La boda del heredero
Capítulo 88

Capítulo 88:

“¿No le parece ese un comentario inapropiado para hacer durante una visita a nuestra tierra? Más considerando que mi esposo es un hombre exitoso aquí”

“Vamos, Emmett no peleó por el puesto que tiene… Se le asignó al nacer”, resopló en tono malicioso.

“Sí, se le asignó al nacer, pero él se ha esforzado desde entonces para ser merecedor de él y ser competente para mantenerlo”, respondí ya enfadada, no me podía creer que ese imbécil se estuviese burlando de nosotros de esa forma.

“No lo niego, pero mi punto es que no tuvo que hacer lo que sea necesario para lograrlo”

“Oh, ya veo… ¿De dónde nos visita?”

“South Beach, la zona más hermosa de San Francisco, ¿La conoce?”

“No tengo el gusto”

“Pues debería aprovechar su nuevo estatus y hacerlo pronto, quizás en verano; es mágico, se lo aseguro… Todo cristal, la vista del puente de la bahía al atardecer es sensacional, nada que envidiarle al Golden Gate, una vida de lujo”

“Seguro que sí, pero entonces, dígame… ¿Cómo es que los americanos alcanzan el éxito?”

“Lo buscamos, lo peleamos y luego lo defendemos… por el medio que sea”

“Mmmh, eso suena a que hay acciones dudosas de por medio”, respondí con una mueca.

“No somos una potencia mundial en todo por nada” Nuevamente aquella sonrisa cínica me provocó escalofríos.

“¿Y por qué me dice todo esto, Señor Jonas?”, pregunté queriendo acabar con aquella incómoda situación sin sentido.

“Se lo digo, Irina, porque primero: llevo toda la noche viendo como todo el mundo parece querer pisotearla… Y no concibo que una mujer en su posición permita algo así, usted lo ha dicho… es la dueña de todo, actúe como tal. Y segundo: porque si no sabe manejar esto… no podrá con lo que viene”

“¿Lo que viene?”, lo miré intrigada. “¿Qué quiere decir con eso?”

“Que usted es un pequeño leoncillo solitario quedando a merced de una manada de hienas. Tiempos difíciles están por venir, Irina… No quiero que la tomen desprevenida”

“¿Intenta decirme que los Lefebvre me harán la vida imposible?”

“Los planes de las personas en esta familia van más allá de arruinarle la vida, Irina… admito que aquí sí hay mucha ambición”

“Parece que sabe mucho de eso”, comenté, esta vez enderezándome de hombros.

“No estoy aquí solo por la fiesta”

“Ya veo… ¿Y cree que debería estar hablando de esto?”, ya estaba empezando a asustarme con sus comentarios, era obvio que era uno de ellos, ¿Qué hacía diciéndome todo aquello?

“Siempre he pensado que en las guerras de poder todas las partes deben estar sobre aviso”, dijo con una mueca, encogiéndose de hombros.

“¿Qué haces aquí, Elijah?”

Ambos nos giramos al oír la voz de Nadine, que me dedicó una mirada despectiva antes de mirar al visitante y arquear una de sus perfectas cejas.

“Solo felicitaba a la nueva Señora Lefebvre”.

Se volteó hacia mí.

“Es que, por lo visto no solo tú tuviste suerte, prima. Estos hombres sí que saben elegir a sus mujeres”

Di un paso hacia atrás cuando se inclinó sobre mí, pero le sonreí con educación antes de que partiera al encuentro con Nadine, que tal pronto el hombre llegó junto a ella, empezó a reprenderle.

Ambos entraron a la mansión nuevamente, mientras yo me estremecía…

Solo que no supe si de frío o de desagrado por aquel raro encuentro, y cuando estuve de vuelta en la entrada del salón, busqué a Emmett con la mirada y lo encontré en nuestra mesa… hablando con su exnovia.

‘¿Es que esta maldita noche no piensa acabar?’, gruñí mentalmente.

Esa condenada mujer no había perdido ni una oportunidad de decirme que no me pusiera cómoda, que no me quedaría por mucho tiempo por ahí…

Dejándome claro que buscaba recuperarlo.

Ya estaba cansada de ella y de todos.

Entonces me tomé unos segundos para pensar lo que me había dicho aquel hombre, pues entre todo lo incómodo que fue…

Tenía razón en algo, yo no debía dejarme pisotear por nadie, ninguno de los infelices que estaban ahí bebiendo y comiendo a costa de los Lefebvre estaba por encima de mí, y aquello fue justo lo que me había dicho Emmett un rato antes en el baño…

¿Por qué seguía actuando como si solo fuese la hija de un recolector?

Caminé con decisión hasta la mesa y me detuve frente a ellos.

“Ah, Irina… estaba pidiéndole a Emmett que me sacara a bailar, ¿No te molesta, cierto? Es que él es el único que me hace sentir cómoda al bailar, no me gustaría perder la oportunidad”, comentó la mujer, con un descaro que me hizo querer saltarle encima.

“No será hoy, querida”.

‘Ni mientras yo viva’.

“Emmett bailará conmigo ahora, ¿Cierto cariño?”

“Por supuesto”, respondió Emmett de inmediato poniéndose de pie, guiándome hasta el centro del salón.

“¿Marcando territorio?”, preguntó Emmett pegándome a sí y empezando a moverse.

“Al parecer tengo que hacerlo, es eso o arrancarle el cabello a la señorita ‘lo quiero de vuelta’, pero sea como sea debe entender que yo soy tu esposa ahora… todos aquí deben entenderlo”

“Empezando por ti”, respondió él haciéndome entornar los ojos.

“Sí, empezando por mí… no me presiones, estoy en ello”

“Tienes razón, ya esto es un gran avance, me agrada”

La sonrisa que me dedicó me provocó un vuelco en el estómago, y no pude evitar inclinarme hacia él y besarlo.

Fue algo rápido y casto, pero fue la primera vez que ocurría por iniciativa mía y no suya, eso pareció tomarlo por sorpresa.

“¿Mejor así?”, pregunté en tono inocente.

“Mucho mejor”, respondió de inmediato, apoyando su frente contra la mía.

Me permití relajarme por segunda vez en la noche, nuevamente en su compañía…

Eso no era coincidencia, Emmett y yo ahora éramos un frente unido, y si realmente cosas difíciles estaban por llegar…

Debíamos ser un verdadero equipo.

“¿Primo de Nadine, dices?”, preguntó Adrien con el ceño fruncido mientras yo me encogía de hombros.

“Eso fue lo que dijo, jamás lo volví a ver”

“¿Por qué yo no sabía de ese incidente?”, preguntó Emmett, noté que estaba un poco enfadado.

“Porque no fue nada, fue una conversación cualquiera con un hombre medio ebrio en una fiesta horrible. No dijo nada que no asumiera ya, así que no le presté atención… Esa noche todo el mundo estaba atacándome, jamás volví a pensar en él”

“¿Pero de verdad estuvo en esa fiesta? Te juro que no tengo ni el más mínimo recuerdo”, siguió Adrien, captando el humor de su amigo y queriendo regresarlo al tema principal.

“Pues… ahí estaba cuando salí al balcón y durante la fiesta lo vi un par de veces”

“¿Dónde? ¿O con quién?”

Siguió Emmett enfadado.

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