La enfermera del CEO
Capítulo 80

Capítulo 80:

“Espero que esto sirva para limar asperezas con tu esposa, nuestros últimos encuentros no han sido muy agradables. ¿Dónde está por cierto?”.

“Jen no pudo venir, está indispuesta”, explico.

“¿Y ella es…?”, pregunta mirando a Madison, que ha estado callada todo este rato a mi lado.

“Discúlpame, ella es Madison Jones, mi enfermera”, la presento también a Tyler.

“¡Oh!, Un gusto”, responde Tyler estrechando su mano.

“Gracias”, responde Madison estrechando la mano de Tyler.

“Bueno, Alec, pasa adelante, dona mucho, ya después podremos hablar de negocios. ¿Sabías que Diamond Company está en el puesto número dos del mercado actualmente?”, comenta Tyler.

“No, no suelo ver a los que están detrás de mí, lo siento”, respondo. Tyler resopla y sonríe de forma sínica.

“Mmm, deberías chequear esas listas, Fairchild”.

Otro ejecutivo lo llama, se despide con cortesía y me deja ahí, pensando en la burla implícita en sus palabras.

Volví hace casi nada a la empresa, y he tenido demasiado que revisar, no me he puesto a ver las posiciones en el mercado, de eso se ha encargado Jennifer.

Madison toma una copa que le ofrecen y mira a todos lados, parece un pez fuera del agua.

“¿Qué ibas a decirme antes de que llegara Tyler?”, me pregunta Madison.

“No puedo creer que hayas usado tu discapacidad para eludirlos. Creo recordar que una vez me dijiste que nunca te aprovecharías de eso”, dice intentando no reír.

“Esto era de vida o muerte”, respondo.

Madison suelta una gran carcajada, su sonrisa ilumina todo su rostro, ella en verdad es un ángel. Verla sonreír así hace que quiera gritar a los cuatro vientos una verdad que vengo intentando callar dentro de mí desde hace un tiempo…

Ella me gusta.

Principio del formulario

POV Madison

La forma en la que Alec me mira hace que mi corazón se paralice.

Desde que llegamos a la fiesta, puedo notar una cierta tensión entre los dos, como si estuviese por decirme algo que podría cambiar drásticamente nuestra relación.

Una parte de mí se muere por escucharlo, pero la otra prefiere que las cosas se mantengan tal como están. Si lo que siento de parte de él se parece siquiera un poco a lo que creo, entonces no habría vuelta atrás.

Es por eso que estoy haciendo lo posible por evitar quedarnos a solas.

Acompaño a Alec mientras habla con algunos empresarios reconocidos, y otros que no he escuchado ni los nombres, pero al parecer son gente de mucho dinero.

Ya me he tomado tres copas de vino.

Necesito calmar estos pensamientos absurdos de mi mente. Yo nunca he sido de esa clase de mujeres a las que no le importa engañar.

Si estoy con alguien, debo mantenerme fiel a esa persona, y ese es Liam.

Sin embargo, no puedo dejar de pensar lo bien que se ve Alec en ese traje de gala. Resalta de forma perfecta con sus ojos verdes y ese cabello lacio y largo que ahora lleva recogido en un moño elegante.

“¿Disfrutando la fiesta?”, pregunta el amigo de Alec, el tal Tyler, sorprendiéndome de espaldas.

“¿Ah? Sí, gracias”, respondo con una sonrisa.

“¿Tienes mucho tiempo cuidándolo?”, pregunta alzando un poco la voz debido a la música.

Todavía falta un poco para que comience el evento principal que anunciará todo lo donado.

Por todo el lugar hay una especie de ‘puntos solidarios’, donde la gente va poniendo la cantidad a donar.

Puede ser anónimo o no.

“Casi tres meses”, respondo.

“Acompáñeme a otro lugar, aquí la música está demasiado fuerte”, sugiere Tyler.

Asiento y dejo que me conduzca a una especie de jardín trasero, iluminado muy bellamente con luces led.

El lugar tiene una jardinería exquisita, ojalá tuviera el mismo ojo para decorar mi casa así.

Alec no se da cuenta de que me voy, y yo tampoco le aviso.

No sé qué quiera decirme este hombre; me parece que es un rival de negocios.

Me quedo de pie esperando que hable primero.

“¿Qué quería decirme?”, indago.

“Eres Madison, ¿Cierto?”

Asiento.

“¿Te gustaría ganarte un poco más de dinero extra?”

“¿Ah? No entiendo de qué se trata su pregunta”, respondo con toda la sinceridad posible.

“Tan solo se trata de una propuesta”, responde, acercándose a mí y sacando del bolsillo interno de su saco una chequera.

Anota en ella una cifra y me la entrega.

Tomo el papel con duda, al voltearlo, no consigo disimular el asombro; la cifra es tan grande que nunca había visto tantos ceros juntos.

Le devuelvo el papel de inmediato.

“Disculpe, no sé que le ha hecho pensar que yo soy ese tipo de mujer”, expreso.

Él suelta una carcajada y niega rápidamente con la cabeza.

“No por favor, no malinterprete la situación, no es eso lo que estoy buscando. Ese cheque será suyo si puede darme información sobre Alec Fairchild”, susurra, sujetando mi mano.

Primero pensé que se trataba de que buscaba una noche de pasión conmigo, pero esto es mucho peor que eso.

Doy un paso atrás y lo miro con seriedad.

“No sé qué pude haber hecho para hacerlo pensar que yo podría hacer algo así”, espeto.

“¡Vamos! Todos tienen un precio, incluso puedo darle un cheque en blanco para que llene la cantidad que quiera. Todo lo que tiene que hacer es darme un poco de información personal, algo que nadie sepa”, insiste.

Lo primero que se me viene a la cabeza es lo que me contó esta misma tarde, el trauma de su infancia.

“Lo lamento señor, pero se ha equivocado terriblemente conmigo”, respondo.

Me sujeto el vestido de las piernas para poder caminar más rápido y alejarme de ahí, pero el hombre me toma de la muñeca con fuerza.

Levanto la cara para encararlo.

“¿Madison? ¿Tyler? ¿Qué sucede aquí?”, pregunta Alec desde la puerta.

Sin darme cuenta un suspiro de alivio escapa de mí.

Realmente comenzaba a preocuparme cuando este tipo me agarró de esa manera. Al darse cuenta de que ya no estamos solos, me suelta con brusquedad.

“Alec, mi amigo, a tus empleados le hacen falta algo de modales”, comenta Tyler.

“¿Disculpa?”

Cuestiona Alec con mal tono.

“Cuando no estás, se vuelven muy insolentes, ¿acaso no sabes que esta clase de eventos no son lugar para ellos?”

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