La boda del heredero -
Capítulo 118
Capítulo 118:
“Justo por eso es un mal plan, no es algo que podamos llevar a cabo ahora. Así que olvide eso, señora… esperaremos a su esposo para que decidan cuál será el plan”
“Por supuesto”.
Asentí con aire ausente.
“Si me disculpan… iré al baño un momento”
Ambos hombres inclinaron su cabeza y me vieron partir.
Entré al baño y abrí el grifo para lavarme el rostro, las náuseas seguían atacando…
Aquel era realmente un terrible momento para estar embarazada, mucho más si debía mantenerme serena.
‘Pero lo intentaré… por este bebé lo intentaré’, pensé mirándome al espejo, prometiéndome que lo lograría y que todo saldría bien.
Sin embargo, mucho de esa promesa no dependía de mí.
Dos horas después Emmett seguía sin llegar a casa y mis nervios iban en aumento.
Había llamado varias veces a su celular y parecía estar apagado; para cuando mi temor se hizo mayor y llamé a la oficina para preguntarle a Alicia, el mundo se me vino a los pies.
“No, el Señor Emmett ya no está en su oficina, él salió hace un par de horas, y creo que el Señor Damien salió con él, porque tampoco ha regresado”
No pude oír lo demás que dijo la secretaria, porque había dejado caer el teléfono mientras me llevaba una mano al v!entre y otra a la cabeza. Mi mundo de pronto empezó a tambalearse, porque por segunda vez, sentía que perdería a…
“Noa, no, no… otra vez no”, susurré llena de desesperación.
“¡Señora?” exclamó Nicolaj al verme desfallecer.
El hombre se apresuró hacia mí y me llevó en brazos hacia el sofá mientras su hermano se acercaba.
“¿Qué le pasa?” preguntó Edmond.
“Debe ser cosa del embarazo”, respondió Nicolaj palmeándome el rostro.
“¿¡Está embarazada?”
“No, no es eso”.
Logré susurrar ante la sorpresa de Edmond.
“Es Emmett… Alicia dice que se fue de la oficina hace dos horas… Con Damien”, mi voz se quebró al decir lo último, sobre todo porque ambos hermanos se miraron con preocupación.
“Joder”, murmuró Nicolaj agachado frente a mí.
“Voy a buscarlo”
Edmond salió disparado del salón sin esperar mi respuesta.
Mi respiración se agitaba más segundo a segundo y no pude evitar romper en llanto definitivamente.
“Cálmese, todo estará bien”
Seguía repitiendo Nicolaj, pero yo no tenía tantas esperanzas, mi mundo estaba siendo azotado otra vez por aquel meteorito, y no estaba segura de poder resistirlo esta vez.
Quince minutos después seguía recostada en el sofá, con un brazo cubría mis ojos mientras que el otro lo apoyaba en mi v!entre.
“¿Quiere un poco más de agua, señora?” preguntó Nicolaj en voz baja.
“No, estoy bien… déjalo”
“Vale, le prometo que todo va a estar bien, el Señor Emmett debe haberse quedado sin batería en el móvil y por eso no ha llamado, pero debe estar bien”
Una ligera llama de esperanza se encendió en mí ante aquella posibilidad, y empecé a asentir, rogando internamente que ese fuese el caso.
“¿Edmond no te ha llamado?”
“No, pero de seguro ya vienen en camino, descuide”
Y como si de alguna señal divina se tratara, el timbre sonó en aquel instante.
Nicolaj me hizo gestos para que me quedara sentada cuando quise salir corriendo, asegurándome que él abriría.
Mi corazón latía a toda velocidad, la emoción de saber que Emmett estaba de vuelta me ahogaba, pero debí haber sabido que no era él…
Emmett tenía sus propias llaves y no tocaría el timbre.
Adrien apareció en el salón, seguido por Nicolaj. Me puse de pie y caminé hasta él, apoyando mis manos en sus brazos cuando los extendió hacia mí.
“¿Emmett no está contigo?”
Sentía que mi cordura dependía de su respuesta. Verle sacudir la cabeza en negación estuvo a punto de acabar conmigo.
“No, Alicia me dijo que él me pidió venir acá al salir de la oficina, pero no me explicó por qué… ¿Qué ocurre?”
“Emmett no responde a mis llamadas… ¡A las de nadie! Y Alicia me dijo que salió de la oficina en compañía de Damien”.
Mi voz se quebró una vez más al decir aquello.
Adrien frunció el ceño y sacudió la cabeza, incrédulo.
“¿Por qué diablos se iría con él?”
“Exacto, eso fue hace dos horas aparentemente y ahora no sabemos dónde está. Temo que le haya pasado algo, Adrien, yo…”
Gimoteé adolorida y me llevé una mano al pecho, sentía que colapsaría.
“Vamos, Irina… Siéntate”.
Pidió Adrien guiándome al sofá una vez más.
“Tiene que haber una explicación, de seguro está bien”
“No lo sé, Adrien… y si… si…”
Cubrí mi rostro con las manos y empecé a llorar.
“No puedo perderlo. No otra vez”
“Emmett estará bien, Irina… calma, solo hay que ser pacientes. Intentaré llamar a Damien, ¿Sí? Algo debo conseguir con él”
Asentí débilmente y le vi alejarse, llevándose el teléfono al oído.
Nicolaj seguía mirándome con compasión y de pronto Elliott empezó a llorar, ya estaba cansado de estar en aquella silla.
Me levanté y lo tomé en brazos, acunándolo sobre mi hombro.
“El niño está cansado, iré a la habitación para dormirlo en tranquilidad, manténme informada de todo, Nicolaj”
“Seguro, señora”
Atravesé el corredor y cuando estuve en la habitación de Elliott lo dejé en su cama y me recosté a su lado, acariciando su cabeza y tarareando su canción de cuna favorita.
No pasó mucho tiempo antes de que su pequeño cuerpo se relajara contra el mío, sumiéndome en el mundo de los sueños.
Lo envidié un poco, que tuviera la facilidad de dormir en aquellos momentos…
Ajeno a todo lo que ocurría, era sumamente duro.
Pensé en él y en la vida que quería que tuviera.
¿Cómo iba a lograrlo si Nadine estaba por ahí asechando sin descanso?
.
.
.
Si encuentras algún error (contenido no estándar, redirecciones de anuncios, enlaces rotos, etc.), por favor avísanos para que podamos solucionarlo lo antes posible.
Reportar