La enfermera del CEO -
Capítulo 68
Capítulo 68:
“Con una condición.»
“¿Cuál?», pregunta levantando una ceja.
“Debes ir a terapia, tienes que superar este miedo a los perros. ¿Sabes cuánto tiempo podrás estar sin tener que toparte con uno? Hay perros en todos lados.»
“Hasta ahora los he evitado bastante bien.»
“¿Y piensas quedarte encerrado en tu casa para siempre? Así no verás a ninguno.»
Él voltea la cara otra vez.
Si de verdad quiere que me quede, tendrá que aceptar, porque no voy a ceder.
“Está bien, iré a terapia.»
“¿En serio?
“Siempre y cuando, vengas conmigo a las sesiones.»
“Sabes que tengo que ir de todas formas»
Refuto con una sonrisa.
Él aprieta mi mano con fuerza y también sonríe.
“Es solo para asegurarme de que te quedarás», susurra.
Su mano cálida sosteniendo la mía me hace sentir una extraña cercanía que no había experimentado antes.
Alec se queda mirándome a los ojos y de pronto levanta una mano hacia mi mejilla.
Mi corazón se acelera como si estuviera en una carrera de caballos, tamborilea tan fuerte dentro de mi pecho que siento que se saldrá en cualquier momento.
¿Qué es lo que hará?
Siento que mis mejillas se sonrojan, mientras su mano se acerca cada vez más.
Parpadeo varias veces, sus dedos tocan mi cabello y jalan algo de entre las hebras.
“Tenías una basurita en el cabello», murmura.
Carraspeo la garganta y me levanto como un resorte de la cama. Escondo el cabello que ha sacado por detrás de mi oreja y no lo miro más.
¿Por qué Alec me provoca estas cosas?
Esto no debería estar pasando, es un error.
Retomo mi trabajo en silencio, él no dice nada más, pero noto su mirada intensa sobre mí en todo momento.
“Por cierto, Patrick me dijo que si podías cambiarme la sonda”.
“¿Otra vez se le olvidó?”
“Tuvo que salir apresurado, creo que está teniendo problemas en el hospital”.
“¿Quiere que yo lo haga?,» pregunto con duda.
Esa es la única cosa que él no me ha dejado hacer en ningún momento, porque implicaría que tengo que ver y tocar su virilidad.
No sé si estoy preparada para eso.
Se demora en responder más de lo usual, hasta que al fin dice:
“Mmmm, no, creo que mejor no.»
Suspiro con alivio, eso habría sido demasiado incómodo, aunque no debería ser así.
“¿Qué desea hacer hoy entonces?”
“Quiero ir a la empresa. Creo que es momento de volver del todo”.
“¿De verdad? ¡Eso es fantástico! Si es así, entonces debe arreglarse muy bien.
“Siempre que no te metas a la bañera conmigo, yo no me opongo», bromea echándose a reír.
“No va a olvidarlo, ¿Verdad?
“No, será una anécdota para recordar a mis sobrinos cuando sea viejo» asegura.
Entendido, voy a unir los párrafos respetando los diálogos y manteniendo la coherencia:
«Eso me recuerda a la conversación que escuché con su esposa mencionando a los sobrinos. No podía preguntarle sobre eso, pero ahora que los ha mencionado puedo hacerlo.”
«¿Sobrinos? No sabía que tenía”.
«Eso es porque nunca están aquí. Viven bastante lejos, en Reino Unido.
«¿Son los sobrinos de su esposa?”
«Sí, ella tiene una hermana con dos hijos. Está casada y hace tres años se mudó al Reino Unido, desde entonces solo estamos ella y yo aquí”.
«No le digo nada mientras lo bajo de la cama para llevarlo a la ducha. Como he hecho las otras veces, lo ayudo a desvestirse sin mirar a donde no debo, lo dejo en ropa interior y empiezo a echar el agua por su cuerpo en la bañera”.
«¿Tú tienes hermanos?”, indaga.
«No, soy hija única. Mi madre murió cuando yo tenía siete años. La misma edad de Caleb. No me imaginaría qué le pasaría si yo muriese”.
«Lamento escuchar eso. Sé muy bien lo que se siente perder a un padre, yo perdí a los míos en un accidente de auto cuando tenía veinticuatro años, y todavía los extraño y los necesito como si fuera un crío.»
Es la primera vez que Alec me cuenta sobre sus padres. Ya sabía que habían fallecido, pero no sabía cómo.
«Lo lamento”.
«Te diría que ya no duele, pero estaría mintiendo”.
Paso el jabón por su cuerpo, su pecho marcado y musculoso. Hay ligeros vellos en su piel que me hacen cosquillas cuando lo acaricio. Me detengo en la zona de su corazón, que palpita acelerado.
Levanto la vista a sus ojos, Alec me está mirando fijamente otra vez.
¿Por qué hace eso?
Y más importante aún, ¿Por qué eso me pone nerviosa?
«Siempre va a doler, no importa si tienes siete o veinticuatro”, musito.
«¿Te puedo hacer una pregunta personal?”
«¿Más personal que la muerte de mi madre?”, pregunto enarcando una ceja.
Dejo el jabón a un lado y vuelvo a echarle agua tibia sobre el cuerpo.
«No tienes que responder si no quieres”.
«Está bien, pregunta”.
«¿Es serio lo tuyo con Liam?”
Lo miro con desconcierto ante la pregunta, ¿Por qué de pronto quiere saber eso?
«Ah…”
«Es solo curiosidad”
Aclara rápidamente.
«Bueno, en realidad sí lo es. Liam no es solo mi novio, estamos comprometidos”.
«¡Oh! Felicidades”, contesta con una media sonrisa.
«Gracias”.
.
.
.
Si encuentras algún error (contenido no estándar, redirecciones de anuncios, enlaces rotos, etc.), por favor avísanos para que podamos solucionarlo lo antes posible.
Reportar