La enfermera del CEO
Capítulo 40

Capítulo 40:

“¿Recuerdas que dejaste todos los papeles desordenados? Estaba acomodándolos y casualmente se cae la maldita hoja del diagnóstico psiquiátrico. La que expresamente me prohibieron ver por cualquier motivo.»

“¿La leíste?», pregunta Patrick con preocupación.

“No. Estuve a punto, pero no lo hice.»

“Él cree que sí», murmura Patrick, entendiendo la gravedad de la situación.

“Y no hay forma de sacarlo de esa idea. La única razón por la que sigo aquí es porque creo que le caí bien a su abuelo, e intercedió por mí para que no me echara de inmediato.»

“Lo siento, Madison», dice Patrick con sincera compasión.

“Puedes decirme Mads o Mady. Así me llama mi papá», respondo con una media sonrisa, intentando aligerar el ambiente.

“Mira, tal vez yo pueda decirle algo para que cambie de parecer», sugiere Patrick.

“No, por favor no intentes interceder por mí. No quisiera que también decida botarte a ti», le pido con preocupación.

“En ese caso, tal vez pueda ayudarte a conseguir algún puesto en el hospital. Claro que no ganarías tanto como aquí», ofrece Patrick con amabilidad.

“Gracias, pero no. Si me voy de aquí, no tengo más remedio que volver a mi pueblo. Si voy a ganar lo mismo, prefiero estar cerca de mi hijo», le explico con sinceridad.

Patrick abre los ojos hasta el límite cuando le confieso que tengo un hijo.

“¿Tienes un hijo?», pregunta, sorprendido por la revelación.

“Sí», asiento con una sonrisa, la única que sí es genuina.

“¿Y cómo hiciste? Sé que la señora pide que sean solteras y sin hijos», pregunta Patrick, interesado en mi historia.

“Mentí»

Confieso encogiéndome de hombros, sintiendo un leve rubor en mis mejillas.

“Gracias por conversar conmigo, me has hecho sentir un poco mejor. Debo irme ahora», le digo a Patrick, agradecida por su amabilidad.

Le doy un abrazo amistoso a Patrick.

A pesar de llevar muy poco tiempo conociéndolo, creo que podría ser un buen amigo.

Se despide de mí con una cara compungida.

Imagino que soy la única enfermera con la que ha pasado más tiempo aquí, dado que Alec rechazaba a todas las que venían a atenderlo.

Salgo de la casa sabiendo que todavía su mujer no aparece.

Cuando llego a mi pequeño departamento, me veo muy tentada a escribirle a Patrick para preguntarle si es que al final lo hizo, pero al final no le escribo.

Tengo que dejar de preocuparme más de la cuenta por Alec, él solo es un paciente más, además, dentro de poco, ya solo me quedará el mal recuerdo de haberlo cuidado por poco tiempo.

Tengo mucho sueño, quiero echarme a dormir, pero debo mantenerme despierta solo un poco más.

Me saco toda la ropa incómoda y me quedo solo con el pijama. Abro la laptop y casi de inmediato caigo en un profundo sueño.

POV Alec

No sé en qué momento me quedé dormido en la silla, luego de haberme comido medio plato y creo que casi toda la botella de vino.

Ella nunca apareció, Jennifer me dejó plantado en nuestro día de aniversario.

Despierto con los rayos del sol entrando por la ventana.

El dolor de cabeza me está matando.

Creo que beber tan seguido no le está haciendo bien a mi cuerpo.

“Cierra esa cortina, Patrick”

Escucho que se pone de pie, pero algo llama rápidamente mi atención.

Los pasos suenan a tacones.

No puede tratarse de Patrick.

Una vez que la luz ya no me da en toda la cara, parpadeo un par de veces y comprendo que, en efecto, no es él.

Es Jennifer.

Me está dando la espalda, claro que no tiene el valor de mirarme a los ojos.

“¿Qué estás haciendo aquí?”, cuestiono.

“Alec, sé que estás molesto, pero por favor, antes de que empieces a despotricar contra mí, déjame explicarte las cosas.”

“¿Qué tendrías que decir en tu defensa? Me dejaste plantado en nuestro aniversario. Cuando creí que había sido yo el imbécil por olvidarlo, me esforcé en hacer todo eso, ¡demonios, hasta hice que la enfermera se quedara horas extras! ¿Y así me pagas?”

“Alec…”

Su voz suena quebrada, se gira y al mismo tiempo, no puedo evitar ahogar un jadeo de sorpresa.

Un impulso por salir corriendo a abrazarla me invade. Odio tanto no poder moverme.

“… Lo siento tanto mi amor.”

“¡¿Qué te pasó?!”

Su cara está morada, tiene un ojo hinchado, alguien la ha golpeado.

Aprieto los puños, lleno de ira, no puede ser que alguien se haya atrevido a levantarle la mano a Jennifer.

Extiendo la mano para que se acerque.

Ella lo hace y sus ojos se empañan de lágrimas.

“Mi amor, lamento no haber llegado a tiempo, pero…”

“Dime ya mismo lo que pasó.”

“Fue al salir de la empresa, unos tipos me atacaron. Estuve inconsciente en el piso un rato hasta que me ayudaron unos trabajadores de la empresa que se devolvieron.”

“¿Quién fue? Voy a matarlos a todos”, bramo con furia.

“Tranquilo, ya puse la denuncia en la policía.”

“¿Por qué no me avisaste? ¿Por qué dejaste que me quedara pensando lo peor de ti?”, cuestiono.

Trato de acariciar su mejilla herida, pero ella la aparta.

“No quería preocuparte, además ¿Qué podías haber hecho? Hubiese sido todo peor.”

“¿Mason no estaba contigo?”

“No, se había ido a su casa primero que yo.”

“Perdóname Jen, no debí pensar lo peor de ti.”

Ahora me siento terrible.

¿Cómo pude juzgarla tan pronto?

Es lógico que algo malo tuvo que haberle pasado para que ella no llegase a tiempo a la cena.

“Te prometo que te lo compensaré”, susurra.

Niego con la cabeza con insistencia.

“No, no hace falta. Debes ir al médico y recuperarte de ese golpe. Yo me haré cargo de la empresa por ahora.”

“¡No!”, exclama subiendo el tono de voz.

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