La enfermera del CEO
Capítulo 102

Capítulo 102:

Me parece que viene desde el jardín, así que salgo para ver de qué se trata. Con la casa sola, no descarto que pueda tratarse de algún ladrón.

Camino con sigilo, no quiero que quien sea que esté por ahí me descubra. Llego hasta la piscina sin ver a nadie, hasta que vuelvo a escuchar más ruidos provenientes de la pequeña caseta que está dispuesta frente a la piscina.

Me escondo detrás del muro y me atrevo a asomarme levemente con el corazón latiendo a mil por hora.

Los ruidos se hacen más claros ahora que estoy cerca.

Las risas de la mujer de Alec son lo primero que reconozco.

Está muy acaramelada con un hombre que obviamente no es su esposo. Para mi mala suerte, ella está de frente a mí, así que solo puedo ver la cabeza y la espalda del susodicho.

Él está sin camisa y ella lleva puesto un traje de baño.

¿O es ropa interior?

No lo sé, no es importante ahora.

Se están besando. Jennifer lo envuelve con sus brazos mientras él le toca zonas que no debería. Aparto la mirada y vuelvo a ponerme a resguardo.

No puede ser que los haya descubierto en pleno acto.

¿Qué hago?

Dios mío.

¿Qué hago?.

Esta es mi oportunidad para descubrir de quién se trata el famoso amante.

Quizá con pruebas concretas pueda decirle a Alec la verdad. Rompería su corazón, pero al menos lo libraría de esa mala mujer.

Principio del formulario

Comienzo a caminar de puntitas y agazapada, no quiero que me descubran.

Ellos siguen en su faena, muy distraídos del mundo exterior. No se darán cuenta de que estoy ahí siempre y cuando no haga ruido.

Me acerco hasta una de las mesas con sombrilla, no es el mejor lugar para ocultarme, pero es lo más cerca que puedo estar sin que me vean, dado que las puertas de la caseta son de cristal desde arriba hasta el suelo.

Me verían si trato de acercarme de frente.

El hombre que la besa sigue de espaldas, y por más que lo intente, desde allí me es imposible ver su rostro.

Saco mi celular con el objetivo de grabarlos, necesito evidencias sólidas de esto.

Dejo los documentos sobre la mesa un momento y cuando le doy al botón de play, de pronto suena mi celular.

Doy un brinco y casi hago malabares con él mientras intento apagarlo.

En mi desespero, se resbala de mis manos y cae a la piscina. Trato de alcanzarlo, pero es imposible, ya ha quedado completamente sumergido.

Levanto la mirada para ver si esos dos se han dado cuenta de mi presencia. Jennifer, en efecto, ha dejado de besarlo y mira por encima de su hombro hacia afuera.

“¡Maldición!”

Reniego.

No tengo dónde esconderme, me verían si salgo corriendo. Mi única opción es meterme a la piscina y rogar que no se acerquen.

Suspiro profundo antes de deslizarme de la forma más delicada posible al agua. Si causo una perturbación demasiado obvia, se darían cuenta igual.

Contengo la respiración y me pego bien a la pared de la piscina. Miro hacia arriba a través del agua. Ahí sumergida no puedo escuchar nada.

Dejo pasar un par de segundos, hasta que ya no aguanto más y salgo con suavidad. No hay nadie a mi alrededor, así que me asomo desde el borde. Los dos han vuelto a sus caricias, pero esta vez han puesto las cortinas, imagino que por precaución.

Será inútil que me quede, me he arriesgado demasiado y gracias a eso, perdí mi celular. Lo recupero, aunque ya de nada sirve.

Salgo de la piscina apresurada, no sin antes recuperar los documentos. Estoy empapada, pero trato de secarme todo lo que puedo antes de entrar para no dejar rastros de mi presencia.

Afortunadamente, todavía guardo ropa en la habitación que Alec me ofreció, así que me cambio de prisa y salgo de la casa sin que nadie me vea.

POV Alec

No quiero pensar que Madison se comporta extraño por lo que pasó en su cumpleaños, pero es imposible no atribuírselo a eso.

Ahora está mucho más distante, pensativa y callada. Incluso con mi esposa. Si pudiera leer su mente, juraría que la odia.

Hace un par de días cuando le pedí que buscara unos documentos en mi casa, volvió con otra ropa, asegurando que se había caído en un charco de lodo y por eso había tenido que cambiarse.

Eso no me parecería raro de ella, exceptuando porque me pidió con mucha insistencia que llamara a mi mujer.

Al final logré localizar a Jennifer, quien me aseguró que tenía el teléfono en silencio y por eso no había escuchado las llamadas, pero que había estado todo el tiempo en la empresa.

Eso a Madison no pareció agradarle.

Me gustaría imaginar que está celosa de algún modo, pero sé muy bien que eso no puede ser.

Hoy es nuestra décima sesión de terapia para el TEPT. Hoy por primera vez, me llevará a ver a un perro real.

Lo hemos estado viendo en imágenes o videos.

Ya no me pongo como loco cuando los veo, aunque todavía me tiembla el pulso de cuando en cuando y sudo frío.

Me pone nervioso la idea de ver a uno en la vida real, porque cada vez que tengo un perro en frente solo puedo pensar en ese animal furioso de aquella noche que cambió mi vida por completo.

«¿Estás listo para esto?», me pregunta.

«Amm, si te digo que no, ¿No lo intentamos?»

«Alec», dice con tono de regaño.

«Está bien, está bien. No me opondré, pero por favor, tenme paciencia.»

«Mira, sé que te dije que te llevaría a un lugar, pero lo pensé bien y creo que es mejor si te traigo al perro aquí. En la casa al menos te sentirás más seguro.»

«¿Aquí? No lo vas a dejar ¿O sí?»

«No, claro que no. Es solo para el ejercicio.»

Comienzo a frotar mis manos con insistencia, la verdad creo que ya me estoy arrepintiendo.

Madison me lleva hasta el jardín y me pide que la espere ahí.

No sé si dejarme solo es la mejor idea en este momento, pues mi nerviosismo aumenta a cada segundo que pasa.

Al rato, la veo venir a lo lejos con una pequeña mantita de color rojo en las manos. En la manta va envuelto algo, pero dudo que ese sea el perro, porque es demasiado pequeño.

Se detiene a dos metros de mí.

«¿Qué es eso?», pregunto.

«Creí que, si iba a ser tu primer encuentro, deberías empezar con lo mínimo. Literalmente.»

La mantita comienza a moverse y de ella sale un chillido.

Entonces de la nada, se asoma una pequeña naricita negra, seguido de una cabeza color marrón y unas orejas.

Es un cachorrito.

.

.

.

Consejo: Puedes usar las teclas de flecha izquierda y derecha del teclado para navegar entre capítulos.Toca el centro de la pantalla para mostrar las opciones de lectura.

Si encuentras algún error (contenido no estándar, redirecciones de anuncios, enlaces rotos, etc.), por favor avísanos para que podamos solucionarlo lo antes posible.

Reportar