La enfermera del CEO -
Capítulo 23
Capítulo 23:
Su aroma es delicioso.
Soplo para no quemar mi lengua y doy el primer sorbo.
“¿Tú de casualidad sabes si la esposa y él se pelean mucho?”
“Mmm, pues lo normal. Desde que trabajo aquí, los he visto discutir muy pocas veces, pero la mayoría del tiempo siempre son cariñosos. O eran, hasta ese accidente.”
“¿Qué le pasó? Ella me dijo que no podía preguntárselo bajo ninguna circunstancia.”
“Me encantaría decírtelo, pero la verdad es que ninguno de nosotros lo sabe. Cuando eso pasó, él mandó a despedir a todos los que lo atendían antes.”
“¿Me estás diciendo que todos los empleados aquí tienen menos de un año de trabajo?”
“Así es. No quiso dejar a nadie que pudiese saber sobre eso. Lo único que sabemos es que está relacionado con perros; y eso por la prohibición que nos impuso la señora.”
Me deja pensando todo eso, ¿tan grave fue?
¿O es la vergüenza lo que motiva tanto secreto?
Me quedo conversando un poco más con ella, hasta que se hacen las siete y tiene que irse.
La esposa no ha llegado todavía.
Cuando voy a ver a Alec, está durmiendo tranquilo.
Patrick llega a los pocos minutos, toca el timbre y como no hay nadie, soy yo quien le abre.
“Buenas noches, Madison”, saluda.
“Ven, tengo que explicarte todo lo que pasó.”
Comienzo a contarle la historia de la mujer, y lo que le dije a la esposa acerca del mensaje que me había enviado.
“Es muy extraño, ¿Sabes? Ella me dijo que me fuera, ¿Pero luego salió a correr como siempre?, no lo comprendo, ¿Por qué me mandaría a irme si no pensaba quedarse?”
“No lo sé,” miento.
“Patrick, ¿tú desde cuándo conoces a Alec?”
“Desde el accidente nada más. ¿Por qué?”
“Me causa curiosidad su mujer, es todo. Creí que tal vez los conocerías desde antes.”
“No, y me costó mucho ganarme su confianza. Por cierto, ¿Le cambiaste la sonda?”
Niego con la cabeza.
“No quiso.”
“Ese hombre testarudo,” lamenta meneando la cabeza.
Me pongo de pie, no puedo esperar más a la esposa.
Tendré que averiguar lo demás después.
Pensaba quedarme, pero luego de lo que él me dijo, creo que es mejor que me vaya a mi departamento inundado.
Cuando llego al lugar que alquilé, para mi sorpresa, ya todo está mejor. El dueño me devuelve las llaves, así que me quedo ahí mucho más tranquila.
Me echo en la cama pensando en todo lo que sucedió:
En mi hijo y en Alec Fairchild.
Casi parecía una buena persona cuando estaba con él. Incluso la propuesta de quedarme en su casa, casi lo hace quedar como un abnegado.
“Sí, como no,” digo dejando escapar un bufido.
POV Alec
Tres días después de haber conocido la casa de Madison, todo parece haber vuelto a la normalidad. Mi esposa ni siquiera volvió a mencionar el incidente del intento de robo, y como decidimos no denunciarlo a la policía, pues la cosa murió ahí.
Hoy es el día que supuestamente llega Mason Rees de su viaje de negocios.
Mason es mi mejor amigo desde hace muchos años, lo conocí poco antes de conocer a Jennifer, y desde ese momento, ha sido inseparable conmigo.
Al menos hasta mi accidente.
Por alguna razón se volvió distante.
No quisiera pensar que se trata de algo relacionado, pero es difícil no imaginar que tenga que ver con otra cosa.
Por otro lado, me decepcionó que Madison no siguiera quedándose en casa, pero imagino que el problema de agua en su departamento ya se solucionó; y fui yo quien le dijo que debía irse apenas eso estuviera resuelto.
“Hasta la noche, señor Fairchild“, se despide Patrick.
“Adiós“, digo haciéndole una seña con las manos.
Me quedo solo por un momento, hasta que la puerta de mi habitación se desliza.
Jennifer se ve despampanante esta mañana.
Lleva un vestido blanco que la hace ver inmaculada, los labios rojos carmesí, y su cabello en un semi recogido.
“¡Wow! Te ves muy bien“, la halago.
“Gracias. Hoy debo verme presentable, vendrá un posible inversionista, es una suerte que Mason decida ayudarnos.“
Mason Rees es, sin duda, uno de los empresarios más importantes de Texas después de mí.
Su familia tiene una empresa de diseño de modas bastante renombrada, incluso a nivel mundial.
Extiendo mi mano para tomar la suya, ella se acerca y la sujeta.
“Creo que debería estar ahí contigo.“
“No, no amor“, se apresura a decir.
“Debes quedarte aquí y descansar, recuperarte.“
“¿Recuperarme? ¡Por Dios, Jennifer!, sabes que nunca volveré a caminar.“
“¿De verdad quieres ir a la empresa a que te vean así? Es mejor que sigas manejando las cosas importantes desde aquí.“
De alguna forma sus palabras me hacen sentirme diminuto.
Tiene razón, pero me molesta que piense eso, ¿No debería ser ella quien me dé el apoyo para salir adelante?
“Bueno…“
No termino de hablar cuando el timbre suena en la entrada.
“Debe ser él, iré a traerlo“, dice Jennifer.
Jennifer sale disparada en busca de Mason. Mi instinto me dice que algo no está bien, solo que no puedo determinar qué es.
Ella vuelve junto a él con una gran sonrisa.
Mason se ve igual que la última vez que lo vi. Alto, con su cabello ligeramente revuelto, y siempre muy bien arreglado.
“¡Alec! ¿Cómo te trata la vida?“, saluda.
“Tan bien como puede“, contesto.
Él me extiende su mano y chocamos los puños como solíamos hacerlo antes.
“Lamento no venir a verte antes, estuve en una gira de negocios muy importante, ya sabes, el centro de modas está distribuyendo en varias partes, tuve que viajar a Milán a unos desfiles y eso“, explica.
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