Exesposa voy a conquistarte -
Capítulo 54
Capítulo 54:
“Estaremos perfectos, te lo prometo, y seremos la familia que siempre debimos ser” le prometió con sinceridad y la estrechó entre sus brazos cuando ella empezó a gimotear. Le besó el cabello.
“Nunca me alcanzará la vida para pedirte perdón”
Ella se alejó para mirarlo.
“Te he perdonado, Cassio” le dijo con la mirada puesta en esos posos verdes que la hipnotizaban y hacían sentir cientos de cosas.
“Le he hecho de todo corazón”
“Oh, Kat” pegó su frente a la suya, sonriendo.
“Quiero que vayamos al hospital, ¿Sí? No quiero ilusionarme con este bebé en vano, porque si resulta un negativo, entonces me pondré a trabajar para hacerte uno de verdad”
Ella asintió entre risas y lágrimas.
Cassio volvió a besarla, la consintió y adoró con sutiles palabras susurradas. Le dijo lo preciosa que era, lo afortunado que él se sentía porque había regresado a su lado y que no volvería a defraudarla, que por su cuenta corría ese hecho.
Kat volvió a sentirse amada, deseada. Todos esos años había vivido la soltería sin problema, pues se había dedicado entera a su hija, pero, ahora, que estaba de nuevo en sus brazos, una parte de ser mujer se había despertado como las llamas que surgían de un bosque en sequía.
Minutos más tarde, fueron por Cassie, que en seguida brincó a los brazos de su madre en cuanto la vio y le dijo que estaba asustada por ella.
Kathia le explicó que no era nada malo, qué mami solo estaba agotada y por eso tuvo que ir un doctor a visitarla.
La pequeña asintió, comprendiendo, pues la joven madre siempre usaba las palabras adecuadas, así que salieron de allí directo al hospital.
La pequeña alzó la vista y miró a Cassio; su padre, que estaba a su lado, luego miró su mano entrelazada a la de su mami y sonrió infantil.
“¿Son novios?” le preguntó Cassie con inocencia.
Kat y Cassio se miraron con devoción y sonrieron.
…
Dos noticias en un día, una buena y otra no tanto
Cassio se sentía ridículamente nervioso porque hace más de media hora se habían llevado a Kathia para realizarse los exámenes pertinentes y ella no aparecía por esa puerta.
Bufó.
“¿Es que no hay un médico aquí?” preguntó entre dientes, al aire.
“¿Dónde está mami?” preguntó la pequeña Cassie a su padre, que había ido por un helado a la máquina dispensadora.
Cassio tomó una respiración profunda y cambió su semblante preocupado por una sonrisa para su hija. La cargó en brazos y besó su cabellera dorada.
“Mami está ahora mismo con el médico”
“¿Por qué? ¿Está enferma?”
“No, cariño, solo deben sacarle un poco de sangre del brazo para asegurarnos de que ella esté perfecta” le explicó.
“¿Le va a doler?” quiso saber, curiosa.
Cassio sonrió.
“Ni siquiera un poco”
La niña asintió, más relajada.
“¿Señor Garibaldi?” la voz de un médico, al fin, lo hizo girarse.
“Venga conmigo, por favor”
Cassio entregó a su hija a los brazos de Sarah, prometiéndole que pronto regresaría con ella y mamá. Tan pronto entró al consultorio y vio a Kat recargada en la camilla, con los ojos cerrados, fue en seguida a tomar su mano.
“¿Kat…?” musitó, angustiado. Ella abrió los ojos y le regaló una sonrisa.
“¿Está todo bien?”
“Sí, solo vi la muestra de sangre y volví a marearme, pero ya estoy bien, el doctor dice que ya tiene los resultados”
Cassio asintió, más aliviado, y la ayudó a incorporarse para que tomara asiento frente al escritorio del médico.
Él prefirió, por los nervios, mantenerse de pie.
“¿Sí, doctor?”
Averiguó él, ya impaciente, y colocó la mano en el hombro de Kathia.
Ella también se sentía igual de inquieta que él.
“No hay nada de que preocuparse” habló el hombre, y les sonrió.
“Los síntomas que presenta actualmente suelen desaparecer después de la semana dieciséis de embarazo”
“Embarazo”
¿Era eso una confirmación?
Una sonrisa nerviosa afloró de la boca masculina de Cassio. Kathia alzó la vista para mirarlo.
“¿Entonces… es verdad? ¿Está confirmado?”
El hombre asintió y los miró a ambos.
“Sí, Señor Garibaldi. ¡Felicidades! ¡Están ustedes esperando un hijo!” anunció el médico, y después se retiró del consultorio para darles un poco de privacidad.
Kat se levantó con cuidado, como quien duda de la fuerza de sus propias piernas y se llevó las manos al v!entre.
“Embarazada…” musitó con la mirada perdida en un punto fijo, después lo miró a él.
“Kat…” Cassio la tomó del rostro y pegó su frente a la suya.
“Oficialmente volveremos a ser padres”
Ella sonrió, todavía nerviosa.
“Tengo miedo” musitó
“… tengo miedo de volver a estar sola, de que este bebé vaya a crecer sin un…”
“No, cariño, no digas eso” le pidió él, consternado.
“Estoy aquí, ahora lo estoy y no me iré a ningún lado. Te lo dije antes de venir aquí, Kat, así me eches a piedras de tu vida, no voy a alejarme”
“¿Lo prometes?”
“Oh, cariño, por supuesto que lo prometo. Ven aquí” la estrechó entre sus brazos.
“¡Vamos a ser padres! ¡Cassie va a tener un hermanito!”
Ella soltó una risita.
“Todavía no sé cómo voy a decírselo, ni como vaya a reaccionar. Ella siempre ha sido una niña muy consentida”
“Hablaremos con ella cuando sea el momento”
Kat asintió.
“Por ahora hay algo que me gustaría pedirte”
“¿Tienes antojos?”
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