La boda del heredero
Capítulo 115

Capítulo 115:

Irina ya tenía el vestido en su lugar y me miró con sus pupilas aún dilatadas y sus labios hinchados.

“Aún no he acabado contigo” le dije, no pretendiendo ser seductor o petulante, sino para dejarle claro que seguía sediento de ella, y por la sonrisa que me dedicó, supuse que ella se sentía de la misma manera.

Caminé hasta la puerta y la abrí de mala gana para toparme con la expresión pétrea de Nicolaj al otro lado.

“¿Qué ocurre?”

“Lamento molestarles, pero Edmond me acaba de llamar… ha ocurrido algo” respondió nuestro escolta con gestos tensos.

“¿Le ocurrió algo a Elliott?”

Chilló Irina corriendo hacia nosotros, pero Nicolaj sacudió la cabeza en negación.

“¿Puedo pasar?”

“Claro…”

Me hice a un lado y volví a cerrar la puerta antes de volverme hacia él.

“¿Qué es lo que pasa?”

“Acaban de llamar a Edmond… del departamento de policía, finalmente consiguieron la orden y fueron tras él…”

Hizo una pausa y frunció la boca.

“Está muerto, señor”

“¿Qué?” murmuró Irina en un jadeo.

“¿Se enfrentó a la policía? ¿Por qué?” pregunté confundido.

“No, señor… la policía lo halló muerto en la habitación del hotel… según el forense, todo apunta a que fue envenenado, murió durante esta madrugada”

El calor abandonó mi cuerpo mientras los ojos estupefactos de Irina se clavaban sobre mí, Harold Williams era la única posibilidad que teníamos de atrapar a Nadine, y lo habíamos perdido.

Di unos cuantos pasos hacia atrás para poder apoyarme en el escritorio, la punzada en mi cabeza, esa que había desaparecido al recuperar la memoria, de pronto volvió con una intensidad impresionante y más dolorosa que antes.

“Emmett… ¿Qué ocurre? ¿Estás bien?” preguntó Irina con preocupación, pero yo solo pude sacudir mi mano y mirar a Nicolaj.

“¿Dices que Harold Williams está muerto?”

“Sí, señor… Lo confirmaron hace una hora, Edmond me acaba de llamar. El oficial le preguntó si habíamos tenido que ver en eso y…”

“¡¿Qué?!” Chilló Irina una vez más.

“¿Piensan que fueron ellos?”

“No, ya no, al menos… Edmond se los aclaró, pero eso igual no hubiese sido un problema, señora, descuide.

“¿La policía piensa que mi esposo mató a ese infeliz y eso no hubiese sido un problema? ¿Juegas conmigo, Nicolaj?”

“No, señora, para nada. Solo le digo que mi hermano y yo tenemos una reputación con la policía, si realmente alguien los implicara en el crimen…

Nuestra palabra ayudaría.

“¿Y quiénes diablos son ustedes?!”

“Irina!” exclamé ante su falta de educación.

“Descuide, señor… está bien, entiendo que estén estresados por esto, pero es necesario actuar rápido. Yo les recomendaría que nos traslademos a su propiedad para pensar en qué se va a hacer. Por ahora la policía está haciendo las investigaciones para hallar al culpable”.

“¿Y tienen algún indicio de quién fue?” pregunté y tan pronto como dejé de hablar, el resoplido de Irina irrumpió el ambiente.

“¿Que quién fue? ¿Es una broma, Emmett? ¡¡Fueron ellos!! ¿Acaso no lo ves? Ya saben que les estás pisando los talones y sabían que este hombre no tardaría en delatarlos… ¡Lo mataron para cerrarle la boca y ahora nunca los vamos a poder atrapar! ¿Qué vamos a hacer ahora? Somos los siguientes en su lista, te lo aseguro”.

“Irina, cálmate, por favor”

“¡Con un demonio que me voy a calmar! Y ahora mismo voy a encargarme de esto”

Vociferó mientras tomaba el punzón para notas que tenía en mi escritorio y avanzaba veloz hacia la puerta.

“¡¿Pero qué haces?!”

Irina estaba furiosa y amenazó diciendo

“Lo mataré antes de que pueda ponerle una mano encima a Elliott, eso haré”

Me lancé tras ella al instante, aunque afortunadamente Nicola estaba más cerca y la sujetó entre brazos cuando puso una mano sobre el pomo de la puerta, haciéndola forcejear para liberarse.

Le grité:

“¡Enloqueciste!”

Mientras le arrebataba el punzón de las manos y lo lanzaba al suelo.

“¿Qué diablos tienes en la cabeza?”

Irina respondió con rabia.

“Proteger a mi hijo, eso tengo en la cabeza… algo que debiste hacer tú, pero en cambio decidiste hacer estúpidos tratos con ese infeliz… ¡Con un criminal!”

Sus palabras fueron como un escupitajo en la cara, porque aunque sabía que solo estaba siendo dominada por el pánico, no le quitaba veracidad a su acusación.

El error que cometí estaba estallando en mi cara, y lo hacía en el reproche de Irina.

Reflexioné que había arruinado todo al impedir que Williams fuera a la policía en el momento que estuvimos ahí.

Ahora no teníamos nada en contra de Nadine, y en cambio parecíamos estar a merced de esa mujer, porque ya no teníamos forma de saber qué le había dicho Williams sobre mí.

Sin embargo, oír aquello de la boca de Irina no me sentaba nada bien, porque no podía sentirme más inútil que en ese instante, y era obvio que no obtendría comprensión de su parte… pero en cierto modo la entendía.

Intentando calmar la situación, le dije:

“Pero eso”.

Señalando el punzón en el suelo.

“No solucionará nada. Creo que lo mejor es que vayas a casa con Elliott”

“Sí, yo también lo creo”, respondió Irina desafiante, manteniendo su barbilla erguida.

La imagen de la Irina cegada de deseo que había visto apenas diez minutos antes se había esfumado por completo, y con ella, mi día había oscilado de un extremo a otro con alarmante facilidad.

“Acompañe a la señora a casa, Nicolaj”, dije, dando un paso atrás para distanciarme de ella y permitir que él la soltara.

“Sí, señor”

Nicolaj, obedeciendo, abrió la puerta de la oficina e hizo un gesto a Irina para que pasara, pero ella, tensa, se resistió y me lanzó una mirada inquisitiva.

“¿Tú no irás?”

“No”

“Pero…”

.

.

.

Consejo: Puedes usar las teclas de flecha izquierda y derecha del teclado para navegar entre capítulos.Toca el centro de la pantalla para mostrar las opciones de lectura.

Si encuentras algún error (contenido no estándar, redirecciones de anuncios, enlaces rotos, etc.), por favor avísanos para que podamos solucionarlo lo antes posible.

Reportar