La boda del heredero -
Capítulo 80
Capítulo 80:
Jamás lo hizo, parecía decidido a joder mi paciencia esa noche, pero aunque me hubiese gustado hacerle morder el polvo, era tarde y no iba a dejar que la furia me hiciera cometer ninguna imprudencia en la carretera.
Sin embargo, el idiota no parecía tener la misma sensatez; se acercaba y se alejaba de a momentos, y yo estaba siendo sumamente cuidadoso de mantener mi velocidad, porque sabía que si variaba un poco en eso…
Terminaríamos chocando, no entendía qué diablos quería lograr con aquel hostigamiento.
“¡¿Pero qué m!erda haces?!” exclamé cuando sentí el impacto un minuto después.
Aquel jodido imbécil había acelerado y chocado la luz derecha de mi camioneta, pero no conforme con eso aceleró una segunda vez, pero en esta ocasión se había adelantado un poco, para impactar contra mi neumático, haciéndome perder el control del volante.
Todo pasó en instantes, pero sin poder evitarlo, rompí la cerca de seguridad de la vía y empecé a caer por la pendiente, impulsado por la velocidad que llevaba.
Sé que en algún punto empecé a dar vueltas, y de pronto todo se fue desvaneciendo.
Sujeté el volante con fuerza, viendo cómo los nudillos se me ponían blancos; la respiración se me aceleraba segundo a segundo, y empecé a sentir las gotas de sudor frío sobre mi frente.
De pronto, aquella conversación que había tenido con el Doctor Giroud sobre traumas y miedos a enfrentarlos estaba empezando a cobrar una fuerza descomunal en mí, porque con la llegada de ese recuerdo llegó la verdad también, y la verdad era que lo que me había pasado no había sido un accidente…
Había sido sacado del camino por aquella camioneta que me seguía.
Detuve el auto frente a las escaleras de la entrada y apagué el motor mientras miraba hacia mi derecha, debajo de los robles, donde estaba el auto de Emmett.
Tomé mi bolso y bajé corriendo en su encuentro.
Le había llamado hacia un rato para saber cómo iba todo y por qué no había regresado ya, pero me había enterado que sí lo había hecho, solo que no quiso volver a la oficina y aunque me aseguró que todo estaba bien… no le creí, sentí que me mentía, y cuando le encontré de pie frente a la chimenea apagada y tomándose un vaso de Whisky, supe que estaba en lo correcto.
“¿Emmett? ¿Qué ocurre? ¿Estás bien?” pregunté acercándome a él.
“¿Qué haces aquí? ¿Qué hora es?” preguntó mirando su reloj.
“Vine a verte porque me dejaste preocupada… ¿Qué pasa?”
Él suspiró y se terminó el trago antes de dirigirse a la cocina por más.
“Pues hablé con tu padre, resulta que Damien ha estado indagando mucho sobre cómo cultivar nuestras uvas en otras tierras”
“¿Con mi papá?”
Arrugué la frente sin entender qué pasaba.
“Sí, al parecer mi hermano lo tiene vigilado día y noche, cómo es tu padre…”
Sacudió su mano hacia mí y bebió otro trago.
“Pero no solo eso, sino que me entero de que lo amenazaron, ¿Sabías eso? Que le dijeron que te iban a dejar en la calle y te quitarían la custodia de Elliott si yo moría”
“¿Qué? ¿Cuándo?” pregunté, aunque realmente no me sorprendía.
“Damien es un idiota, ¿Por qué papá jamás me dijo nada de esto?”
Lancé mi bolso hacia el sofá, furiosa por lo que oía. Una cosa era que se metiera conmigo, pero otra muy distinta era que quisiera intimidar a mi padre.
“No quería preocuparte más, estabas mortificada por mí y él no quería empeorar la situación. Pero el asunto no es solo ese, sino que no fue solo Damien, Irina… Toda mi maldita familia estuvo ahí. Mamá y Paulette apoyaron aquella bajeza”
“¿Paulette?” pregunté en shock. ¿Cómo podía alguien ser tan dulce y amistosa y participar en una villanía así?
“¡Sí! Y fui a confrontarlas, solo estaba mi hermana, pero…” gruñó y tomó otro trago.
“Necesito demostrar que toda esa m!erda de D’vine está conectado con ellos, te aseguro que les dejaré sin un céntimo. Vivirán solo con lo que me plazca permitirles”
Emmett gruñía y despotricaba con furia, me preocupó que su tensión aumentara así que me acerqué a él y tomé su rostro entre mis manos.
“Cálmate, ya sabemos cómo es tu familia… todos recibirán su castigo… a su momento, pero no quiero que nos cueste tu salud, o tu vida, ¿Vale? Calma… ya pasó”
Él me miró un segundo en silencio y luego suspiró.
“Eso no es todo”
Apartó mis manos con delicadeza y se alejó para mirar hacia la puerta del jardín trasero.
“¿Qué más pasó allá, Emmett?”
Me sentí asustada de pronto, sentía que algo malo pasaría pronto.
“En la carretera… un auto me rebasó a gran velocidad y… Eso activó mi memoria”
“¿Qué recordaste esta vez?” susurré temblorosa.
“El accidente”
Me llevé ambas manos a la boca y contraje el gesto, las ganas de llorar me golpearon violentamente… hubiese preferido que jamás recobrara aquel recuerdo.
“¿Por qué no me dijiste que había otro auto involucrado?”
“Porque no se sabe realmente, no hubo testigos y tu auto quedó destrozado” respondí con el ceño fruncido.
“Por supuesto, una camioneta me impactó desde atrás y me sacó de la vía… tuvo que ser pérdida total” exclamó con ironía.
“Aguarda… ¿Por qué preguntas eso? ¿Piensas que te sacaron de la vía a propósito?”
Mis ojos se abrieron de par en par ante aquella posibilidad.
Debido al importante perfil de los Lefebvre en la región, y de Emmett en especial, por estar a la cabeza del negocio; eran blanco de muchas amenazas de secuestro y extorsión, lo había oído muchas veces en mi juventud, cuando era su padre quien estaba al frente, pero desde que estaba casada con él jamás había sucedido.
“¿Podrá haber sido eso lo que ocurrió?” pregunté en voz alta.
“¿Intentaban secuestrarte y… todo salió mal?”
Emmett frunció el ceño por un segundo, como contrariado por mis palabras, hasta que finalmente asintió.
“Quizás, todo es posible, pero… También pudo haber sido un accidente y ya, no nos hagamos hipótesis exageradas, ¿Sí?”
La forma en la que me habló me dejó intrigada, parecía haber mucho más de lo que me estaba diciendo.
“¿No logras descifrar eso en tu recuerdo? Si fue intencional o no, si te venían siguiendo…”
“No, realmente solo recuerdo que se encendieron unas luces muy fuertes a mi espalda, seguido por el impacto”
Esta vez Emmett se rascó la barbilla con aire ausente.
Había algo mal, lo sabía…
Lo sentía dentro de mí, pero…
¿Qué podía ser?
“¿Por qué estás tan extraño?”
“Porque… no fue solo eso lo que recordé”
Admitió con una mueca.
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