La boda del heredero -
Capítulo 106
Capítulo 106:
“Y como veo que es lista le daré un consejo… no vuelva a abrir esta puerta, ¿De acuerdo? Las calles no serán seguras estos días, y dígale a Harold, que sabemos lo que hizo en París… y dígale que rece para que la policía lo encuentre primero que nosotros”
Nicolaj le guiñó un ojo y le sonrió antes de darse la vuelta, yo miré a la mujer, fruncía el ceño, pero estaba temblando de pies a cabeza, y cuando cerró la puerta apresuradamente, yo seguí a mi escolta.
“¡Qué diablos fue eso?” jadeé cuando llegamos al auto.
“Suba primero”
Indicó Nicolaj.
Hice lo que me pidió y puse el motor en marcha cuando me lo señaló.
“¿Y bien?” insistí.
“Pues, Harold realmente no estaba… su miedo cuando le pedí entrar fue real, pero era obvio que la entrenaron para no dar respuestas, pero ella es solo la mujer de un tipo problemático… sabe que su vida corre peligro si él mete la pata con gente peor que él” explicó Nicolaj.
“¿Y entonces?” pregunté sin entender qué logramos con eso.
“Y entonces tenga por seguro que ella lo llamará tan pronto como pueda para decirle sobre esto, y viéndose acorralado… la policía o nosotros… le aseguro que Harold llamará a su hermano y pedirá más dinero, los sicarios no son tan listos como mucha gente piensa”
“A ver, a ver, Nicolaj… Háblame despacio, hombre, que tengo el corazón latiéndome en los oídos y…”
“Solo debemos tener vigilado a su hermano, señor… y seguirlo cuando podamos” aclaró.
“Oh… ya veo” murmuré asombrado y admirado, ese hombre realmente sabía lo que hacía, fue un completo acierto llevarlo conmigo.
“Ahora le recomiendo que nos demos prisa en llegar a Estrasburgo… déjeme conducir, en media hora estaremos ahí”
Cuando llegamos a la oficina, realmente solo había pasado media hora, entré al elevador pensando en qué debía aumentarle el sueldo a los Roux.
“Su hermano está en la oficina, vigilaré desde aquí afuera”
Señaló Nicolaj hacia la puerta.
“Y estaré atento a lo que dice al teléfono. Lo que sí recomiendo, es que haga o diga algo que ponga sobre alerta a su hermano también”
“¿Y eso para qué?” pregunté confundido.
“Si ambos se ven en aprietos… será más fácil que metan la pata o hablen de más” explicó.
“Claro… Pensaré en algo”, murmuré mientras entraba a la oficina, sintiéndome como un idiota. Aquel tipo me hacía sentir como un niñato ignorante, pero al mismo tiempo estaba agradecido de tenerlo ahí… era un arma muy útil, por lo visto.
Fui hasta mi escritorio y tomé asiento, respondiendo la llamada de mi secretaria, pero pidiéndole que no me interrumpiera en un rato. Necesitaba relajarme un poco.
Meditaba entre si llamar a Irina o no, si contarle el nuevo plan o no, cuando de pronto la puerta se abrió y Damien entró a la oficina.
“¿Por qué diablos no tocas?” exclamé.
“Cállate, imbécil” gruñó cerrando de un portazo.
“¿De verdad estuviste en la casa amenazando a mamá? ¿Perdiste la cabeza?”
Damien se inclinaba sobre mi escritorio mientras yo no podía sentirme más suertudo.
Aquella era la oportunidad perfecta para poner en marcha el plan de Nicolaj.
“Pues sí, cómo te dijeron… eso hice” respondí con una sonrisa cínica.
“Ya me cansé de mantenerlas al margen de algo en lo que no sé si tienen parte, y si la tienen… ya va siendo hora de que den la cara”
“¿De qué diablos estás hablando?” preguntó confundido.
“Pues que si ellas saben de o tienen parte en D’vine… caerán, igual que tú. No dejaré que destruyan el patrimonio de mi padre”
Declaré firmemente.
Tan pronto dije aquello, él se incorporó un tanto, viéndose sorprendido.
“¿D’vine? ¿Qué es eso?”
Me levanté de un tirón al ver que decidía jugar a hacerse el tonto.
Yo no estaba para rodeos.
“Sí, maldito imbécil, la jodida empresa que estás constituyendo robando dinero de Lefev’s, esa que en una movida que de seguro creíste brillante, pusiste bajo la representación de un puto primo de Nadine”
Acusé enérgicamente.
“De nada te sirve mentir, tengo un informe de Giselle donde dice que tú mandaste a incluir cien cuentas de supuestos obreros de los viñedos, obreros que no existen, salvo que sí existen… al menos uno lo hace”
Sonreí una vez más.
“Tengo también el informe de la auditoría que muestran que todos los pagos a esas cuentas terminan en la cuenta de D’vine, ¿Coincidencia?”
“Mira, Emmett, no sé qué mierdas te habrá dicho Giselle, pero está mintiendo, obviamente. Está enfadada porque ya me aburrí de follar con ella”
Se defendió Damien.
“Si es mentira o no, eso se determinará en la junta que solicité para esta semana. Mostraré todas las pruebas, y caerán los que deban caer” sentencié.
“Y yo que tú no desecharía amantes tan pronto… recuerda que te deshiciste de una hace poco”
Damien abrió los ojos desmesuradamente y se inclinó una vez más sobre el escritorio.
“Mira… imbécil, sigue hablando todo lo que quieras sobre la jodida empresa americana, cómo sea no tienes pruebas que me liguen a eso; ¡pero no te atrevas a decir que tuve algo que ver con eso!”
Golpeteó la madera con furia, en su rostro se veía el infierno arder.
Instantáneamente mi cabeza empezó a celebrar al notar que había dicho ‘empresa americana’ aunque yo jamás dije tal cosa.
Su error podía ser una confirmación de todo; pero entonces me di cuenta de algo más, algo que siempre le había dicho a Irina…
Damien no sabía fingir, mucho menos conmigo. Pude ver su culpabilidad cuando hablé de D’vine, pero su impresión con lo de su amante era real.
Luego mi mente me llevó a una conclusión en la que no había reparado hasta entonces, y que echaría por el suelo el plan de Nicolaj…
¿Y si realmente él no tuvo que ver con la muerte de su amante?
¿Y si en realidad era Nadine detrás de todo?…
Incluso de matarme.
Me pregunté entonces si ella, por sí sola, podría tener motivos para querer acabar conmigo.
Me bastaron solo segundos para obtener la respuesta: por supuesto que sí.
Miré a mi hermano, ese hombre que en esos momentos me resultaba un completo desconocido, pero al mismo tiempo… seguí sin ser buen actor.
Damien me miraba con ira, no con cinismo…
Realmente le ofendía y enfadaba que le culpara de lo sucedido a la secretaria del Doctor Giroud.
¿Por qué?
Para él tuvo que haber sido solo una mujer más.
¿Cuál era la diferencia ahora?
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