La enfermera del CEO -
Capítulo 160 (FIN)
Capítulo 160: (FIN)
Voltea de inmediato a la entrada de la iglesia porque sabe perfecto de quién es esa voz.
Alec Fairchild en persona con su silla de ruedas está en la puerta.
Madison se queda de piedra.
¿Qué está haciendo ahí?
«Alec», susurra con el corazón acelerado.
Una parte de ella quiere creer que se trata de lo que realmente quiere: que le diga que la ama.
Él no sabe que han suspendido la boda.
Alec empieza a avanzar hacia ella, pero a medio camino se detiene y se levanta de la silla.
Las lágrimas inundan los ojos de Madison y casi no la dejan ver. No da crédito a lo que está viendo: Alec está caminando.
Madison corre hacia él, y lo atrapa justo antes de que caiga después de dar un par de pasos.
«¡Alec, estás caminando! ¡No puede ser!», le dice entre sollozos.
«No puedes casarte, Madison por favor, no te cases con él», suplica Alec.
Madison le sonríe y sin querer se echa a reír. Acaricia el rostro de Alec, su barba que ya ha crecido de nuevo y se pierde en esos ojos verdes que la hipnotizan.
«No me casaré con él», asegura.
«Te amo Madison Jones, te amo.»
Sin pensar en las consecuencias, sin que le importe nada más, Madison le da un suave beso en los labios a Alec. En ese momento no le importa estar en una iglesia, o que todo el mundo los esté mirando, para ella no hay nadie más que ellos dos.
Alec corresponde al beso mientras acaricia la mejilla de Madison y la apega a su cuerpo. El sabor de sus labios se mezcla con las lágrimas que escurren de los ojos de ella. Madison le sonríe y entonces se apartan un poco a regañadientes.
«¡¿Qué significa esto?!», grita la madre de Liam.
Todos los invitados los están mirando con sorpresa. Incluso el padre de Madison y Tania. Caleb, por otro lado, está sonriendo de oreja a oreja.
«Deberíamos irnos de aquí», murmura Alec.
Madison lo ayuda a ponerse de pie y que se vuelva a sentar en la silla. Él la jala, haciendo que se siente sobre sus piernas.
«Voy a secuestrarte de aquí.»
«No es necesario, de verdad ya no voy a casarme con él.»
«No lo arruines», dice Alec con tono de regaño, pero al mismo tiempo lleva una gran sonrisa.
Gira la silla y con un poco de esfuerzo, salen de ahí, como si la llevara en su propio corcel blanco.
Llegan hasta la acera de afuera, donde Patrick y Harry los esperaban con el auto. Al ver a Madison, Patrick se asombra tanto que queda mudo.
Suben al auto a toda prisa, toda la que les permite su velocidad actual.
Madison sigue impresionada de poder ver a Alec ponerse de pie y entrar al auto casi por sí solo.
«¿A dónde van?», pregunta Patrick.
«No lo sé, a ser felices», le responde Alec.
Harry arranca sin siquiera preguntar el rumbo, y la verdad es que no importa, porque por primera vez en su vida Madison está pensando en ella y lo que quiere.
Sabe que Liam sabrá entenderlo y le explicará a todos la situación.
«¿Cómo es que puedes caminar?», indaga Madison.
«Es una historia larga, pero para resumirlo, seguí tu consejo, fui a Suiza y me operaron para el tratamiento de estimulación de médula espinal.»
«Estoy tan feliz por ti, pero Alec, ¿y el juicio?»
«Jennifer irá a prisión, no te preocupes por eso.»
Alec toma la mano de Madison sin darle más explicaciones, ya se las dará después, ahora mismo, lo único que quiere es lo mismo que ella.
Acuna el rostro de Madison entre sus manos y vuelve a besarla, esta vez con un poco más de intensidad.
Sus bocas se funden en un beso apasionado, ansiosos por explorar cada rincón.
El corazón de Madison está brincando de felicidad, es tanta que no puede contenerla, porque ahora sabe que lo ama con toda su alma, y que él es con quien realmente quiere estar.
«Te amo Alec Fairchild», susurra Madison.
«Lo sé», responde Alec con una sonrisa victoriosa.
Madison lo empuja suavemente del brazo y ambos se echan a reír.
Este momento no podría ser más perfecto.
…
POV Madison
Cinco meses después…
“Ahora los declaro, marido y mujer, puede besar a la novia», dice el padre mientras nos miramos con amor y complicidad.
La tomo entre mis brazos y le doy un suave beso en los labios, sintiendo una oleada de felicidad inundando mi ser.
Recuerdo como si fuera ayer cuando escapamos de otra boda casi igual, solo que en aquella ocasión no era yo el novio.
Esa misma tarde, le pedí matrimonio a Madison viendo la puesta de sol en el ‘Lady Bird Lake’.
Caminar junto a ella fuera de la iglesia, con mis piernas funcionales, es uno de los momentos más memorables de este día tan especial.
Los invitados aplauden y se ponen de pie, celebrando nuestra unión como marido y mujer.
Hace cinco meses que todo volvió a la normalidad en mi vida.
Finalmente obtuvimos el divorcio de Jennifer y yo, y ella fue acusada junto a Mason por sus delitos, lo cual nos dejó libres de preocupaciones.
Caminamos de la mano mientras nos arrojan arroz crudo y nos desean felicidades.
Caleb, nuestro hijo, nos llama emocionado, preguntando si ahora puede llamarme papá. Sonrío y le digo que sí, mientras Madison y yo nos fundimos en risas.
El auto para nuestra luna de miel nos espera, pero antes Madison se despide de su padre y de Liam, a quien habíamos invitado.
A pesar de todo, Liam se convirtió en un buen amigo y le ofrecí mi ayuda para superar sus problemas.
Mi abuelo es la única tristeza en este día, ya que el cáncer lo venció hace poco menos de un mes.
A pesar de todo, él quería que la boda continuara, así que honramos su deseo y celebramos.
Madison se acerca a mí y me pregunta si nos vamos, llamándome ‘esposo’.
Con alegría, subimos al auto que nos llevará al aeropuerto, comenzando así nuestra luna de miel en Italia.
Tomo su mano, sintiéndome el hombre más afortunado del mundo, sabiendo que este es solo el comienzo de nuestra historia de amor.
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FIN
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