La boda del heredero -
Capítulo 85
Capítulo 85:
“No, Irina… Damien no lo hizo”, me aseguró, haciéndome enfadar nuevamente.
“Sí que lo hizo”.
“No… Esta vez le creo, él… Puedo verlo en sus ojos, Irina; la noticia le ha impactado tanto como a nosotros”.
“Está mintiendo”, susurré, no queriendo caer en su trampa.
“No creo que lo esté haciendo, pero… Lo descubriré, además la policía terminará hallando al culpable. ¿Puedes calmarte? No puedes dejar que esto te nuble la razón”.
“¿Acaso no lo entiendes?” chillé.
“¿Y si de verdad lo hizo? ¿Si de verdad la mató? ¿No entiendes el peligro en el que estamos? Tú y yo somos un problema más grande para él de lo que pudo haber sido esa mujer, Emmett… ¿Qué vamos a hacer si se entera que estamos investigando esa estúpida empresa en California? ¿De verdad crees que no va a intentar deshacerse de nosotros?”
Mis temblores se volvieron más intensos, y tuve que admitirme a mí misma que estaba asustada…
Aterrada de lo que podía hacer Damien, era obvio que no tenía escrúpulos ni límites, entonces ¿Qué me garantizaba que no iría por nosotros?
Que no le haría daño a Elliott.
‘¡No!’, grité en mi cabeza ante aquel pensamiento.
“No podemos dejar que le haga daño a Elliott, Emmett”.
Supliqué aferrándome a las mangas de su saco.
“Hey, hey… Escúchame”.
Emmett puso sus manos a ambos lados de mi rostro y pegó su frente a la mía.
“Nada nos va a pasar, jamás permitiré que alguien los toque; tú y Elliott son mi vida y los voy a proteger hasta la muerte, ni Damien ni ningún otro hijo de p%ta les hará daño”.
Empecé a llorar y dejé que me abrazara, necesitaba sentirme segura, y en sus brazos sabía que lo encontraría.
“¿Qué vamos a hacer si es él, Emmett? Estamos en peligro”.
“Estaremos bien, Irina; te juro que todo estará bien, y esto es solo un malentendido”.
Sus palabras de verdad reconfortaban, y me permití relajarme y creer en ellas, creer que de verdad todo era producto de mi cabeza, de mi odio ciego hacia Damien.
Emmett parecía bastante seguro de su inocencia en el asunto, así que procuré mantener al margen mi angustia, pero eso solo duró un par de horas.
Esa misma noche, salí de la habitación de Elliott, había ido a checar que todo estuviese en orden y luego caminé el corredor hasta el salón, dónde Emmett se había quedado adelantando algo de trabajo mientras yo tomaba una ducha…
O al menos eso era lo que me quiso hacer creer, porque al igual que lo hizo temprano…
Mintió.
La realidad parecía ser otra, lo encontré hablando por teléfono, pero cuando pretendía salir del corredor, oí algo que me frenó al instante.
“¿Estás seguro que fue una Bronco?” preguntaba a quien fuese que estuviera al otro lado de la línea.
“¿Sabes si era oscura? ¿Negra o azul…?”
Al oír cuál fuese la respuesta, se llevó una mano al rostro e inclinó su cuerpo hacia adelante, no parecía feliz con la respuesta.
“Ya veo, gracias. No, descuida… Todo está bien, solo quiero descartar”.
Me mantuve pegada a la pared del corredor mientras él se levantaba y caminaba de un lado a otro, parecía preocupado y eso me generaba incertidumbre.
Lo vi tomar el teléfono otra vez y llevárselo al oído nuevamente.
“Caspian, hombre, lamento llamarte a esta hora, pero necesito que puedas conseguirme una información… Necesito saber si alguien en los viñedos, o en su defecto habitantes en el pueblo, tienen una camioneta Bronco de color gris plomo”.
Aquella solicitud se me hizo extraña al principio, pero luego entendí que quería vincular aquella camioneta con Damien.
Quizás no estaba tan seguro de que no había sido él como quería hacerme creer, lo cual me hacía sentir varada a la deriva.
Pero lo que vino luego a continuación fue lo que me lanzó de cabeza al abismo del pánico.
“Otra cosa… Si encuentras alguna que encaje en el perfil, necesito que investigues también si la camioneta estaba en el pueblo hace un año. Sí… ya sabes, para las fechas en las que yo estuve allá… Correcto, en fechas cercanas a mi accidente. Pero voy a pedirte que no le menciones nada de esto a Hugo, ¿De acuerdo?… Porque no quiero que Irina se entere de este tema”.
Ante aquella petición me hizo enfadar, ¿Por qué quería ocultarme todo aquello?
Pero entonces la comprensión me golpeó como un tren a toda velocidad, y mientras la teoría que él parecía estar manejando se iba formando en mi cabeza…
Mi mundo empezó a caerse a pedazos.
No fui consciente del chillido que había escapado de mi garganta sino hasta que tuve a Emmett de frente hacia a mí, mirándome con preocupación y desconcierto.
“¿Qué haces aquí?” preguntó guardándose el teléfono en su bolsillo.
“¿Han intentado matarte? ¡¿Lo han hecho?!” pregunté una vez más al no obtener respuesta.
Verle bajar la cabeza y suspirar con profundidad…
Me confirmó mi aterrador pensamiento.
Yo solo lo supe, habían intentado acabar con su vida y no solo eso, sino que repitió sus fechorías con aquella pobre mujer en París…
¿Qué le impediría entonces arremeter una vez más contra nosotros?
Me sentí en un pánico inmediato y mientras Emmett aún parecía derrotado, comprendí que nos encontrábamos en la boca del lobo con sus feroces dientes mirándonos directo a la cara… ¡Cómo escaparíamos de las manos de Damien ahora?
“¿Puedes calmarte?”
Pidió Emmett mientras yo caminaba de un lado a otro del salón.
“¡No! No me voy a calmar hasta que me expliques qué diablos significa esa conversación que tenías por teléfono”.
Sentía que el corazón me latía a toda velocidad y no lograba calmarme, por más que lo intentara.
Si lo que había oído era cierto…
Si se traducía a lo que yo creía, sentía que colapsaría en ese mismo instante.
“Emmett, por favor… Dime qué pasa”.
“Vale, Irina; esto es lo que pasa: El día que fui a Obernai… cuando venía de regreso y tuve este golpe mental, no sé cómo llamarlo, fue brutal y doloroso… Recordé lo que pasó esa noche. Recuerdo estar conduciendo y que alguien detrás de mí, ponía sus luces altas una y otra vez, buscaba molestarme… Aceleraba segundo a segundo, al principio creo que solo quería rebasarme así que intenté darle paso pero no, en cambio lo que hizo fue golpear mi auto y hacerme perder el control, luego de eso solo recuerdo imágenes borrosas y nada más”.
“¿Te estaban siguiendo?”
Logré susurrar asustada.
“Eso creo, tengo el recuerdo de que este hostigamiento duró demasiado, estoy casi seguro que apareció tan pronto como salí del pueblo”.
“¡¿Por qué no me dijiste nada?!”
“Porque sabía que ibas a enloquecer cómo estás haciendo ahora”.
“¡Estoy preocupada, Emmett! ¡Pasé un año pensando que te perdí por un accidente! Y ahora, ahora… ¿Me dices que fue intencional? ¿Que intentaron matarte? ¡Estoy aterrada justo ahora!”
.
.
.
Si encuentras algún error (contenido no estándar, redirecciones de anuncios, enlaces rotos, etc.), por favor avísanos para que podamos solucionarlo lo antes posible.
Reportar