La enfermera del CEO
Capítulo 86

Capítulo 86:

«¿A dónde vas? ¿Qué hay ahí?», pregunto con curiosidad mientras observo a Madison tomar la bolsa.

«Pues me voy a mi…»

Se detiene repentinamente, como si recordara algo importante.

«Perdón, lo olvidé».

Su respuesta me deja intrigado.

Espero que complete la frase, pero en lugar de eso, menciona algo sobre devolver un vestido.

«¿Lo ves? Sí te pasa algo. Y no has contestado mi pregunta sobre la bolsa», señalo, tratando de entender lo que está sucediendo.

«Es el vestido que me diste para la gala. Lo estoy devolviendo», responde Madison, revelando el contenido de la bolsa.

«Madison, ese vestido es tuyo, no necesitas devolverlo», le digo con sinceridad, sorprendido por su gesto.

Sin embargo, ella insiste en devolverlo, argumentando que no deberíamos pasar la línea de profesionalismo entre nosotros.

Su comentario me toma desprevenido, y me doy cuenta de que tal vez ha interpretado mal nuestras interacciones.

«¿Acaso crees que eso está pasando entre nosotros?», cuestiono, desconcertado por su percepción.

Madison niega con la cabeza, aclarando que no se trata de eso.

Decido sugerir que se quede con el vestido como otro pago por haberme acompañado a la gala, pero ella permanece en silencio, reflexionando sobre mis palabras.

Finalmente, recuerda que debe pasar la noche allí y se disculpa por su distracción, mencionando que Caleb también está enfermo.

«¿También? ¿Es un virus o algo así?», pregunto, preocupado por su hijo.

«No, solo es dolor de estómago, y falta de ganas de ir al colegio», responde Madison, antes de dirigirse a la cama y apagar la lámpara.

Observo cómo se acomoda en la cama, dándome la espalda. Siento la tensión entre nosotros y me doy cuenta de que hay mucho en lo que debo reflexionar.

Mientras me sumerjo en mis pensamientos, me doy cuenta de que no la defendí adecuadamente durante la gala y me arrepiento de ello.

Reconozco que tal vez haya confundido nuestras interacciones y que mi percepción de una conexión más profunda podría ser errónea.

Cierro los ojos, tratando de dormir, pero su presencia cercana me desconcierta.

Finalmente, me despierto con su susurro cerca de mi rostro, indicándome que es hora de comenzar el día.

«No, tienes razón, debemos continuar», respondo, decidido a enfrentar mis miedos y avanzar en mi proceso de recuperación junto a Madison.

Pensar en ello me pone nervioso, pero no debo olvidar que confío en ella.

Luego de prepararme y estar listo para salir, nos reunimos con Jennifer en el comedor para tomar desayuno antes de cualquier cosa.

Por alguna razón, puedo sentir una tensión extraña entre las dos. Tomo mi café y busco romper el silencio incómodo que se ha formado, pero Jennifer se me adelanta.

“Entonces, Alec, ¿Irás a visitar a Patrick hoy? Porque puedo decirle a Harry que te lleve de inmediato”, explica.

“Ah… sí iré, pero más tarde”.

“Mmm, está bien. Te acompañaría, pero sabes que me enfermaría hasta con el más mínimo estornudo”.

“Lo sé”.

Madison resopla como si no se creyera lo que ha dicho mi esposa.

Jennifer hace como que no se ha dado cuenta, y la verdad es que no quisiera crear un conflicto entre ellas ahora que las cosas parecen estar calmadas; opto por quedarme en silencio y terminar el desayuno en paz.

Luego de eso, Jennifer dice que irá al estudio a hablar con su hermana a larga distancia mientras Madison y yo hacemos lo de la terapia del TEPT.

Me vuelve a llevar al mismo lugar de la otra vez, sin embargo, hoy ha traído una bolsa grande con ella, que deja en el suelo.

De ahí saca una manta, la plisa sobre el césped y me mira a los ojos con intensidad, le brillan como si estuviera ansiosa por hacer esto.

“Te pasaré al césped, ¿estás de acuerdo?”

“Sí, eso creo”, respondo jugando con mis manos.

“Tranquilo, no veremos fotos de perros”, previene.

«He decidido tomar otro enfoque, ya que el otro día me hablaste de tu experiencia cuando eras niño, ahora puedes hablarme de lo que pasó esa noche».

“Ya te conté lo que pasó esa noche”.

“Sí, pero ahondaremos más aún en ello, en cómo te sentías, en tu miedo. Y practicaremos una técnica de respiración para controlar tu ansiedad ante esos momentos”.

“¿Estás segura de lo que estás haciendo?”, cuestiono.

Ella enarca una ceja y me mira con cara de pocos amigos.

“Tú dijiste que solo permitirías que yo te ayudase, y eso es lo que estoy haciendo. ¿Ya no confías en mí?”, pregunta.

“Sí confío. Está bien, hagámoslo”.

Me deja sobre la manta en el césped y pone un par de almohadas que saca de la bolsa que trajo al principio.

“Muy bien, empecemos”.

Suspiro profundo.

Madison toma mis manos y todo mi razonamiento anterior desaparece.

La calidez de su piel sobre la mía produce que mi corazón palpite acelerado sin que pueda controlarme.

Ella cierra los ojos, y aprovecho eso para poder contemplarla con detalle.

La forma ovalada de su rostro, cómo el viento mece su cabello lacio y castaño hacia un lado, produciéndole cosquillas en las mejillas.

Su pecho sube y baja con suavidad, y sus labios ligeramente entre abiertos dejan escapar el aire que exhala.

Me concentro en esa parte de su rostro, rosados, carnosos y levemente húmedos.

“Debes contar hasta diez conmigo. Cada vez que te sientas ansioso, que creas que no puedes respirar y que el miedo te controle, debes pensar en tu lugar seguro, y contar hasta diez. Ese lugar puede ser una persona o un sitio”, explica con voz calmada.

Hago lo que me indica.

El problema es que cuando cierro los ojos, la única que viene a mi mente…

Es ella.Principio del formulario

POV Madison

Luego de terminar la primera sesión de terapia con Alec, planeada con las recomendaciones del psicólogo, nos encaminamos a la casa de Patrick.

No puedo mentirme a mí misma, por mucho que intente fingir que no pasa, cada vez que me conecto con él de alguna forma; como cuando tomé sus manos en el jardín de la casa; siento que mi corazón se acelera, el sudor nervioso me corre por la frente y mis mejillas se ponen tan rojas que podría freír un huevo en ellas.

Vamos en el auto en silencio. No sé por qué de pronto a Alec se le ha metido la idea de visitar a Patrick, como si de pronto le importasen otras personas además de él.

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