La enfermera del CEO -
Capítulo 130
Capítulo 130:
Le han dado un trabajo en la capital de medio tiempo como técnico en una tienda de electrodomésticos, ya que tiene conocimientos sobre ello.
Mi padre se ha encargado de llevar a Caleb al colegio, y en cuanto a mí, pues yo me siento como una prisionera.
Quizá este es mi castigo por todas las cosas que hice.
Esta tarde mi padre llega con Caleb de la mano. Le ofrezco el almuerzo pero él se niega y corre a su habitación para echarse a dormir.
“Es raro que no quiera comer, ¿tendrá algo grave?”
“Después de lo de la otra vez, no voy a desestimar ninguna de tus dudas»
Asegura mi padre.
“Iré a verlo, espera aquí».
Toco la puerta de su habitación y me asomo antes de pasar del todo. Caleb está envuelto en las sábanas y me mira con los ojos entrecerrados.
“¿Estás bien? ¿Te duele algo?»
“No»
Niega con la cabeza.
“¿Estás seguro?»
“Sí mamá, solo quiero dormir un rato, estoy tan agotado», dice haciendo énfasis en la palabra ‘tan’.
Me da gracia la manera en la que lo dice.
“Ok, descansa. Vendré a despertarte para comer dentro de un rato».
Salgo de la habitación con un mal presentimiento.
Quizá me está mintiendo, aunque eso sería extraño, Caleb no suele hacer cosas como esa.
Todos estos días no he podido conciliar el sueño en las noches, no puedo sacar a Alec de mi cabeza por más que quiera.
Termino durmiendo en el sillón de la sala, mientras me quedo despierta mirando mi celular y cavilando en lo que haré con mi vida ahora.
Sospecho que se ha dado cuenta un par de veces, porque al despertar amanezco con una manta encima, y mi padre y Liam aseguran que no han sido ellos. La única explicación es que haya sido Caleb, o hay un fantasma muy amable conmigo.
Mi padre y yo nos sentamos a la mesa para comer. Liam no llegará al menos dentro de una hora más, así que no podemos esperarlo.
“En el pueblo ya se pasó un poco el alboroto por la noticia esa», comenta de pronto luego de masticar un bocado de su carne.
“¿Crees que sea prudente que salga a buscar trabajo ahora?»
“No, la verdad no. Creo que deberías esperar un poco más. En estos momentos eres la cara más reconocible y comentada de Texas».
“Lamento mucho todo esto papá, nunca quise que nada de esto pasara».
Él suspira con pesadez y bebe un sorbo de agua.
Una vez te pregunté si sucedía algo entre ustedes.
“Y te dije que no».
“¿No mentías?»
“¿Crees que esa foto es real? Papá ya te dije que…»
“No, no creo que sea real», interrumpe.
“Lo que sí creo es que la mujer de él aprovechó lo que percibió que había entre ustedes. Quiero decir, ese sentimiento de cercanía. Porque era muy obvio».
“Él era mi paciente, por supuesto que había cercanía».
“Sabes que no me refiero a eso».
Me quedo callada porque no pienso admitírselo, aunque mi silencio bien podría ser la confirmación que necesita.
“No había nada entre él y yo», digo después de un minuto.
“Lo sé Mady, te conozco y sé la clase de mujer que eres. No estoy acusándote de nada».
“Gracias papá».
No sé si eso me hace sentir mal o bien.
Por un lado, me alegra que mis principios se hayan mantenido intactos, sin embargo, hacer eso ha destruido mi corazón por completo.
Continuamos comiendo sin volver a tocar el tema.
Ni siquiera me doy cuenta de cuándo pasa la hora, lo noto porque Liam llega del trabajo.
Me da un suave beso en la mejilla y se sienta a comer. Mi padre y yo ya terminamos, pero de igual forma le hacemos compañía.
“¿Y dónde está Caleb?»
“Ah sí, está durmiendo, dijo que estaba muy cansado», respondo con una sonrisa.
“¿Cansado? ¿Está bien?»
“Sí, no te preocupes. Iré a despertarlo para que almuerce».
Voy hasta su habitación, parece que ha decidido envolverse en las sábanas porque solo puedo ver un gran bulto.
“Hey, ya es hora de comer».
No recibo ninguna respuesta de su parte, ni siquiera se remueve en la cama.
Me acerco hasta la cama para sacudirlo levemente, cuando lo toco, siento una corriente de pánico invadir todo mi cuerpo. Lo que siento bajo la manta no puede ser él.
Saco la sábana de un tirón y lo único que encuentro es un montón de almohadas apiladas.
Comienzo a hiperventilar, no puede ser que esto me esté pasando ahora.
¡¿Dónde demonios está Caleb?!
Salgo corriendo a la sala, mi padre es el primero en verme, creo que se da cuenta de mi cara de pánico porque enseguida se pone de pie.
“¿Qué sucede Madison? Caleb no está».
“¿Qué? ¡Caleb no está!», grito.
“¿A qué te refieres con que no está?», pregunta con incredulidad.
Sale corriendo a la habitación para comprobar lo que he dicho, mientras Liam me sujeta de los brazos temiendo que me vaya a desmayar.
“Madison, ¿a dónde pudo haber ido?»
Mi padre vuelve del pasillo con el rostro pálido.
“¿Alguien se lo llevó? Esos malditos periodistas».
Liam también va a ver en la habitación y vuelve a los cinco segundos.
“Es evidente que se fue solo. De otro modo no habría dejado las almohadas apiladas de esa forma. Se ha escapado».
Mis manos están temblando, siento que la cabeza me da vueltas, no sé qué hacer. Si a Caleb le pasa algo me muero.
“Madison, ¿a dónde pudo haber ido?»
Vuelve a preguntarme Liam, pero yo no le contesto.
“¡Madison!”
“No lo sé, no tengo idea, ¿Por qué huiría?»
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