porque si no, nadie se acuerda de mí”, comenta con una risotada.

Madison viene a su lado intentando aguantarse la risa.

“Abuelo, ¿Qué haces aquí?»

“Los dejaré solos», avisa Madison.

Sale de la habitación de inmediato, sin darme oportunidad para decirle que no me deje solo con este viejo loco.

“Vine a ver cómo sigues, ya que la última vez tu mujercita estaba a punto de echarte de tu propia casa.»

“Y luego te preguntas por qué no te mando una invitación a venir», ironizo.

“Así no te guste, tengo que protegerte a ti, y los intereses de esta familia, de la cual solo quedamos tú y yo. Hablando de eso, ¿No piensas tener hijos con tu esposa?»

Llevo una mano a mi frente y giro los ojos de tal forma que hasta él se da cuenta.

“No puede ser en serio tu pregunta.»

“¿Por qué no? Sé muy bien que el accidente no afectó tu capacidad reproductiva.»

“Abuelo, si has venido a molestarme con eso será mejor que…»

“Calma, no hay necesidad de echarme», interrumpe.

“No vine por eso.»

“¿A qué has venido entonces?»

Cuestiono de brazos cruzados.

“Veo que no lo recuerdas, así que simplemente te lo diré. Sabes que dentro de un mes es mi cumpleaños. Ya estoy viejo, no sé cuántos más me queden, así que quiero festejarlo contigo que eres mi familia.»

Relajo mi actitud defensiva por un momento.

Me da vergüenza admitir que sí lo había olvidado por completo.

Ahora que lo veo, mi abuelo y Madison tienen fechas de cumpleaños bastante cercanas. Ella cumple el veintitrés de octubre, y mi abuelo el quince de noviembre.

“¿Quién dice que no lo recuerdo?»

Finjo que no lo he olvidado solo porque no quiero darle la razón.

“Todavía falta mucho, ¿Por qué tendría que pensar en eso ahora?»

“Tienes razón, pero bueno, eso no es lo importante. Te lo aviso con tanto tiempo de anticipación porque será una celebración especial. Quiero hacerlo en la naturaleza, en lo alto de una montaña abierta donde además haré salto en parapente.»

Siento que estoy escuchando hablar a un adolescente.

No puedo evitar soltar una carcajada frente a él, quien me da una mirada de pocos amigos.

“Abuelo, ¿Qué estás diciendo?»

“No te rías, lo estoy diciendo en serio.»

“¿Parapente? ¿Una montaña? Enloqueciste, es la única explicación. A tu edad…»

“¡¿A mi edad?! Ni siquiera te atrevas a decir que estoy viejo para hacer esas cosas», responde claramente ofendido.

“Voy a hacerlo porque siempre fue mi sueño, y vas a estar ahí, te guste o no.»

“¿Eres consciente de lo que me pides? ¿Cómo esperas que llegue hasta la cima de una montaña? ¡Estoy inválido!», exclamo con más rabia de la que realmente tengo.

Es que lo que quiero hacer de verdad es morirme de la risa, pero no puedo pasar por alto que mi abuelo está pidiendo una barbaridad.

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