La boda del heredero -
Capítulo 18
Capítulo 18:
“Adrien, yo… solo tengo problemas para recordar ciertos aspectos de mi vida, y probablemente eso se solucione pronto, pero créeme que tengo fresco en mi memoria todo lo demás, te lo juro”.
Mi amigo, que era también gerente administrativo en Lefrev’s, mi mano derecha, se dejó caer sobre una de las sillas.
“Esto es una locura, porque si realmente dice eso… ¿Cómo vamos a refutarlo? Te mantendrán alejado de la junta”.
Fruncí el ceño, sintiéndome impotente y frustrado… Siempre había sido capaz de solucionar cualquier problema, pero…
¿Qué hacía ahora que el problema era yo?
“El doctor no sabe realmente la magnitud de la amnesia, ¿O sí?”, comentó Irina de pronto, haciendo que ambos nos volteáramos a verla.
“¿A qué te refieres?”, preguntó Adrien.
“Emmett no recuerda haberme pedido que me casara con él, lo que nos deja un vacío de dos años, uno, tomando en cuenta que el ultimo todos entenderán por qué no está al tanto de ello, pero… ¿Y si hacemos ver que el vacío es solo de unos meses, los meses previos al accidente?”.
“¿Y cómo hacemos eso?”, pregunté.
“Pues… Tú llevas años en la empresa, Adrien. Y tienes en tu poder documentos, las actas de asamblea y todo eso. Pensemos en esto como en un examen de admisión, solo debes estudiar las cosas que sucedieron en la empresa durante ese año, así parecerá que la amnesia no ha afectado esos recuerdos”.
“Es un poco rebuscado, ¿No crees?”, murmuró Adrien con una mueca.
“Rebuscada fue la artimaña de Damien para conseguir ese informe, está tan desesperado que ya no le importa que se le note el desespero, hará lo que sea por hacerse con el control de Lefrev’s, y solo Dios sabe lo que hará cuando lo tenga”.
“Quiere cambiar a la Junta Directiva”, comenté, ganándome la mirada sorprendida de ambos.
“Me lo comentó hace un rato, parece que ya tiene candidatos”.
“Fíjate… Te apuesto que tú y yo no figuramos en esa lista”, le dijo Irina a Adrien.
Mi amigo negó con la cabeza antes de dejarla caer en gesto derrotado.
La impotencia seguía creciendo en mi interior, en otras circunstancias yo estaría buscando como hacerle pagar a Damien por creerse más listo que yo, pero en ese momento, sin conocer la mano de cartas que me había tocado, era difícil definir una estrategia, y en falta de una propia… no me quedó de otra más que admitir que la de Irina era una buena opción, la única que teníamos.
“Yo le dije que quería estar presente en la junta… no le gustó, pero sabe que no puede negarse”, comenté a media voz.
“Si él realmente presenta ese informe, Irina tiene razón, la única forma de poder hacerle frente a eso es aparentando que no es tan grave como pudo haberlo planteado el doctor”.
“¿Me dices que debemos ir por el plan de la prueba de admisión?”, preguntó Adrien con ironía.
“Creo que es nuestra mejor opción”.
Me encogí de hombros.
“Además… sería un golpe difícil de reponerse que él haga su gran jugada si nosotros la bloqueamos de inmediato, ¿No crees?”.
“Quedaría en ridículo”, murmuró Irina con una sonrisa.
“Sabes que es nuestra mejor opción, Adrien. La junta es el jueves… Creo que Emmett podría estar preparado para entonces”.
“Sí, claro… lo preparamos, pero ¿Qué vamos a hacer? ¿Cuándo Damien diga ‘mi hermano tiene amnesia’ qué hará Emmett? ¿Retarlo a un juego de preguntas y respuestas?”.
“Bueno… ya pensaremos en la forma, lo importante es que Damien no se salga con la suya”.
La puerta del salón se abrió en ese instante y Margot, una de las sirvientas se presentó ante nosotros.
“Lamento interrumpirles, pero… El Señor Hugo la está buscando, Señora Irina, me parece que el pequeño Elliott está un poco inquieto”.
“Gracias, Margot… En seguida voy”.
Se giró hacia nosotros y torció el gesto.
“Supongo que será cuestión de minutos antes de que Gioconda demande a Emmett en el salón, pero aprovechen este tiempo para ponerse al día, y Adrien”, miró fijamente a mi amigo.
“Ni una sola palabra de esto a Pau”.
Adrien asintió con movimientos lentos y continuaba haciéndolo cuando Irina se marchó.
“¿Qué pasa con Paulette?”, le pregunté cuando estuvimos solos.
Él se removió inquieto y resopló antes de abrir la boca.
“Paulette y yo estamos juntos”.
Abrí los ojos con sorpresa al oírlo.
“Bueno… Me alegra por ustedes”.
Tomé asiento a su lado.
“¿Fue antes del accidente? Me refiero a… ¿Yo lo sabía?”.
“No, nosotros… cumpliremos apenas ocho meses de relación. Luego de tu accidente las cosas fueron duras para todos y…”.
“¿Tú la consolaste?”, pregunté con sarcasmo, él rio en un resoplido.
“Sí, podría decirse… Espero que no te moleste”.
“Descuida, yo creo que no podría imaginarme a un hombre mejor para Pau, todo está bien”, comenté palmeando su hombro.
“Esto es una locura, creí que con el hecho de que despertaras… se detendría toda esta guerra, pero… solo parece empeorar”.
“Dímelo a mí”.
“Lo siento, hombre. Esto debe ser incluso peor para ti, ¿No? Despertar, no recordar nada, y enterarte de que todo es un desastre”.
“Mhm…”, asentí en una mueca.
“¿Qué es lo último que recuerdas?”.
“No lo sé, buscar mi último recuerdo es duro… ¿Quizás el cumpleaños de mamá? No lo sé.
“¿Y de verdad no recuerdas haberte casado con Irina?”.
“No, ella me habla de la boda, mudarnos a Estrasburgo, ella embarazada… Todo es una completa locura”.
“Sí, y creo que Damien ha elegido el peor momento para enloquecer de poder, ¿No? Pero eres el tipo más rudo que conozco, Emmett… Maldita sea, estuviste en coma un año entero y despiertas como si nada; sí, olvidaste un par de cosas, pero… otros hubiesen muerto… Todos creímos que morirías, creo que eso es lo que más está frustrándolos, ya habían hecho planes sin ti”.
“No sabes que frustrante que es todo esto para mí, Adrien. Siempre he sabido que mi familia es complicada, pero desde que desperté pareciera que se han vuelto todos en mi contra y… no es que no pueda manejarlo, es que no sé qué diablos pasó, sin eso no sé cómo llevarlo”.
“Te entiendo, hombre… Debe ser muy duro, pero te aseguro que Irina y yo te pondremos al día con todo, y no vamos a dejar que te saquen del juego, te pondremos de nuevo al mando, y la junta lo apoyará, todos saben que esa empresa te necesita en frente”.
“Esa es otra cosa… ¿Irina Varane?”
Sacudí la cabeza exasperado.
“¿Cómo pasó eso? ¿Cómo es que la chica que toda la vida estuvo loca por Damien de pronto decide ayudarme en contra de él? Toda su explicación me genera más dudas que respuestas… En toda esta guerra, entre un bando y otro… ¿Cómo sé que no está de su lado? Que todo esto no es un plan de ambos para arrebatarme todo. ¿Y qué si solo quiere una tajada del dinero? Si es solo el plan B de Damien”.
“¿De qué estás hablando, Emmett? ¿Irina? Ni al caso, esa mujer lo único que ha hecho durante tu ausencia es luchar y luchar para que mantuvieras la empresa, que era a lo que habían llegado, ¿No? Me dijiste que acordaron unirse para mantener la empresa, pues Irina jamás ha faltado a su palabra, te ha sido leal desde el matrimonio… Yo confío en ella”.
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