La enfermera del CEO -
Capítulo 159
Capítulo 159:
Si antes pensaba que todo su matrimonio fue una mentira, ahora está convencido que incluso su amistad con Mason fue falsa desde el principio.
Los abogados de Jennifer piden que se posponga la sesión para revisar las nuevas pruebas y llegar a otro acuerdo.
El juez acepta y lo pospone para dentro de una semana, poniendo como condición que no salgan del país bajo ningún concepto.
«Esperen ahí los dos», les dice Alec a Jennifer y Mason.
Se quedan a solas en la sala.
«¿Qué quieres? ¿Qué lo admita?», pregunta Jennifer con sorna.
«Eso no hace falta, la justicia se encargará de probarlo, solo quiero saber una cosa, ¿Desde cuándo han planeado esto? ¿Por qué?»
Jennifer abre la boca para responder, pero Mason interviene:
«Desde que te conocí, querido amigo.»
«¿Por qué?», exige saber Alec.
«Porque eras un blanco perfecto. Yo no tenía dinero y tú estabas desesperado por tener amigos y confiar en alguien.»
«Eres un hijo de p…»
«Sí, sí, ahórratelo», interrumpe Mason.
«No, en realidad no tengo empresa ni dinero. Hace años que estoy en quiebra, solo aparento. Y tú fuiste tan ingenuo que ni lo notaste.»
«Ya déjalo Mason», le pide Jennifer con actitud pasiva.
«¿Qué? ¿Te da miedo de lo que voy a hacer? Te vas a pudrir en la cárcel Jennifer», amenaza Alec.
«Pero quiero agradecerte algo. Tu ridículo plan de intentar que te sea infiel me hizo conocer a una mujer maravillosa. Es lo único bueno que pude sacar de ti. Adiós.»
Alec se da media vuelta con la silla y sale de la sala.
Ya no hay rencor en su corazón, y no le interesa saber nada más, porque ahora sabe que nunca debió sentirse culpable por enamorarse de Madison.
Una vez afuera, encuentra a Patrick mirando ese pequeño pedazo de papel otra vez.
«Ahora sí vas a tener que decirme qué es eso.»
Patrick levanta la vista y suspira con pesadez.
«No quise decírselo antes porque no sabía cómo lo iba a tomar».
No dice nada más, solo le entrega la tarjeta a Alec.
De inmediato, Alec ve el nombre de ella ahí.
Es la invitación de su matrimonio.
Cuando llega a la parte de la fecha, no puede disimular su sorpresa.
«No puede ser», dice Alec al darse cuenta de que Madison se casa hoy, de hecho, en media hora.
«¿Qué ocurre Alec?», pregunta su abuelo.
«Madison se casa hoy.»
«¿Se casa? No sabía que…»
«Patrick, vamos ya a esa iglesia, ella no puede casarse», insiste Alec.
Su abuelo queda boquiabierto, pero Alec no tiene tiempo para explicarle todo.
Salen apresuradamente del juzgado, Patrick ayuda a Alec a subir al auto y arranca sin esperar a nadie más.
Lamentan dejar al abuelo solo en la corte, pero llevarlo podría ser un problema.
La iglesia no está demasiado lejos, Alec solo espera que no sea tarde para decirle a Madison que la ama, que es la mujer de su vida y que si se casa, le romperá el corazón en mil pedazos.
Patrick estaciona frente a la iglesia bellamente adornada, y dentro se escucha el murmullo de la gente. Si Madison ya se casó, Alec no sabe lo que hará.
La angustia que lo embarga no lo deja pensar con claridad.
Por fortuna hay una rampa para discapacitados, así que apenas baja del auto con la silla, sube a toda prisa sin esperar a Patrick.
Llega hasta la entrada de la iglesia, y encuentra a Madison de pie en medio del pasillo con su vestido de novia.
Al lado está Liam, parecen estar hablando con alguien en las bancas.
No puede haberse casado ya.
«¡Madison!», le grita Alec.
Ella voltea de prisa cuando escucha su voz.
Está en shock, y no es para menos.
Alec se aparece de repente en medio de la iglesia, ¿Para qué?
Quiere impedir la boda, pero no sabe qué decir.
«Alec», susurra Madison.
Él no la escucha, pero lee sus labios.
Alec avanza con la silla de ruedas hacia ella ante la mirada de todo el mundo allí.
Siente que los separan kilómetros de pasillo.
No aguanta más y decide ponerse de pie.
Madison deja escapar un jadeo de asombro al ver a Alec caminar por primera vez.
Sale de su estupefacción y corre hacia él.
Alec solo es capaz de dar un par de pasos antes de caer de rodillas.
No obstante, ella se echa en sus brazos llorando.
«¡Alec, estás caminando! No puedo creerlo.»
POV Narrador
Liam y Madison decidieron suspender la boda.
Ninguno de los dos está listo para hacer algo así, en especial si se han mentido todo este tiempo.
Tener que salir y decirles a los invitados que no se casarán es la peor parte, pero es un mal necesario.
Lo peor será decirle a los padres de Liam, a los que ya no les cae muy bien Madison.
«No te preocupes, yo les diré», asegura Liam.
A pesar de todo, es un buen hombre. Madison le prometió ayudarlo con su problema de dinero y drogas, sabe que siempre serán buenos amigos.
Ambos salen tomados de la mano, primero se lo dirán a los padres de Liam y luego al resto. La señora los mira extrañada, creo que ya lo sospecha.
«Mamá, tenemos algo que decirte.»
«Espero que no sea un embarazo.»
«No, nada de eso. Es que, Madison y yo hemos decidido, suspender la boda.»
«¿Qué?»
«Ya sé que parece repentino, pero…»
«Lo es, no pueden hacernos esto luego de que…»
De pronto, Madison escucha que le gritan:
«¡Madison!».
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