La enfermera del CEO
Capítulo 59

Capítulo 59:

«Alec, ¿Puedo preguntarte algo?»

Se detiene y camina hasta quedar frente a mí, se agacha a mi altura y me mira directamente a los ojos.

Mi corazón se acelera como un loco.

Siento que de alguna forma ella me controla.

«¿Qué?»

«¿Confías en mí?»

Antes le hubiera dicho que no sin dudar, pero ahora…

POV Madison

Es el hombre más terco que he conocido jamás.

Ese día en el hospital se molestó conmigo, tanto, que estuvo incluso al punto de mandarme a la mismísima mier…

«Madison, ¿Qué piensas?», pregunta mi padre.

Esta noche me encuentro con ellos.

Le pedí el día libre a Alec porque mañana es un día importante.

Es catorce de septiembre, y además, el cumpleaños de mi hijo.

«En nada papá.»

En realidad, no he podido sacar las palabras del psicólogo de Alec de mi cabeza.

«Es un hombre muy dañado emocionalmente. Mientras se rehúse a atenderse por terapia no puedo hacer nada. Sé que esa no es su área de estudio así que no le pediré que le haga un tratamiento psicológico, pero puede ayudarlo, tal vez intentando convencerlo de verme, a mí o a cualquier otro. Vigílelo, podría tener un problema más grande de raíz», dice mi padre.

El psicólogo no me iba a decir de qué se trataban sus problemas, así que la curiosidad de aquel día de leer su informe clínico me volvió de nuevo.

¿Qué tan dañado podría estar como para que el doctor me dijese eso?

Solo puedo pensar en los peores escenarios posibles, y lo más trágico de todo, es que no puedo hacer nada directamente; Alec me mataría si le dijese algo sobre eso.

No olvido que la última vez casi me despide.

Así que, si deseo llegar a él de alguna manera, tengo que ser discreta.

«Mami, ¿Vamos a invitar al señor Farfarchil?», pregunta Caleb.

«No hijo, el señor Fairchild tiene cosas que hacer en su empresa y no puede venir», respondo.

Caleb hace un puchero de disgusto.

Entonces añado:

«Pero Liam llamará hoy.»

«¿De verdad?»

El entusiasmo en su entonación me indica que ya se le ha pasado el disgusto por lo de Alec.

«Así es, y llamará más temprano, por lo del horario. De hecho, debería estar por hacerlo ahora.»

Me apresuro a encender la computadora e iniciar el programa de videollamada, mientras mi padre y Caleb se preparan.

Aquí apenas son las nueve de la noche, pero en Irak ya son las ocho de la mañana del día siguiente.

Espero paciente a que él llame.

No pasa mucho tiempo cuando la llamada entra.

Contesto con el corazón latiéndome a toda velocidad.

Liam se ve mucho mejor que la otra vez, lleva puesto su uniforme impoluto, y una gran sonrisa adorna su rostro.

«¡Ey baby! ¿Cómo estás?», pregunta con entusiasmo.

«Liam, estoy bien, te he extrañado mucho, ¿Cómo están las cosas por allá?»

«Pues bien, en realidad. Solo estoy ansioso por terminar este servicio de una vez», agrega eso último en un susurro.

«Mami, ¿ya puedo verlo?», me dice Caleb jalando mi vestido.

«¿Dónde está el cumpleañero?»

Indaga Liam.

Cargo a mi hijo en las piernas.

Al verlo, comienza a saludarlo efusivamente con la mano.

«¡Hola Liam! ¡Mañana es mi cumpleaños!»

«¿Te cuento algo increíble? Aquí ya es mañana, así que técnicamente ya es tu cumpleaños.»

«¡Wow!, es como viajar en el tiempo», exclama con asombro.

Los cuatro nos echamos a reír de las expresiones de mi pequeño hijo.

Mi padre se asoma en la cámara y también lo saluda con emoción.

«Señor Beau, ¿Cómo están las cosas por allá? Madison no quiere contarme nada, ha estado diciendo que todo está bien.»

“Te aseguro muchacho, que no miente. Estos meses ha estado teniendo un buen ingreso. Ya pagamos las deudas y estamos reconstruyendo la cosecha e incluso la granja.»

«¡Qué bien! Le confieso que extraño sus asados.»

«Cuando vuelvas te prepararé uno especial.»

Mi padre se despide luego de eso y me deja a solas con Liam.

Caleb protesta porque no quiere irse, pero lo convence diciéndole que debe estar fresco para el día de su fiesta.

«¿De verdad estás bien?», me pregunta cuando estamos a solas.

«Sí, algo cansada, pero sí.»

«Ese trabajo del que habla tu padre, ¿es el hombre de negocios que tienes que cuidar?»

«Sí, es el mismo.»

«Me parece curioso que te paguen tanto solo por cambiarle los pañales,» comenta con una risa.

«¡Liam!», reprendo.

«No te expreses así de mi paciente por favor. Y yo no hago tal cosa.»

«Con mayor razón, debes tener cuidado, ese tipo de gente rica siempre aparenta querer algo y luego resulta que pretendían algo totalmente diferente.»

Desestimo su advertencia en cuanto me la dice.

¿Qué podría querer Alec además de alguien que lo cuide?

Es obvio que mi prometido está exagerando por miedo a no saber con exactitud lo que ocurre acá.

«Despreocúpate Liam. No hay segundas intenciones en Alec.»

«¿Así se llama?»

«¿No te pondrás celoso por él o sí?»

Cuestiono enarcando una ceja.

«Por supuesto que no baby, confío en ti plenamente. Dentro de diez meses volveré y nos casaremos como habíamos dicho.»

Liam me sonríe y manda un beso al aire.

Hablamos un rato más hasta que él tiene que irse.

Me parece gracioso que pueda sentirse amenazado por él de alguna forma.

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