La enfermera del CEO -
Capítulo 55
Capítulo 55:
“¿Qué? ¿Por qué?»
“Ya Mason y tú han hecho suficiente por mí, es hora de que vuelva a tomar las riendas de Industrias Fairchild.»
“Amm, bueno, está bien mi amor, si eso es lo que deseas.»
Me regala una gran sonrisa y me da un suave beso en la frente.
“¿Estás bien?» indago.
“Sí, lo estoy, no te preocupes.»
Se pone de pie y me rodea, toma aire y dice:
“Pensándolo bien, ¿Sabes qué? Creo que sí podrías dormir conmigo esta noche, tal vez podríamos intentar…»
Me mira con una sonrisa pícara.
Lleva una bata de seda que le cubre el cuerpo, aunque grandes partes de piel desnuda están expuestas.
Jennifer es una mujer hermosa, cualquier hombre se sentiría dichoso de tenerla al lado.
Sonrío ante la picardía de su insinuación. Hace tanto que no la toco de esa manera, la he descuidado demasiado.
Me acerco con la silla al borde de la cama y hago un gran esfuerzo con mis manos para pasarme.
Lo correcto habría sido llamar a Patrick para que me ayudase, pero creo que eso arruinaría el momento.
Logro hacerlo, aunque con mucha dificultad, mientras ella modela frente a mí, quitándose las prendas.
Se sube a mi regazo y empieza a besar mi cuello y mi mejilla hasta llegar a mis labios.
Enredo mis dedos en su cabello y fundo su boca con la mía en un beso intenso.
Mi corazón se agita, sin embargo, a pesar de que la deseo, sé que quiero estar con ella, pero allá abajo simplemente no hay ninguna reacción.
Trato de no pensar en eso y tan solo dejarme llevar por el momento.
Jennifer comienza a quitarme la camisa y acaricia mi cuerpo, cuando baja sus manos hacia la bragueta de mi pantalón, se da cuenta de que no sucede nada.
Lo ignora, y trata de volver a la tarea de excitarme, aunque sea un poco.
Tomo sus mejillas y la beso con intensidad, y de pronto, sin ningún tipo de control de mi parte, la cara de Madison viene a mi mente como un flash.
¿Por qué estoy pensando en Madison en este momento?
Sacudo suavemente mi cabeza, pero ya no puedo, es imposible dejar de pensar en ella.
Aparto la cara hacia un lado.
Es curioso que Jen hablara de la infidelidad, y yo esté aquí pensando en otra mujer cuando ella me toca.
Suspira cuando entiende que no sucederá nada esta noche.
Se echa hacia atrás y me mira con mala cara.
“Lo siento», susurro.
“No entiendo qué sucede, ¿ya no me deseas?», pregunta.
Se baja de mis piernas y se sienta a un lado.
Es obvio que está molesta.
“Claro que te deseo, es solo que, desde el accidente yo no…”
Eso es una gran mentira, porque Madison había conseguido despertarme aquella vez.
Por supuesto, sin ninguna intención.
Creí que estaba ‘curado’ de alguna forma, pero veo que no.
Quizá ese día fue una rareza, algo que no me volverá a pasar.
“Alec, te he esperado por siete meses, he sido paciente contigo, pero no sé si pueda soportarlo más.»
“¿Qué quieres decir?»
“Siento que ya no eres mi esposo, que solo somos dos personas que viven bajo el mismo techo y ya.»
Su voz se quiebra, y parece que unas lágrimas amenazan con escaparse.
“Lo siento Jen, pero no es justo que me presiones de esta forma, sabes que esto cambió mi vida para siempre. No, de hecho, nuestras vidas”
“Por eso es mejor que no vayas a la empresa. Siete meses claramente no son suficientes para recuperarte, ¿Qué crees que pasará si vas y te sobre esfuerzas? No podrás recuperarte nunca”
“Jen, sabes que no voy a volver a caminar, ¿Verdad?”
“Lo sé, pero con el tiempo, podrías tener una nueva normalidad, eso no pasará si te vuelves a lastimar. Quizá por eso no se levanta…”, especula encogiéndose de brazos.
Tal vez ella tenga razón, pero estoy harto de quedarme encerrado como si tuviera que ocultar mi condición.
“Solo estoy tratando de cuidar de ti, lo sabes, ¿Verdad?”
Acaricia mi rostro, pasa sus dedos por mi barba.
“Gracias Jen, te amo”.
No sé de qué se trata, pero he sentido eso último como algo vacío, mis emociones no están nada bien.
“Y yo a ti”, responde.
“Le diré a Patrick que venga por ti”.
“Creí que al menos podríamos dormir juntos esta noche”.
¿Qué me pasa?
¿Por qué siento que debo estarle mendigando si quiera un poco de atención a mi esposa?
Ella dice que me ama, pero sus actitudes no me demuestran eso.
“Mmm, es cierto, no sé en qué estaba pensando”.
Se echa a reír y se da una palmada suave en la frente.
Me ayuda a acomodarme en la cama y me cubre hasta la mitad del pecho con cuidado.
Luego ella se arropa de la misma manera y apaga la luz de la habitación.
Me da la espalda y en poco tiempo se queda dormida.
Yo en cambio, no puedo conciliar el sueño de ninguna manera.
Ya nada volverá a ser lo mismo nunca más, sin importar lo mucho que lo intente.
No me extrañaría si ella en cualquier momento me pide el divorcio, es claro que solo está a mi lado por compromiso o lástima.
Ahí en la oscuridad de la habitación.
Mi mente comienza a darle vueltas a muchas cosas.
Madison es una de las primeras que se aparece en mi mente.
Ella insiste en que me haga la terapia de estimulación.
Tal vez tenga razón y con eso pueda recuperar mis piernas, mi vida de antes.
Besos húmedos que recorren mi cuello y mi pecho me despiertan.
Sonrío con los ojos cerrados, el roce de sus labios me causa cosquillas.
Sus caricias me provocan una corriente de placer que llega hasta lo más bajo de mi entrepierna.
“Eso me gusta”, susurro.
Ella no dice nada, sube hasta mi oreja y chupa suavemente mi lóbulo, lo que me causa un
estremecimiento. Continúo con los ojos cerrados, mientras busco sus labios con desesperación.
Su lengua y la mía se juntan en un baile de deseo y anhelo que no había sentido antes.
.
.
.
Si encuentras algún error (contenido no estándar, redirecciones de anuncios, enlaces rotos, etc.), por favor avísanos para que podamos solucionarlo lo antes posible.
Reportar