La enfermera del CEO
Capítulo 146

Capítulo 146:

Sigo escuchando con impotencia cómo ese hijo de la mala madre desacredita a Madison justificándose en la supuesta infidelidad de mi parte con ella.

Odio no poder hacer nada, odio sentirme inútil e impotente otra vez.

De pronto el tipo dice que quiere presentar pruebas sobre lo que en verdad pasó con la silla.

Abre una presentación y muestra dos del mismo modelo.

Una es la mía, destrozada, la otra es una nueva.

La diferencia entre ambas es obvia.

Además del daño, hay una modificación en la mía.

«No puede ser», murmuro.

«Esta es la silla del señor Fairchild, esta es una nueva de nuestra fábrica. Como verán, hay una modificación significativa en la del señor. Hay suficiente evidencia para respaldar que la silla ha sido alterada, hackeada. Por lo tanto, mi cliente no es responsable de ese desperfecto».

“¿Qué?», pregunta Patrick en voz alta.

“No puede ser que sea verdad», digo para mí mismo.

Madison me lo había advertido.

Ella me dijo que mi mujer pudo haber sido la responsable de ese accidente y no quise creerle.

¿Cómo puedo pensar que Jennifer, además de traidora, también es capaz de asesinarme?

No la creí capaz de tanto, pero la evidencia que tengo ante mis ojos es irrefutable.

“Alec, ¿Su silla fue hackeada?», me pregunta mirándome con los ojos muy abiertos.

“Según la evidencia, parece que sí», respondo ya más tranquilo.

Sin embargo, esa tranquilidad no me dura mucho, porque ahora el tipo está acusando a Madison de ser la responsable.

«¡¿Qué?! ¡Alec y yo no teníamos ninguna relación! ¡Eso es mentira!», le grita Madison al tipo.

Por mucho que me duela lo que dice, es la verdad.

Nunca tuvimos nada, yo la besé en el parque ese día y nada más. Y ella ha sido la única con suficiente conciencia como para alejarse antes de que se saliera de control.

«¿Cómo es posible que no viese nada?», le cuestiona el abogado.

“¡Eso no es verdad! Y yo sí vi a alguien”, asegura Madison.

Mi corazón va a mil por hora, porque sé a quién delatará en ese momento, si es que lo dice.

Una parte de mí quisiera creer que no es verdad, a pesar de todo lo que me ha hecho Jennifer, ella fue mi esposa por muchos años.

Aceptar que es capaz de intentar acabar con mi vida es reconocer que todo nuestro matrimonio fue una mentira.

“¿A quién?», pregunta el abogado.

Hay una discusión entre los dos abogados, al final el juez no acepta la objeción de Viktor y Madison tiene que responder la pregunta.

“Yo vi ese día a la esposa del señor Fairchild, Jennifer Martin, en una actitud extraña cerca de la silla”, revela Madison.

“¡No puede ser!», exclama Patrick con asombro.

La gente de la sala, la prensa, hasta el juez se sorprende.

Miro a mi abuelo, quien, lejos de estar consternado o sorprendido, parece esbozar una leve sonrisa.

Eso era lo que él buscaba.

Por eso me quería lejos de mi hogar, para poder manejarlos a todos a su antojo, perjudicando a Madison en el proceso.

“Patrick, prepara todo porque nos devolvemos ya mismo para Texas», le ordeno.

“Pero Alec, no puede irse todavía, apenas y tiene unos cuantos días con la cirugía», objeta Patrick.

“No me importa, nos vamos ya», insisto.

Él asiente y comienza a preparar las maletas para el regreso.

Sé que esta noche no podré dormir sino hablo con ese viejo zorro tramposo.

El juez llama a todos al orden, entretanto, Viktor pide que se postergue para poder evaluar la nueva evidencia y tomar una decisión.

El juez acepta luego de pensárselo bien, posponiendo la parte final para dentro de tres días.

La transmisión se corta y entonces vuelvo a intentar llamar a mi abuelo, ya no puedo saber si me va a ignorar o no.

Tengo que insistirle al menos cinco veces antes de que atienda.

“Alec, ¿Por qué tan desesperado? Sabes que estoy en el juicio», me recuerda.

“Lo sé, todo», le digo.

“No te hagas el desentendido, ¿Por qué has hecho eso? ¿Por qué usaste a Madison de esa forma? Tú lo sabías», lo acuso.

“Y por lo que escucho, tú también, y aún así decidiste seguir pensando que había sido un accidente. Ahora tienes las pruebas de que no. ¿No lo entiendes? Con esto podemos hundir a esa bruja, si probamos que quiso matarte, también podremos probar fácilmente que esa foto es falsa», me explica.

“¿Y era necesario involucrarla a ella? Madison aceptó hacer esto, yo no la obligué», se defiende.

“No, pero seguramente la manipulaste como todo lo que haces. No debí confiar en ti. Mañana mismo estaré en Texas», le advierto.

Le cuelgo el celular antes de que proteste.

Me siento tan molesto que soy capaz de arrojar el teléfono contra la televisión, pero me contengo porque no quiero quedar como un revoltoso en Suiza.

Patrick deja todo listo en poco tiempo, y luego intento dormir, aunque obviamente no lo consigo en toda la noche.

A la mañana siguiente, ya estamos listos para partir cuando la doctora Jocelyn nos detiene.

“Señor Fairchild, no puede irse ahora. Si lo hace, no puedo asegurarle que no tenga daños con el tratamiento, podría perder todo el progreso que ha tenido», me advierte.

“Lo sé, doctora, pero esto es urgente, no puedo quedarme», le explico.

“Al menos quédese una semana más, no es lo ideal, pero podría ayudarlo a acelerar todo», me propone.

La oferta es tentadora, sin embargo, en una semana no sé cuántos desastres más podría hacer mi abuelo.

“Lo siento, no puedo. Si tengo que firmar algo para liberarla de responsabilidad, lo haré, pero yo tengo que volver a Texas. Necesito protegerla, necesito saber que Madison está bien y que no estoy arruinándole más la vida», le respondo.

“Veo que insistirle es un caso perdido, está bien. Lo dejaré irse, espero que esté seguro de las consecuencias”.

“Lo estoy», afirma.

POV Madison

No creí que la magnitud de mis palabras fuese a repercutir tanto en este momento. La sala se ha vuelto un caos, los murmullos se acrecientan cada vez más.

“¡Orden en la sala!», pide el juez golpeando su martillo.

Me hace dar un salto cuando hace eso, porque no me lo esperaba.

“Su señoría, debido a la nueva evidencia que no hemos podido verificar, solicito que esta audiencia se postergue», solicita el abogado de la defensa.

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