La boda del heredero -
Capítulo 75
Capítulo 75:
Cuando le di otra mirada a Emmett, nuestras miradas se encontraron, y la suya fue tan intensa que tuve que apartarme, acalorada y sonrojada.
“Ya dije que no, no insistan más”.
Me alejé de las chicas, pero aun era consiente del peso de su mirada sobre mi, y aunque no entendí por qué, esa noche fui demasiado consiente de su presencia; lo miré de reojo toda la noche, observando sus movimientos…
Las chicas tenían razón, sí era sofisticado y se%y; un hombre sofisticado y se%y… que no tenía nada que hacer con niñatas cómo nosotras… ese par eran unas ilusas si perdían su tiempo teniendo fantasías con él.
“Mis amigas no pararon de babear por ti toda la noche”, dije sonriendo.
“Entre la marea de chicos ordinarios que había en el local… tu presencia era un soplo de aire fresco”
“Lo noté, pero yo solo tenía ojos para ti… Pasé toda la noche deseando que me miraras como ellas lo hacían”
Sonrió con amargura.
“Pero siempre rehuiste de mí. Me sentía como un loco, pensando todas las formas en las que podía conquistarte, pensaba en llevarte a cenar, ir a la feria o quizás ir al río, llevarte al mall, no lo sé… Pero yo no podía ni soñar acercarme a ti”
“¿Por qué no?” pregunté extrañada, sintiendo cómo algo en mi interior se removió ante aquella confesión, esta vez el pensamiento fue: ¿Qué hubiese pasado de seguir el plan de las chicas para coquetear con él esa noche?
“No era solo tu timidez lo que nos separaban, también nos separaban un par de años de diferencia y unas cuantas leyes”.
Sonrió y torció los labios en una mueca avergonzada.
“No me siento orgulloso de esa parte, pero… pensé que si esperaba tan solo un año, podría… Pero no se pudo. Me fui a la universidad otra vez y cuando volví… estabas con Damien”
“¿Lo hizo para herirte?” murmuré enfadada.
“Supongo, yo no podía tenerte y él sí, debió sentirse muy astuto”
“Entonces me usó de más formas de las que creí”, dije con vergüenza, haberme relacionado con Damien fue el peor error de mi vida.
“Lo siento por eso, pero no es que podamos hacer mucho al respecto, ¿O sí? Lo que intentó decir es que… llevo años enamorado de ti, despertar y verte ahí en el hospital fue… Diablos, creí que estaba muerto, luego me dijiste todo lo de la boda, lo de Elliott… Me sentía furioso, era todo lo que hubiese querido pero no podía recordar nada, y una parte de mí seguía pensando que aquello nunca fue lo que tú quisiste… ¿Entonces por qué casarte conmigo? Pensar que lo hiciste solo por interés me hirió y reaccioné muy mal, cuando vi a Elliott por primera vez fue como si me escupieran en la cara”
“Pero no entiendo, Emmett… Antes, cuando éramos jóvenes yo sí huía de ti, siempre creí que me consideraban una tonta, que eras demasiado sofisticado para siquiera ser mi amigo, lo entiendo; pero… ¿Por qué jamás me dijiste esto luego de casarnos?”
“No lo sé, Irina. No recuerdo nada de eso, pero… ¿No me dijiste una vez que yo te escuchaba llorar por Damien? ¿Cómo iba a poder decir nada de esto? No sé qué decirte, solo sé que desde esa noche nunca pude sacarte de mi cabeza, y la imagen tuya, bailando con aquel vestido floreado, se repitió una y otra vez en mi memoria por años”
El silencio se acomodó entre nosotros otra vez. Mi corazón latía con tanta fuerza que estaba empezando a ser doloroso.
Todo lo que me decía era increíble, pero no podía dejar de pensar en todos esos años de los que hablaba…
¿Cuánto tiempo había perdido?
Quizás hubiese podido ser feliz con él, evitarnos todo el drama en el que nos metimos de cabeza al casarnos, y entonces, el rencor contra Damien creció más.
¿De cuántas formas podía dañarme ese hombre?
Incluso ahora, años después, enamorada de otro hombre, casada, con un hijo… siendo feliz…
Él seguía retorciendo sus macabros hilos.
“¿No dirás nada?” preguntó Emmett luego de un rato. Lo miré y suspiré, sintiendo una mezcla de emociones.
“Es que… me siento extraña, ¿Sabes? Sé que lo que me cuentas no cambia nada de lo que está pasando ahora, pero no puedo dejar de sentirme víctima de todo”, confesé.
“¿Víctima?”
Me miró frunciendo el ceño, confundido.
“Sí, es que… Por un lado, Damien me usó de todas las formas en las que pudo usarme, solo para dañarte… Es tan humillante”, suspiré con una mueca arrepentida.
“Y por otro lado… nunca me lo dijiste, y aunque puedo entender por qué, igual se siente mal”
Hice un puchero, de pronto las ganas de llorar se hicieron tan intensas que no sabía cómo iba a contenerlas.
Aquella era una situación incómoda en la que estar desnuda, después de una grandiosa velada; pero él se aclaró la garganta para interrumpirme.
“¿Podrías hacerme un favor?”
Lo miré contrariada, pero entonces él me hizo un gesto llamando a la calma.
“¿Podrías no juzgarme por las cosas que hice en ese periodo de tiempo? Puedo comprender cómo te sientes, pero realmente no tengo cómo defenderme. Todo ese espacio en blanco me agobia a diario, pero no tengo respuestas… aunque las conseguiré, tenlo por seguro”
“¿Y si nunca recuperas la memoria?” pregunté con pesimismo.
“Entonces júzgame por quién fui y lo que hice desde que desperté… Porque estoy intentando arreglar mi vida. Arreglaré lo que pasa en la empresa, pondré orden en mi familia y, ya te dije… Quiero que tú, Elliott y yo seamos una familia. De hecho… Quiero que volvamos a casarnos”
Abrí la boca ante la sorpresa, segura de que había escuchado mal.
“¿De qué hablas? Ya estamos casados”
“Ante un juez, y porque mi padre puso una ridícula cláusula en su testamento para condicionarme, para obligarme a formar una familia… Esta vez quiero una boda de verdad, porque ambos lo queremos, con todos nuestros seres queridos a nuestro lado… Ante los ojos de Dios”
Tomó mis manos entre las suyas y las acercó a su boca, luego me miró fijamente.
“Sé que eres todo lo que siempre he querido, sé que puedo hacerte feliz y sé que tú me harás feliz. Sé que te sientes usada, que piensas que los Lefebvre somos unos asquerosos manipuladores, pero… Te pido un voto de confianza, te pido que creas en mí cuando te digo que le encontraré la solución a todo. Ni mi madre, ni Damien y sus artimañas, no Charlotte, Jennifer o quién sea podrá separarnos… Si tú aceptas estar conmigo. Y necesito que me digas que sí a mí, al que soy ahora, porque vuelvo a elegirte para que seas mi compañera, y estoy seguro de que lo haré siempre, pero necesito saber que tú quieres lo mismo… ¿Puedes hacer eso?”
Las lágrimas empezaron a deslizarse por mis mejillas. Así como él era un nuevo Emmett, yo también era otra Irina…
Lo amaba y amaba cada palabra que estaba saliendo de su boca, pero seguía escuchando esa voz en mi interior, esa que había sido humillada y tratada como una tonta.
Toda la felicidad que sus palabras me causaban no podía callar esa voz, no podía calmar el enojo… Sin embargo, me limité a asentir y dejar que me abrazara.
“¿Te casarás conmigo?… Otra vez” preguntó estrechándome entre sus brazos.
“Por supuesto, nada me haría más feliz” respondí, aunque eso era cierto solo en parte.
Sí era feliz con él, pero yo también tenía cosas que poner en orden antes de seguir adelante… Una vez más me juré que Damien pagaría por todo lo que me hizo; le haría sufrir, y le robaría la oportunidad de ser feliz así como él me arrebató la mía.
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