La enfermera del CEO -
Capítulo 54
Capítulo 54:
Se me hace raro esta extraña curiosidad por saber más sobre Liam, solo espero que de verdad mantenga su promesa de no decirle nada a su mujer.
“Está en Irak, pero la ubicación exacta la desconozco, no puede decírmela.»
“Claro, debí suponerlo.»
No hace ningún comentario más después de eso, pero detecto algo de incomodidad de su parte al respecto.
Al poco rato, Harry vuelve con la camioneta.
“Ha sido un gusto pasar el día con ustedes», le dice a mi padre y a mi hijo.
“¿Ya se tiene que ir?», pregunta Alec con tono de decepción.
No entiendo por qué de pronto le tiene tanto aprecio a este hombre.
“Sí, pero no te preocupes, nos veremos muy pronto», consuela Harry.
Alec va avanzando hacia afuera impulsando su silla, mientras yo me quedo un momento más adentro con Caleb.
Me agacho a su altura y le acaricio uno de esos mechones rebeldes de cabello que siempre le caen en la cara.
“Caleb, tú y yo tenemos que hablar ¿eh?, no creas que te saldrás con la tuya tan fácil.»
Él traga en seco y me pone esos ojitos de huevo cocido que sabe que me derriten el corazón de hielo cuando intento ser una mamá responsable.
“Lo siento mami.»
“Sé que lo sientes, pero tengo que explicarte por qué estuvo mal lo que hiciste.»
“¿Tienes que irte?»
“Sí, no puedo dejar al señor Fairchild solo, necesita mi ayuda.»
“Está bien mami.»
Le doy un beso en la frente y lo abrazo con fuerza.
Este niño es todo lo que necesito para continuar.
También me despido de mi padre y voy corriendo a ayudar a subir a Alec al auto.
Harry conduce todo el viaje de regreso en menos de una hora.
Ni Alec ni yo decimos algo referente al tema.
Cuando llegamos a la casa, ya es de tarde.
Me quedarían pocas horas con él, pero ahora sé que ya no tengo que preocuparme por eso.
Cae la noche y se hacen las siete.
Termino de dejar todo en orden y solo espero a que venga Patrick.
La puerta corrediza de su habitación se abre, me pongo de pie pensando que será él, mas en cambio, quien entra es la esposa, junto a otra enfermera.
“¿Qué hace esta mujer aquí todavía?», cuestiona.
“Jen, lo siento, olvidé decirte que ya no será necesario traer a alguien más», le dice Alec.
La esposa me mira con mala cara, es la primera vez que me ve de esa manera.
“¿Por qué? Creí que ya no la querías.»
“Cambié de parecer», responde Alec en el mismo tono.
Es incómodo verlos discutir como si yo no estuviese ahí.
“Pero yo ya te había traído a una mucho mejor.»
Enarco una ceja con desconcierto.
¿De verdad está diciendo esas cosas frente a mí?
Alec se inclina hacia delante en su cama y la mira de mala forma.
“Discúlpate», exige.
“Señora yo creo que…», musita la chica que está detrás, pero ella interrumpe diciendo:
“¿Por qué me voy a disculpar por decir la verdad? ¿Acaso no fue lo que dijiste?»
Acepté esa cláusula en aquel entonces para demostrarle mi amor eterno.
Yo jamás podría serle infiel.
“Lo sé», contesto con una sonrisa.
«Sabes que eso nunca pasará.»
“Lo sé», responde en el mismo tono.
“Quiero dormir a tu lado esta noche», le pido.
“Alec, me duele la cabeza, estoy agotada y mañana debo madrugar. Hay mucho que hacer en la empresa.»
“Eso se acabará mañana mismo, voy a retomar mi posición de mando en la empresa», anuncio ante su sorpresa.
“¿Qué? ¿Por qué?»
“Ya Mason y tú han hecho suficiente por mí, es hora de que vuelva a tomar las riendas de Industrias Fairchild.»
“Amm, bueno, está bien mi amor, si eso es lo que deseas», me regala una gran sonrisa y me da un suave beso en la frente.
“¿Estás bien?», indago.
Jennifer resopla con fastidio.
Deja la toalla a un lado y camina hasta sentarse frente a mí en la cama.
“¿Qué sucede ahora con ella? Creí que la defenderías con uñas y dientes.»
“No sucede nada con ella, es solo que siento que estás más distante desde que tomé la decisión de conservarla, ¿No estarás celosa, o sí?»
“¡Pff! ¿Celosa? ¿De ella?», pregunta con sarcasmo.
“Sabes que solo es mi enfermera, ¿Verdad?»
“Alec, no tengo por qué sentir celos de ella, ¿O acaso debería? Te recuerdo que, si me eres infiel, quien sale perdiendo eres tú.»
¿Cómo olvidarlo?
Cuando le anuncié a mi abuelo que me casaría con ella, se opuso tajantemente a que lo hiciera sin al menos tener un contrato prenupcial.
Jennifer se sintió muy ofendida de eso en aquel entonces, y pidió poner una cláusula especial en ese contrato.
Si yo en cualquier momento llegase a serle infiel, ella tiene la potestad de pedirme el divorcio y quedarse con el cincuenta por ciento de mi fortuna.
Acepté esa cláusula en aquel entonces para demostrarle mi amor eterno.
Yo jamás podría serle infiel.
“Lo sé», contesto con una sonrisa.
“Sabes que eso nunca pasará”.
“Lo sé», responde en el mismo tono.
“Quiero dormir a tu lado esta noche», le pido.
“Alec, me duele la cabeza, estoy agotada y mañana debo madrugar. Hay mucho que hacer en la empresa.»
“Eso se acabará mañana mismo, voy a retomar mi posición de mando en la empresa», anuncio ante su sorpresa.
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