La boda del heredero
Capítulo 61

Capítulo 61:

“¿Es posible, Emmett? ¿Podríamos mandar a alguien a E$tados Un!dos?”, preguntó Irina.

“No hará falta”, respondí de inmediato.

“Tengo amistad con el gerente de una de las oficinas del banco en California. En el tiempo que viví allá… tuve que tratar con él un par de veces, supongo que sigue trabajando para ellos, solo debo conseguir su número y marcarle”.

“Pues ahí lo tienen”, comentó Petit.

“Si consiguen el nombre de la empresa… Al menos tendrán algo más de luz en esta búsqueda”.

“Sí…”, murmuré distraído.

Pude oír a Adrien agradeciéndole al hombre, pero me desconecté rápidamente. La cabeza me daba vueltas, en lugar de aclarar parecía que todo ahora era más confuso, pero estaba determinado a descubrir qué pasaba.

“Gracias, Will, mi deuda contigo no deja de crecer”, comenté al teléfono un par de horas después.

“Descuida, hombre; estamos para ayudar”, respondió al despedirse.

“¿Lo tienes?”, preguntó Irina, sentada junto a Adrien en el sofá. Le había contado lo hablado con Petit en la reunión y había estado esperando ansiosa mientras hablaba con Will para conseguir el número del gerente del banco en California.

“Sí, sigue siendo gerente ahí… Lo llamaré de inmediato”, comuniqué mientras marcaba los dígitos. Solo tuve que esperar un par de segundos antes que la línea se abriera.

“¿Bueno?”

Habló el hombre en un inglés marcado, y por un segundo tuve un lapsus, pensando si aún recordaba cómo hablar su idioma; pues, por fortuna, Will me habló en francés durante todas nuestras recientes llamadas.

“Ahm… ¿Andrew? Soy Emmett Lefebvre, ¿Cómo estás?”, logré decir con dificultad inicial.

“¡Emmett, hombre! Hace mucho que no sabía de ti, ¿Cómo has estado? ¿No piensas salir de Europa nunca más, eh?”

“Bien, la verdad he tenido mucho trabajo, cero viajes de momento”, respondí para no entrar en detalle, mi estadía en el hospital no era tema para el momento.

“Bueno… mucho trabajo es sinónimo de dinero en cuenta, eso no está mal”.

“Sí, exacto… oye… hablando de dinero en cuenta, lamento llamarte para esto, pero necesito un favor tuyo”.

“Seguro, lo que pueda hacer por ti”.

“Recibí una transferencia hace unos días, a la cuenta de la empresa, es una suma importante, pero Administración no sabe a razón de qué viene, parece que no encuentran reportes de deudas por cobrar por esa, entonces estaba pensando que quizás si sé qué empresa envío el dinero… tal vez podría solucionar esta confusión”.

Apreté los labios, esperando que realmente el hombre estuviese dispuesto a ayudarme.

“¿Es una cuenta de acá?”

“Sí, te puedo dictar el número”.

“Perfecto, dime…”

Dicté el número que tenía anotado en el papel en mi mano y esperé con el corazón acelerado mientras Andrew buscaba en la base de datos.

“Acá lo tengo…”, dijo Andrew. Rápidamente hice gestos para que me pasaran una pluma, y Adrien se lanzó hacia mí para darme la que llevaba en el bolsillo de su camisa.

“La cuenta pertenece a D’vine Label, ¿Eso te dice algo?”

“No realmente”, respondí mientras veía a Adrien tomar el papel y empezar a buscar en su celular.

“Pero seguro los de Administración recordarán algo al oír el nombre, en serio muchas gracias por el apoyo, Andrew. Te debo una”.

“No hay de qué, fuiste un buen cliente siempre, tendrás nuestro apoyo siempre que necesites”.

Agradecí sus palabras y corté la llamada justo a tiempo para ver a mi amigo torcer el gesto.

“M!erda, esto es cada vez más raro”, dijo Adrien.

“¿Qué ocurre, Adrien? ¿Qué encontraste?”, preguntó Irina ansiosa.

“D’vine Label es una empresa vinícola, bastante nueva… no lleva ni un año fundada, por lo que veo. Están en proceso de levantar su primera cosecha, y aún no sacan ningún producto al mercado, pero parece que están trabajando en una línea de vinos riesling producidos con materia prima del noroeste de Francia”, terminó con una sonrisa irónica.

“Con nuestras riesling”, dije, llegando a la misma conclusión que él.

“¿Dices que las cosechas que se han estado vendiendo, son para esa empresa?” preguntó Irina con confusión.

“Eso es justo lo que digo”.

“Pero no entiendo… ¿Por qué todo el dinero del que hablan está llegando a la cuenta de esa empresa?”

“Parece ser que Lefev’s está financiando la fundación y el auge de esta empresa americana”, dijo Adrien, echándose hacia atrás en el sofá.

“¿Qué m!erda está pasando?”

“Es lo que yo quisiera saber”.

Siguió Irina.

“Si el asunto es financiar un proyecto en América… ¿Por qué hacerlo a escondidas?”

“Porque Lefev’s no verá ni un solo centavo de vuelta, Irina… No estamos financiando nada, nos están robando recursos y capital”.

Intervine enfadado antes de mirar a Adrien.

“Seguramente si nos vamos atrás… encontraremos que esta plantilla de la que ni tú ni yo sabemos, esa a la que se le paga todo el dinero que termina en esa cuenta… apareció justo antes de la fundación de D’vine, y te apuesto lo que quieras… Que no lleva ni un año fundada porque pusieron esto en marcha tan pronto caí en coma”.

“Oh, m!erda…”.

Volvió a resoplar Adrien, llevándose ambas manos a la cara.

“¿Qué hijo de p%ta trama algo así?”

Irina volteó a verlo con incredulidad, dejando claro que ella tenía su teoría muy clara, y lo señalaría sin dudarlo, pero tan pronto como volteó a verme alcé un dedo, pidiéndole con advertencia que aguardara.

“Lo descubriremos… necesito saber quién figura como presidente de esa empresa, Adrien; y necesito la lista de nombres de los titulares de esas cuentas a las que le pasamos dinero mes a mes… hasta entonces, de esto, ni una palabra a nadie, ¿De acuerdo?”

Ambos asintieron en silencio, mientras yo intentaba calmar mis pulsaciones, porque al igual que Irina…

Yo también tenía mis sospechas, y lo mataría si terminaba siendo él.

Salí del baño secándome el cabello con esmero, terminaría con una neumonía si dormía con el cabello mojado con las temperaturas a las que estábamos esos días, pero el día había estado tan descabellado, que necesité aquella ducha para relajarme un poco, de otro modo terminaría como Emmett.

Él yacía en la cama, con un pie cruzado sobre el otro, con un brazo detrás de su cabeza y el otro apuntando hacia el televisor con el control remoto, haciendo zapping sin ver nada realmente…

Su vista estaba en la pantalla, pero su mente estaba muy lejos de aquella habitación.

Maldije una vez más a los Lefebvre, yo sabía que habían sido ellos, sabía que tarde o temprano aparecerían sus nombres ligados a todo ese fraude que estaba saliendo a la luz; y el hecho de que se hubieran aprovechado de su condición…

Me hacía hervir la sangre.

Emmett había estado al borde de la muerte y ellos solo estaban preocupados por llevarse todo lo que pudieran, eso tenía que ser muy decepcionante y doloroso para él.

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