La enfermera del CEO -
Capítulo 125
Capítulo 125:
Tomo aire y busco el valor no sé de dónde para leer el artículo del periódico.
Cuando veo la supuesta foto de la infidelidad me quedo de piedra.
Estoy cien por ciento segura de que ese no fue el día que Alec me besó, de hecho, ese día lo salvé de casi morir por el barranco.
No entiendo nada de lo que está pasando, pero ver mi nombre y apellido en ese infame artículo hace que se me revuelva el estómago y me den ganas de vomitar.
Quiero encerrarme en mi cuarto y echarme a llorar, no puede ser que me esté pasando esto ahora.
Este maldito artículo arruinará mi vida.
Camino con paso apresurado, de vuelta a la casa.
¿Qué le voy a decir a Liam cuando vea esto?
¿Qué va a pensar de mí?
¿Qué pensará mi padre, mi hijo?
Para cuando llego al camino de la granja, ya llevo los ojos anegados en llanto.
Un sollozo gutural sale desde lo profundo de mi pecho, jamás pensé que sentir algo por Alec me fuese a traer tantos problemas.
Al final, su esposa logró usarme como quiso, y no fui capaz de verlo.
POV Alec
No quiero ni verle la cara a la arpía de mi mujer.
Todavía me cuesta trabajo creer que mi abuelo tenía razón.
No sé si yo no quería admitirlo, o si de verdad fui tan ciego como para no darme cuenta de la clase de persona que es en realidad.
Sea como sea, ya el daño está hecho, ahora lo único que me queda es buscar solucionar este horrible problema.
Para esta hora, ya todo Texas debe saber la supuesta ‘verdad’ de ese infame artículo, incluyendo a Madison.
¿Qué pensará de mí?
¿De Jennifer?
Ella sabía de la verdadera cara de mi esposa, fue capaz de verla e intentó protegerme y yo casi echo todo a perder.
Patrick me acompaña hasta el bufete de abogados de Turner, quien ha sido el encargado de llevar todo lo relacionado a la ley en mi familia desde hace años.
No creí que tuviese que verlo para algo así, es claro que hay muchas cosas que ignoro.
«Pase por aquí señor Fairchild», indica su secretaria.
Una mujer bastante atractiva que se queda mirando a Patrick y él a ella de la misma forma.
«Sigue avanzando Patrick», le digo.
Él se había quedado paralizado.
Se echa a reír, pero enseguida entramos a la gran oficina de Viktor Turner.
«Señor Fairchild, es un gusto tenerlo aquí», me saluda.
«Para mí no es un gusto. No me malentiendas, pero los motivos que me traen a verte no son del todo agradables.»
«Lo entiendo totalmente, descuide.»
«Ayer te conté lo que había sucedido grosso modo, ¿Pudiste encontrar una solución?»
Viktor suspira con pesadez y se apoya con todo su cuerpo sobre el mesón. Eso no puede significar nada bueno.
«Verá señor Fairchild, aunque diga que no sucedió nada entre usted y su enfermera, para un juez esa foto es prueba suficiente. Además, el hecho de que ella haya renunciado puede avivar más las sospechas. No sabemos si su esposa tiene más pruebas.»
De inmediato se viene a mi mente las cuentas bancarias, los gastos que estuve haciendo, las salidas a su casa, incluso lo del cumpleaños de su hijo.
Estoy jodido.
«Ah…creo que sí tiene algo. No son pruebas de nada, pero sí podrían malinterpretarse.»
«¿Qué tiene?»
«Gastos de mi tarjeta de crédito.»
Viktor se lleva una mano a la frente y vuelve a suspirar.
«Tu mejor opción es buscar llegar a un acuerdo con ella.»
«Eso no pasará, ayer mismo me confesó que no pretende darme el divorcio e irse con las manos vacías. Ella orquestó todo esto, está difamando mi nombre y el de Madison.»
«Sin pruebas de ello, el único culpable aquí eres tú», sentencia.
Apoyo mi cabeza sobre las palmas de mis manos.
Ya no puedo mirarlo más.
Me siento horrible.
«¿Ya te ha pedido el divorcio?»
«Sí, dijo que sus abogados me enviarían los papeles.»
«¿Se fue de la casa?»
«No, creo que espera que yo lo haga.»
«Mira, no sé qué opines, pero podríamos usar lo de tu accidente para evitar que te quite la casa y algunos otros bienes, en cuanto a la empresa…»
«No, la empresa no está a discusión. Mi familia la trabajó durante años como para que ahora venga esta mujer a intentar destruirlo todo.»
«Lamentablemente, esa supuesta infidelidad le sirve para sacarte al menos la mitad. Y puede hacer con ella lo que quiera.»
Quiero gritar, quiero salir corriendo de esta prisión de ruedas y arrojarme al vacío.
¿Cómo pude ser tan estúpido?
Siento mucho autodesprecio por mí en este momento.
«¿Y si lograra probar que todo es una farsa orquestada por ella?», interviene Patrick.
Levanto la cabeza pensando por un breve segundo en un rayo de esperanza. Quizá él sepa algo que yo no.
«Si pudieras probarlo, el divorcio se llevaría a cabo por bienes separados como está estipulado en el contrato prenupcial, y además podrías demandarla por estafa y difamación, pero para ser sincero, lo veo difícil. Lo mejor es llegar a un acuerdo, a menos que quieras llevar esto a juicio, pero es un proceso largo, complicado, y si te toca un juez o jueza al que no le caigan bien los infieles, llevas la de perder.»
No sé qué voy a hacer, siento que todo mi mundo se derrumba. La única que tal vez podría aportar pruebas es Madison, pero lógicamente ella no sería un testigo creíble.
«¿Y si le digo a Madison que declare que todo es falso?»
«¿Crees que el juez aceptaría su testimonio?», pregunta, aunque sé que es de forma retórica.
«Gracias por tu ayuda Viktor, a penas me contacten sus abogados, dejaré todo en tus manos. Intentaré ver si consigo alguna prueba, pero mientras, trata de salvar mi empresa. No me interesa la casa, ni las demás propiedades. No quiero perder Industrias Fairchild.»
«Haré todo lo posible.»
Viktor se pone de pie para despedirnos.
Al salir, Patrick aprovecha para pedirle el número a la secretaria.
En otro momento eso me habría divertido, sin embargo, ahora no puedo dejar de pensar en todo lo que sucederá.
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