La enfermera del CEO
Capítulo 158

Capítulo 158:

«Quiere que le pague, y pensé que, si lograba convencerte de irnos, podría darle la granja de tu padre» confiesa Liam.

«¡¿Qué?!», exclamé impactada.

Quisiera poder sentirse muy enojada con él, pero no puede, porque a pesar de que sabe que lo que hizo estuvo mal.

«Lo siento, sé que hice una estupidez»

Admite Liam con las manos cubriendo su rostro y sollozando.

«Liam, yo tampoco he sido totalmente honesta contigo» confieso.

Él me mirá con lágrimas en sus ojos.

A mi me duele hacerle esto, pero sería peor casarse bajo una mentira.

«No puedo casarme contigo», dice finalmente.

«¿Qué?»

Ahora es Liam el que parece en shock ante su revelación.

«Te mentí cuando dije que no había pasado nada entre Alec y yo. Sí pasó, me enamoré de él», confieso sintiendo un gran peso quitarse de sus hombros.

Todo lo que suceda después no puede ser tan malo.

Liam se pone de pie y la abraza de forma inesperada.

«Creo que en el fondo lo sabía» susurra.

«Lo siento», sollozo .

«Te juro que intenté olvidarlo, pensé que sería algo pasajero, pero no es así.»

Liam hace que lo miré, limpia sus lágrimas otra vez.

«Eres una mujer grandiosa, no puedo decirte que no te quiero porque sí lo hago, pero creo que tú y yo no estamos destinados a estar juntos.»

Ambos estamos llorando como condenados a muerte, a pesar de eso, me siento bien, me siento en paz.

POV Alec

Estoy tan nervioso por todo esto que he empezado a sudar.

Los argumentos del abogado de Jennifer parecen estar ganándose la buena fe del juez, que a cada momento me mira peor.

Sacan la evidencia de mis gastos en la tarjeta, incluso usan lo del cumpleaños de Caleb en mi contra.

No hay forma de que pueda darle la vuelta a esto y salir bien librado.

En eso, mi abuelo entra en la sala con un hombre de alrededor de unos cincuenta años.

El sujeto trae un maletín y se sienta al lado de Viktor.

“Aquí tengo lo que necesitaban”, dice el hombre con el maletín.

Viktor se pone a revisar la nueva evidencia apresuradamente.

Lo veo abrir los ojos hasta el límite y entonces se pone de pie.

“Su señoría, solicito que acepte la nueva evidencia que me han traído al juicio”, solicita Viktor.

“¿Qué le hace pensar que voy a aceptar cosas de último momento?”, cuestiona el juez.

“Su señoría, porque estas pruebas son la evidencia de que la señorita Martin no solo es la que ha sido infiel a mi cliente por muchos años, sino que también prueba que es la que ha intentado orquestar dos intentos de homicidio en contra del señor Alec Fairchild. Uno hace seis meses con el accidente que lo dejó parapléjico, y el último hace un mes y medio con el hackeo de la silla de ruedas”, expone Viktor.

“¡¿Qué?!”, exclama Jennifer. Mason se pone de pie y los abogados de ella se miran las caras con sorpresa.

“A ver, yo consideraré si es suficiente como para aceptarlo”, le dice el juez.

Incluso yo mismo estoy en shock.

¿Cómo que el accidente?

Miro a mi abuelo, quien asiente, como si entendiera lo que le estoy preguntando.

El juez revisa la evidencia y hace un gesto de sorpresa.

“Muy bien. Presenta tus pruebas”, ordena el juez.

“¡Objeción, su señoría! Nosotros no sabemos de qué pruebas habla el abogado Turner”, interviene el abogado de Jennifer.

“Ya lo verán”, responde Viktor.

De pronto a la sala entra alguien más.

Primero veo la reacción de Jennifer y de Mason, ambos se ponen pálidos cual papel.

Volteo hacia atrás; un tipo como de mi edad y vestido de manera casual camina hasta tomar asiento en una de las sillas del frente.

“El señor Thomas Fairchild contrató a un investigador privado hace poco más de un mes, a raíz del segundo accidente de su nieto, Alec, sospechó terriblemente de Jennifer Martin. Gracias a eso, descubrió una serie de cosas que mostraré a continuación”, dice Viktor.

“La señora Jennifer no lleva años engañando a mi cliente con quien dice ser su mejor amigo, el señor Mason Rees, sino que también, fueron ambos los que planearon el ataque del perro, a sabiendas de que mi cliente les tenía un profundo miedo”, continúa Viktor.

No puedo evitar abrir la boca con sorpresa.

No puede ser.

Esto es mucho más retorcido de lo que imaginé.

Viktor muestra las pruebas que la incriminan directamente con ello.

Un cheque que le pagó a un tal Jonas Birdman. Luego la prueba de quién es Jonas. Es el mismo hombre que acaba de entrar.

Viktor lo hace pasar al estrado como testigo.

“Señor Birdman, ¿Conoce usted a esta mujer y al hombre detrás de ella?”, pregunta Viktor.

“Sí”, responde Birdman.

“¿Podría decirme de qué fue ese pago que le dio hace seis meses?”, indaga Viktor.

«La señora Martin y el señor Rees me contrataron para prestarles a uno de mis perros de caza».

«¿Sabía usted el motivo de ese préstamo?», pregunta Viktor.

«No. Muchas personas me contactan para eso, asumí que era para la caza», responde Birdman.

«¿Usted puede atestiguar que ellos dos eran pareja cuando lo contrataron?»

«Sí, yo los vi besarse, y actuaban como una pareja cuando fueron a verme.»

«No más preguntas su señoría.»

Mason se pone de pie, dispuesto a lanzársele encima a Birdman.

El juez golpea su martillo y exige orden.

«¡Está mintiendo! Nunca te he visto en mi vida», grita Jennifer.

Su abogado la manda a callar.

El juez cuestiona.

«¿Acaso no es esa su firma en el cheque?».

Jennifer se queda callada, pero es evidente que todas las pruebas ahora están en su contra.

El corazón de Alec late a toda prisa.

Se siente tan traicionado que no puede creerlo.

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