La boda del heredero
Capítulo 119

Capítulo 119:

Ahora Emmett y yo tendríamos dos hijos, seríamos una familia más grande, como siempre había querido.

Pero en ese instante, no sabía ni siquiera si contaría con Emmett.

“No, no, no… Emmett no está muerto, no puede estarlo”.

Me repetí una vez más.

Me negaba a pensar en esa posibilidad.

Pero lo cierto era que con cada segundo que pasaba esa posibilidad se hacía más probable. Rompí en llanto una vez más, enfadada de saberme en las manos de la estúpida de Nadine, rogando poder encontrar una forma de atraparla antes de que terminara de arruinarnos.

“Pero es que sí la hay”, murmuré un rato después, cuando las palabras de Nicolaj se colaron una vez más en mi subconsciente.

Nadine era prepotente, arrogante… y estúpida, confrontarla y hacerle meter la pata no debía ser tan complicado.

¿Sería posible que lo lograra?

Si había alguien que irritaba a esa mujer era yo, siempre me despreció… Para ella sería un placer regodearse en mi miseria… burlarse de ella.

¿Podría atraparla así?

Lo medité por un buen rato y al final la respuesta siempre era la misma:

“Claro que sí”.

Miré a Elliott, dormía profundamente…

Jamás notaría mi ausencia.

Y aunque me partía el alma pensar en dejarlo…

No veía otra opción, necesitaba asegurarme que Emmett estaba bien, o incluso si no lo estaba… quería que Nadine y Damien pagaran por lo que habían hecho.

Me puse de pie y fui a mi habitación en busca de un abrigo mientras el plan se iba formando en mi cabeza, era arriesgado, pero Nicolaj creía que podía funcionar y eso bastaba para mí.

Me asomé al salón con cuidado, Adrien y Nicolaj conversaban junto a la puerta del jardín trasero, aún no había rastros de Edmond, lo cual me dio más motivación.

Tomé una pluma y un trozo de papel en el despacho de Emmett y garabateé un par de palabras para Adrien, era una fortuna que estuviera ahí esa noche.

“Debo ir a encargarme de esto, por favor cuida a Elliott mientras no estoy”.

Me aseguré de dejar la nota en un sitio visible del salón antes de salir por la puerta principal sin hacer ruido.

Ambos hombres se encontraban mirando hacia el lado opuesto de la propiedad, así que no me verían; el verdadero problema era encender el motor del auto sin ser escuchada.

Previendo que alguno de los dos pudiera ir tras de mí, decidí abrir el portón mecánico, el guardia de seguridad rara vez cuestionaba hacia dónde nos dirigíamos o si volveríamos pronto…

Esa vez no fue la excepción.

Cuando tuve la salida completamente despejada para mí, encendí el motor y pisé el acelerador de inmediato, rogando para que el auto me colaborara en aquella huida.

No miré atrás, pisé más a fondo el pedal y me alejé rápidamente de mi casa con rumbo a Obernai.

Fue poco lo que pude pensar mientras me desplazaba por la carretera, no tenía ningún plan concreto en mi cabeza, lo único que sabía era que Nadine me escucharía de una vez y por todas, no iba a seguir permitiendo que amenazara la vida de mis hijos… o la de mi esposo, por su cochina ambición.

Sin embargo, media hora después, cuando entré al pueblo… las dudas inundaron mi cabeza, y el sonido del teléfono vibrando solo alteraba más mis nervios.

Ser impulsiva había sido una característica en mí desde que era una chiquilla, pero esta vez debía ser más inteligente.

Lo que le había dicho a Nicolaj esa tarde seguía atemorizándome…

¿Qué pasaba si me hacía daño?

¿Cómo podía cuidarse de ella en medio de aquel caótico plan mío?

Justo cuando ese pensamiento cruzaba mi cabeza, pasé frente a la casa de mi padre.

Pisé el freno de golpe, casi golpeándome contra el volante y miré las ventanas oscuras, conociéndolo como lo conocía… debía seguir en los viñedos a esa hora.

Aparqué el auto en la otra acera y saqué el móvil, verifiqué las llamadas…

Todas eran de Adrien, igual que los mensajes, el hecho de que no hubiese ninguna de Emmett me dio un poco más de motivación para seguir.

Bajé del auto y me apresuré hacia el pórtico de mi padre, me agaché para tomar la llave oculta bajo la maceta de lavanda y entré antes de que alguien pudiera verme.

No encendí las luces, sabía a dónde debía ir.

Subí hasta la habitación de papá y en la tercera repisa de su armario, bajo todas sus mantas de invierno, hallé lo que buscaba.

Di un paso atrás con esa pequeña y vieja pistola de papá en mano.

El corazón me latía dolorosamente con tan solo tenerla entre manos, me aterraba la idea de usar aquella cosa, pero no quedaba de otra…

El bienestar de mi familia dependía de mi valor en ese momento.

Me senté en la cama un momento y saqué el móvil otra vez cuando lo sentí vibrar.

Mi pecho rugió cuando vi su nombre en la pantalla, era un mensaje de Emmett:

“No me esperes esta noche”.

Fruncí el ceño ante aquel escueto mensaje, ¿Desaparece toda la tarde y solo eso me dice? ¿Ni siquiera una llamada?

De inmediato le marqué, esperando una verdadera explicación, pero de inmediato me mandaba al buzón…

El teléfono seguía apagado, y eso no me dio buena espina.

“¿Y si no es él?”, me pregunté mortificada.

¿Y si era parte de algún plan de Damien para que dejáramos de buscarlo?

Sacudí mi cabeza con energía, no caería en aquella trampa.

Empecé a buscar entre mis contactos hasta hallar el que buscaba y marqué.

“¿Qué haces llamándome?”

La voz de Nadine me resultó más repulsiva que nunca ahora que sabía todo lo que había hecho. Tragué con dificultad y me armé de valor para decir lo que pretendía.

“Estoy en el pueblo, y creo que ya es hora de que hablemos”.

“¿Y qué se supone que tendría que hablar yo contigo?”

“Oh… Sabes perfectamente de qué, cariño… yo en tu caso procuraría colaborar, oí que reducen condenas por eso”, dije en un falso tono meloso.

“No sé de qué hablas”, siseó en respuesta.

“Bueno… encuéntrame en las bodegas en veinte minutos y lo sabrás, ¿Sabes dónde, no? Dónde te encontré la otra vez, cuando te demostré ser más lista que tú y te jodí la vida”.

Lancé aquella primera bomba cargada de veneno…

No sabía qué iba a pasar esa noche, pero no abandonaría aquel pueblo sin que Nadine Moureu confesara todo lo que había hecho.

“De acuerdo. Si quieres verme… ahí estaré”

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