La boda del heredero -
Capítulo 98
Capítulo 98:
“Necesitamos más que solo una corazonada, Adrien” dijo Emmett, aún escéptico ante la teoría propuesta.
“¿Quieres más? ¿Qué te parece esto? Este. Harold vive en Colmar, a solo media hora de los viñedos; hace dos años fue arrestado por violencia doméstica… pero luego la chica retiró los cargos, y ¿Quieres todavía más? El hombre es de San Francisco”.
Un escalofrío me atravesó la espalda al oírle y vi a Emmett incorporarse, igual de sorprendido que yo.
“Las casualidades sí existen, amigos… Pero esto que les muestro aquí”
Puso su mano sobre las hojas.
“No son casualidades… son pruebas”
Nos miró primero a uno y luego al otro, con expresión seria.
“La pregunta ahora es ¿Qué vamos a hacer con ellas?”
Una hora después, nos encontrábamos en Obernai.
Tanto Emmett como Adrien, en medio de un arranque de adrenalina, se habían subido al auto para dirigirse al pueblo.
Me les uní más por nervios que por consentimiento.
“¿Estás seguro de que esa es su dirección?” preguntó Emmett.
“Es lo que dice la información fiscal en internet, los formatos de la empresa están vacíos… no sé dónde más encontrar información”
Adrian se encogió de hombros y encendió el motor del auto una vez más.
“Yo sigo pensando que esto es una locura”
Agregué masajeándome la sien.
Habíamos pasado a recoger a Elliott y lo habíamos dejado en casa de mi padre; este se sorprendió de vernos llegar sin aviso, pero recibió a su nieto con entusiasmo.
Aunque no supe cómo responder a las preguntas que me hacía con la mirada, por lo que solo argumenté que había surgido una emergencia con los Lefebvre, cosa que no era del todo mentira, y que debíamos irnos rápido.
“Debemos descubrir qué es lo que pasa, ¿No crees que corremos riesgo si ese hombre sigue libre por ahí?” preguntó Adrien.
“Si ese sujeto es realmente un criminal, corremos riesgo al estar persiguiéndole, eso es trabajo de la policía, señores, ¡acaso ellos no tienen ya la información?” repliqué, preocupada por nuestra seguridad.
“La policía está interrogando a Edward, debemos hablar con su nieto antes de que la policía llegue a él, porque si eso pasa, solo lo juzgarán por lo de París, no es idiota para confesar lo de hace un año y nosotros no tenemos cómo probarlo… solo tenemos la declaración de Emmett que, sin ofender, hermano; acaba de despertar de un maldito coma… solo basta que se consiga un abogado mínimamente decente para que nos manden a la m!erda”
Argumentó Adrien con vehemencia.
Torcí los labios, el argumento de Adrien era válido, pero el mío también lo era…
Estábamos corriendo hacia la casa de un posible asesino, era una maldita locura, y los nervios me estaban dejando fría.
“Además… necesito respuestas, Irina”
Agregó Emmett.
“No me interesa tanto que lo encarcelen por lo que me hizo que saber por qué lo hizo. Adrien tiene razón, las casualidades no existen… el hecho de que sea de California debe significar algo, son demasiadas incógnitas involucradas”
“Mi argumento sigue siendo válido, Emmett, ¡Es un criminal! ¡Ustedes no son inmortales! ¡Yo no lo soy!” exclamé, tratando de hacerlos entrar en razón.
“Te pedí que te quedaras en Estrasburgo… dijiste que no. Te pedí que te quedaras en casa de tu padre… dijiste que no” comentó Emmett con cansancio.
“Porque no voy a dejar que hagas una estupidez… que ninguno lo haga, pero debemos pensar bien las cosas. ¿Y qué pasa si lo hacemos desaparecer?” dije con firmeza.
“¿De qué hablas?”
Ambos hombres me miraron con curiosidad.
“Si la policía está interrogando a su abuelo, es probable que este tal Harold no lo sepa. Si aparecemos tocando a su puerta de la nada para preguntarle… ¿Qué? ¿Han pensado qué le van a preguntar? Porque no podemos ir y decirle: ‘¡Fuiste tú quien atropelló a esta mujer en París y se dio a la fuga!’ Si realmente atentó contra ti debe conocerte, Emmett… tan solo verte ya le pondrá en alerta… ¿Y si lo hacemos huir? Sin darnos respuestas y sin que la policía lo atrape, ¿Qué habremos ganado?”
Emmett se quedó mirándome en silencio unos segundos, su ceño fruncido parecía doloroso, su expresión era realmente consternada…
La de Adrien no era muy diferente.
“Pues… ese es un argumento increíblemente acertado, podemos arruinarlo todo tan solo con aparecer en su puerta”
Reconoció Adrien.
“Exacto”
Gesticulé hacia él con alivio, al menos les había hecho pensar.
“¿Pero qué hacemos entonces?”
Siguió Adrien.
“Estas horas son muy valiosas”
“Conduce hasta los viñedos” respondió Emmett en tono grave, mirando hacia la carretera.
“¿Tienes algo en mente?”
“Hablaremos con Caspian, si Harold frecuenta el pueblo… él debe conocerlo, algo podrá decirnos de él”
“Vale, a los viñedos entonces”
Accedió Adrien, dejándome un poco más tranquila…
Al menos había logrado que usaran un poco la cabeza.
Quince minutos después, caminábamos entre las vides, pasando de un obrero a otro tratando de encontrar a Caspian, hasta que finalmente lo vimos bajo la estructura de pesado.
Tan pronto nos vio frunció el ceño y se acercó de inmediato.
“Por los santos, Emmett… ¿Tú por acá otra vez? Se me ponen los nervios de punta, ¿Qué pasa ahora?”
“¿Recuerdas lo que te dije de la Bronco?” preguntó Emmett a media voz, Caspian asintió con el gesto torcido.
La reacción del hombre me confirmó que estaba al tanto de todo, y la mueca que le vi hacer a Adrien me dijo que él no estaba muy feliz con eso, y luego de que Emmett nos mintiera… podía entender que estuviera incluso enfadado.
“Sí, pero sigo sin ninguna novedad” respondió Caspian.
“Justo por eso venimos, la novedad la tenemos nosotros, no preguntes cómo, pero tenemos un nombre: Harold Williams, que según vive en el pueblo vecino”, dijo Emmett.
Tan pronto mencionó ese nombre, Caspian se quitó la gorra que llevaba y se secó el sudor de la frente, en evidente señal de preocupación.
“¿Harold Williams? ¿En serio? ¿Exactamente qué es lo que hizo?”, preguntó.
“¿Lo conoces?” preguntó Adrien.
“No mucho, es un idiota al que solo le gusta crear problemas. Vino hace unos años y se tuvo la intención de dejarlo trabajar en la cosecha, pero hubo un problema que llevó a una pelea y lo echaron a él y a los otros dos”, explicó Caspian.
“¿Quién los echó?” preguntó Emmett frunciendo el ceño, pues a nadie le gustó saber que el hombre sí estaba relacionado con los viñedos.
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