Capítulo 71:

“También he venido porque no quería perderme la consulta de nuestro segundo hijo”

Ella lo miró con intensidad.

“Había estado deseando que estuvieses aquí, y no lo creí posible, pero…”

Exhaló largamente.

“Aquí estás”

“Aquí estoy, cariño, pero debemos ser discretos”

Kat asintió.

“¿Cómo podremos hacer eso?”

“Este pasillo está custodiado por dos guardias de seguridad” le explicó, y ella recordó a los hombres que se topó al otro extremo del pasillo, junto al elevador.

“He conseguido que el doctor te vea en esta ala del hospital, donde nadie podrá ingresar hasta que nos vayamos de aquí”

Ella alzó las cejas.

“¿Hiciste todo eso?”

“Por supuesto que lo hice. Joder, cariño, me moría por verte, y tenerte entre mis brazos”

“Yo también. Gracias por estar aquí, no sabes lo importante que es para mí”

“Sí lo sé, Kat, y ya te dejé sola una vez… no pienso permitirme cometer el mismo error dos veces. ¿Vamos?”

Kathia asintió, y un instante más tarde, el doctor los recibió.

“¿Está todo bien con el bebé, doctor?” le preguntó Kat al hombre de barba, pues de pronto su expresión había cambiado a una más seria.

“Está todo bien, aunque deberá tener una poco más de reposo y evitar el estrés” le explicó.

Cassio tomó su mano para recordarle que él estaba allí con ella, y que no se iría a ninguna parte.

Ella pasó un trago.

“¿Es un embarazo de riesgo?” quiso saber, inquieta.

El hombre cruzó las manos y miró a ambos padres con una sonrisa para transmitirles seguridad y confianza.

“No lo es, pero podría serlo, por eso me gustaría que llevara una vida más relajada si no la tiene”

Kat asintió, comprendiendo.

Vida más relajada y cero estrés.

Podía hacerlo.

El resto del control se basó en recomendaciones médicas para que se mantuviera saludable y asistiera con más frecuencia para monitorear el proceso y descartar anomalías, en su defecto, atenderlas a tiempo.

Hubo un instante en el que Cassio se había quedado prendado al monitor, completamente embelesado, mientras escuchaba con atención el pálpito del pequeño corazón de su hijo.

La primera vez que estuvo en una situación así fue con Clara, cuando creía que el bebé que ella llevaba en su v!entre era suyo, y llegó un momento en el que se sintió culpable por no experimentar la conexión que ahora sí sentía en esta oportunidad.

Ahora podía comprenderlo mejor, y es que el poder de la sangre era algo a lo que debía prestarse más atención.

“Muchas gracias, doctor” dijo a modo de despedida al final de la consulta.

Cuando salieron de allí, él la guio a través hasta el estacionamiento subterráneo que, además de ser muy discreto, saldrían en un auto diferente al que él había llegado.

Una vez estuvieron en el interior, Cassio se giró para mirarla, y con una sonrisa de verdadera emoción, la tomó de ambas mejillas y la besó con intensidad.

“Gracias” dijo sincero, contra la suave boca femenina.

Ella se alejó unos pocos centímetros para mirarlo.

“¿Por qué?” quiso saber.

Él parecía eufórico y podía percibir en sus ojos un sentimiento demasiado puro.

“Por todo, Kat” musitó Cassio.

“Por existir, por traer a Cassie a este mundo, por regalarme la maravillosa experiencia de ser padre, de estar para ti, de protegerles. Gracias por absolutamente todo. Gracias por esta segunda oportunidad”

Ella soltó las lágrimas, no pudo contenerlas.

Él estaba siendo muy dulce con ella, tanto lo recordaba.

“Dijiste que no ibas a descansar hasta tenerme de regreso” dijo con suavidad.

Cassio asintió con una sonrisa, por supuesto que lo recordaba.

“Y seguiré esforzándome por conseguir que los errores del pasado…”

“Shh…”

Ahora era ella quien lo silenciaba, colocando un dedo sobre sus labios, y acariciándoles con suavidad.

“Los errores del pasado son solo eso, errores y pasado, y tú me demostraste lo mucho que te arrepentías de haberte equivocado”

El hombre asintió.

“Profundamente, Kat”

Aceptó con honestidad y acunó su mentón, perdiéndose por un segundo en esos dos preciosos ojos castaños que lo habían tenido en vilo toda esa semana.

“Quiero llevarte a un lugar, y aprovechar las horas que voy a estar aquí”

Ella alzó las cejas.

“¿Qué lugar es ese?”

“¿Todavía eres fan de Adele?” le preguntó con una sonrisa traviesa.

Kat ahogó una impresión llevándose las manos a la boca.

“¿Vas a llevarme a un concierto de Adele?”

Quiso saber, dudosa.

Un estadio era algo que, sin duda, estaba atestado de gente y cámaras.

“Conseguí un par de entradas VIP… en realidad, muy VIP. Dentro de…”

Echó un vistazo al reloj del tablero.

“Un par de horas más”

Ella soltó una risita y entornó los ojos.

“¿Qué quieres decir con… muy VIP?”

“Mejor te lo enseño. ¿Qué dices?”

“Que me encanta la idea”

El trayecto en el auto, que llevaba vidrios oscuros y blindados, fue bastante ameno, como si nada a su alrededor estuviese ocurriendo y solo fuesen ellos dos.

Cassio aparcó en una explanada a varios metros de la playa, y a unos cuantos pasos, se escuchó el rumor producido por las hélices de un helicóptero.

“¿Nos trasladaremos en esto?” preguntó ella, asombrada.

“Daremos antes un paseo por el pasado”

“El pasado” repitió ella, negando con la cabeza.

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