La enfermera del CEO
Capítulo 106

Capítulo 106:

“Solo si tú lo haces», respondo, esperando que deje el tema al negarse.

“Muy bien»

Acepta Alec.

“¿Qué has dicho?»

“Lo que oíste. Si tú aseguras que será bueno para mí, lo haré, pero tengo que verte a ti primero, así sabré que, si no mueres, es seguro», bromeo intentando ocultar mi nerviosismo.

Patrick nos mira con una expresión divertida.

“Definitivamente valió la pena haber faltado al hospital hoy», comenta entre risas.

“¡Patrick!», exclamo, mientras me bebo el contenido completo de la copa de un solo trago para infundirme valor.

“Tienes que hacerlo junto conmigo, sino, no lo haré», condiciono a Alec.

“Lo que sea por verte en uno de esos», responde Alec con determinación.

Alec, Patrick y yo nos dirigimos hacia la zona donde los instructores preparan a la gente para el vuelo.

El abuelo ya está vestido y con todos los implementos necesarios, su instructor lo espera para hacer el vuelo.

Sus ojos brillan de excitación y emoción, lo cual me produce ternura.

“Nos vemos en el cielo», le dice a su nieto con un guiño.

Hablamos con los instructores de vuelo para saber si es posible que Alec pueda hacerlo.

“Sí, por supuesto que es posible»

Asegura el instructor.

Alec me mira con el ceño fruncido, parecía esperar que le dijeran que no.

“Bien, prepare dos, uno para mí, y otro para ella», señala el instructor en mi dirección.

“¿Es la primera vez de ambos?», pregunta.

“Sí», respondemos al unísono.

“Muy bien. Estos son los equipos. Ya que usted tiene un vestido, deberá ponerse esto», me pasa un par de pantalones y una camisa medio holgada.

«Deberán cambiarse y vuelvan para darles las instrucciones de lo que se debe hacer y lo que no. Ambos volarán con compañía, por supuesto.»

Lo miro con el corazón latiéndome a mil por hora. No puedo creer que lo vaya a hacer. De verdad voy a volar en parapente.

POV Alec

No voy a mentir.

De verdad creí que no me dejarían volar y por eso estaba tan confiado al decirle a Madison que lo hiciera, pero cuando el instructor dijo que sí era posible, ya no podía dar marcha atrás.

Ahora los dos estamos bien atados a los hombres que nos llevarán por el cielo, con nuestra vida, literalmente en sus manos. Estoy nervioso, sin embargo, trato de disimularlo para infundirle algo de valor.

Salimos a la pista desde donde despegaremos ante la mirada atónita de todos los invitados.

“¿Alec, qué estás haciendo?», me pregunta Jennifer cuando me ve con todos los implementos para el vuelo, el casco y una sonrisa nerviosa.

“Voy a vivir la vida, como dijo el abuelo.»

“¿Estás loco?», cuestiona.

“¿Y tú qué? ¿Lo vas a cuidar en el cielo?», pregunta mirando a Madison.

“¿Eso es una pregunta metafórica o…?»

Suelto una carcajada ante su respuesta sarcástica.

Mason se acerca para ver lo que está pasando, seguido de Patterson y el hijo de Ethan Leone. No sé por qué mi abuelo lo invitó.

“Déjalo que se divierta», comenta Mason levantando la copa.

“¿Divertirse? Podría terminar de arruinar su lesión, y en lugar de ser parapléjico, quedará todo paralizado sin posibilidad ni de levantar una taza.»

“¡Ay no exageres!», defiende Patterson.

“Yo creo que es una gran idea.»

Jennifer bufa y se aleja del sitio dando zancadas.

Mason la sigue para tranquilizarla.

Lo que me trae el recuerdo de aquella vez que los vi discutiendo en la oficina.

Imagino que se debe a la cercanía que han forjado desde que él la ayuda, sin embargo, no puedo evitar que el bichito de la incomodidad, incluso diría que incertidumbre, sobre lo que pasa entre ellos, me haga alertar.

Es cuanto menos rara, la forma en la que siento que él le cuestiona las cosas. Como si hubiera algo que yo no sé.

Los tres hemos sido amigos desde hace muchos años, me consta que siempre se han llevado un poco mal, pero en general, se agradan como hermanos, o eso es lo que dicen todo el tiempo.

Me quedo con la vista fija en ellos hasta que salen de mi campo visual.

“¿Están listos?», nos preguntan los instructores.

“Yo sí»

Asegura Madison.

“Todavía puedes arrepentirte», me advierte.

“No, no me arrepentiré.»

“Muy bien, mientras sigan las instrucciones que les dimos, todo saldrá excelente. El viento está ideal para volar hoy.»

Levanto la mirada hacia arriba, mi abuelo parece un pájaro pequeño a la distancia. Hace rato que ya está en lo alto, y parece que se la está pasando en grande.

Los instructores de ambos se ponen bastante distancia y empiezan a correr con el parapente detrás para agarrar las corrientes y levantar el vuelo.

Se siente extraño, así que cierro los ojos hasta que el viento en mi cara se hace mucho más fuerte. De pronto al abrirlos, ya no estoy en el piso, ahora nos encontramos en el aire.

Mi corazón se acelera como loco, es aterrador, pero al mismo tiempo se siente increíble.

Mucho más rápido de lo que imagino tomamos altitud. Volteo a un lado y Madison también se encuentra en el aire ya.

Desde donde estoy, escucho sus gritos algo lejanos, pero puedo ver su rostro iluminado con una enorme sonrisa.

Abre los brazos y cierra los ojos, sintiendo el viento correr a su alrededor. Verla tan feliz, tan libre, hace que mi corazón se ensanche aún más de amor por ella.

No sé si quiero seguir evitando estos sentimientos, cada vez que intento enterrarlos en mi interior, emergen con mucha más fuerza.

“¿Está bien, señor Fairchild?», me pregunta el instructor.

“Sí, esto es increíble.»

Ver el suelo desde aquí arriba es una experiencia única.

Jamás había vivido algo como esto.

Es la primera vez en mucho tiempo que me siento realmente libre otra vez.

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