La boda del heredero
Capítulo 103

Capítulo 103:

“¿Seguro no puede esperar hasta mañana?”

Hizo una larga pausa mientras escuchaba lo que le decía nuestro amigo y entonces asintió.

“De acuerdo, en un momento estoy ahí”

Al oír aquello, fruncí el ceño y me puse en alerta.

“¿Qué pasa?”

“Caspian quiere que vaya al bar, dice que descubrió algo sobre Harold Williams que es importante que sepa, pero dice que no puede esperar hasta mañana”

“¿Pero qué descubrió?” pregunté mientras le veía empezar a vestirse.

“No lo sé, solo dice que necesito saberlo”

“De acuerdo, me vestiré en un minuto y…”

“Nada, tú te quedas”

Ordenó con autoridad.

“¿Qué? No, no, no… Yo iré”

“Dije que te quedas”

Repitió dando un paso hacia mí, casi pegando su rostro al mío.

“No te dejaré estar por el pueblo a estas horas luego de lo que sabemos”

“Pues yo no dejaré que vayas solo” respondí en el mismo tono, aunque a él eso parecía no importarle; se calzaba los zapatos como si nada.

“Llamaré a Adrien y le diré que me acompañe, pero tú te quedas aquí con Elliott, y ni se te ocurra tan siquiera asomarte a la puerta, porque dejaré a los chicos vigilándote como halcones, ¿De acuerdo? Volveré pronto”

Terminó dándome un beso en la frente.

Con labios temblorosos, le vi salir de la habitación y un minuto después le vi partir hacia la negrura de la calle a través de la ventana.

Y cuando ya no pude verlo…

Tuve que salir corriendo al baño.

Vomité con violencia hasta que no quedó nada en mi interior, luego me dejé caer sobre las baldosas mientras mi respiración se regulaba.

Maldije aquella sensación de mareo que no me había abandonado en todo el día, y de pronto, como una aplanadora pasándome por encima…

Caí en cuenta que todos esos mareos, náuseas y mi reciente vómito solo podían significar una cosa, y no podía pensar en un peor momento que ese para que fuese cierto.

…

“Entré al bar y me detuve en la puerta principal para mirar de un lado a otro de aquel amplio salón abarrotado de personas, tratando de ubicar a Caspian.

“¿No te dijo dónde iba a estar?” preguntó Adrien a mi lado.

“No, solo que lo viera aquí… allá está” exclamé señalando hacia el extremo izquierdo del salón, prácticamente en la mesa del rincón, desde donde Caspian agitaba su mano para llamar mi atención.

Caminamos hacia él, tomando nota de su acompañante, no sabía quién diablos era, pero no me agradó, con tan solo verlo se podía deducir que era un tipo problemático.

“Caspian”

Saludé al detenerme frente a la mesa.

“Emmett… Adrien… ¿Qué tal?”

“Tenías algo que decirnos” dije antes de mirar con disgusto al hombre junto a él.

El sujeto eructó sin decoro frente a nosotros, y se llevó la mano a la boca para limpiarse, como si se hubiese babeado en el proceso, esto hizo que Caspian sacudiera la cabeza con pesar.

“Tal vez deban sentarse”

Gesticuló hacia las sillas antes de darle otro trago a su cerveza.

“Él es Dimitri, es el carpintero del pueblo”

“Mucho gusto” dijo el hombre alzando su mano hacia nosotros, la misma con la que se había limpiado un momento atrás.

“Basta, idiota… te dije que te mantuvieras callado hasta que te lo ordenara” le reprendió Caspian entre dientes antes de mirarnos otra vez.

“¿Qué está pasando, Caspian?”

“En serio, siéntense”

Hicimos lo que pidió y le vimos beberse toda la cerveza antes de hablar.

“Dimitri es el carpintero pero también es el borracho del pueblo por excelencia, siempre que hay una reunión o una fiesta por aquí… Si hay alcohol… Él le entra”

“¿Y eso qué tiene que ver con nosotros?” pregunté con impaciencia.

“Pues que ese tipo de eventos llenos de alcohol atraen a idiotas como Dimitri y como…”

“Harold Williams”

Terminó Adrien por él.

“Exacto, entonces Dimitri estaba aquí, haciendo su espectáculo, poniendo incómodo a todos… Eugene me pidió que lo echara, pero se me ocurrió preguntarle si conocía a Harold. Y su respuesta fue…”

Caspian miró a Dimitri, que lo contempló en silencio unos segundos, como en el limbo, hasta que nuestro amigo le dio una palmada en la nuca con impaciencia.

“Diles lo que me dijiste hace un rato”

“Ah, sí, sí… Harold no se junta con nosotros desde que se folla a la respingada esa de los Lefebvre”

El hombre hablaba entre balbuceos, haciendo gestos burlones, que en su mente pretendían ser refinados.

Adrien y yo abrimos los ojos de par en par al oírle, y nos miramos sin entender qué diablos pasaba.

“¿A cuál Lefebvre?” preguntó Adrien antes de yo poder hablar, y por el tono en su voz me pregunté si realmente podía llegar a pensar que Paulette fuese la mujer en cuestión.

“A esa, la pretenciosa, que solo sale a correr… la rubia”

“Nadine” murmuramos ambos al unísono.

“¡Esa! ¡Se la come! Y ahora se cree de la alta alcurnia… Puto chulo”

Dimitri siguió despotricando cosas que no se le podían entender, mientras Adrien y yo no salíamos del asombro, y Caspian nos miraba apenado, rascándose nerviosamente una ceja.

“¿Esto es cierto?” pregunté hacia él, pero solo se encogió de hombros.

“Vamos, Emmett… mira a este sujeto, ¿Cómo podemos creerle?”

Se quejó Adrien.

“Vean, no los culpo, a mí también me pareció una locura, Dimitri ya debe tener el cerebro fundido por el alcohol… no deberíamos tener razones para creerle, pero…”

Suspiró profundo y se giró otra vez hacia el hombre junto a él.

“Dimitri… dile a los amigos por qué dices que Harold es un chulo”

“Bueno, hace un tiempo yo tuve que ir a hacer una reparación a la terraza de las bodegas, en la mansión, ¿La han visto? La de los riquillos del pueblo”

El hombre hizo una pausa esperando nuestro asentimiento, era obvio que no sabía quién era yo.

“Bueno, ese día estacioné mi camioneta cerca de la cochera de esa gente y ahí los vi, charlando bajo el gran árbol, de seguro acababan de follar. Yo se los digo, hombres, a esa mujer la montaron como a…”

“Dimitri, maldita sea, ¡Enfócate en lo que te pregunté!”

“Ah, sí, sí… Bueno, ella tenía su bolsa y sacó un fajo de billetes así…”

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