Exesposa voy a conquistarte -
Capítulo 53
Capítulo 53:
“Te desmayaste y el doctor Marchetti está aquí para revisar que todo esté en orden” le explicó, pero ella parecía todavía abrumada, incluso desconfiada. Cassio le acarició el brazo y le besó la sien con amor.
“Tranquila, es de mi entera confianza”
Ella asintió y pasó un trago. El doctor guardó sus implementos en un maletín y después le sonrió para transmitirle confianza.
“¿Cómo se siente ahora, señora?” le preguntó el hombre.
Kat averiguó internamente como se sentía durante un par de segundos, y la respuesta era que completamente fatal.
Le dolía la cabeza y sentía una fuerte presión en sus sienes, además del estómago revuelto. Las últimas veinticuatro horas había experimentado los mismos malestares, pero a ninguno prestó atención porque eran leves y cada vez que estaba nerviosa por algo o se preocupaba, se ponía así.
“Bien, creo que…” una arcada la asaltó antes de que terminara, y rápido, se incorporó para correr hasta el baño.
Cassio la siguió, más preocupado que antes.
¿Qué era lo que ocurría?
¿Por qué ella estaba así?
¿Había enfermado?
No, tenían que ir al hospital en seguida para descartar cualquier anomalía.
Cuando ingresó, ella estaba de rodillas frente al váter, así que él se acuclilló a su lado y le tomó el cabello con dulzura, mientras reposaba una mano en su espalda y se sentía al borde de la intranquilidad.
Cuando acabó, Cassio la instó a que se echara hacia atrás y recargara su peso en él para que repusiera las fuerzas perdidas.
Después la ayudó a incorporarse.
Ella se enjuagó el rostro, la boca y las manos, luego lo miró con esos ojos castaños que parecían más cansados que nunca.
“Lo siento por esto” se disculpó ella, avergonzada.
Él sonrió y la rodeó delicado por la cintura. Le besó el hombro y la llevó de regreso a la habitación.
“¿Te sientes mejor?” le preguntó en voz baja.
Ella suspiró.
No.
Seguía sintiéndose horrible, pero terminó asintiendo.
“Creo que ha sido el estrés de las últimas horas, y que no he comido casi nada tampoco” dedujo.
“O un posible embarazo” añadió el doctor, a los pies de la cama, y ambos alzaron la vista ante esa súbita posibilidad.
Kat sintió que las piernas le fallarían y volvería a desmayarse, y tanta fue la impresión, que Cassio tuvo que sujetarla firmemente para que algo así no volviera a ocurrir, pese a que él no sabía cómo sentirse todavía en ese momento…
¿Kat, embarazada?
Necesitaba un par de segundos más para reaccionar, pero, primero, ella debía tomar asiento, así que la llevó a la cama y la ayudó a sentarse en la orilla.
“¿Embarazada?” preguntó Kathia al doctor con temblor en la voz. Cassio permaneció estático a su lado.
“Es solo una posibilidad. Considere hacerse una prueba lo antes posible” dijo el hombre antes de despedirse y dejarles solos.
El silencio se hizo de la habitación por eternos segundos, hasta que Cassio se acuclilló a su lado y la tomó delicado de las manos.
“¿Quieres ir al hospital?” le preguntó cariñoso.
Ella pasó un trago.
“¿Crees qué…?”
Así mismo como abrió la boca, la cerró, no pudo completar la pregunta.
“No es normal que te sientas así, y las veces que hemos estado juntos…” suspiró y se encogió de hombros.
¡Claro!
De pronto los recuerdos de Kat hicieron conexión. Ninguna de las tres veces que estuvieron juntos se cuidaron, y es que por la cabeza de ella ni siquiera pasó hacerlo.
¿Cómo pudo…?
Enterró las manos en el rostro y soltó todo el aire que tenía en sus pulmones.
Después de un instante, se incorporó.
“¿Dónde está Cassie?” le preguntó sin mirarlo.
“Le pedí a Sarah que la llevara al área infantil del hotel. No quería que se asustara cuando te desmayaste” le explicó.
Kathia pasó un trago en seco.
“Debes estar más al pendiente de ella si quieres ser su padre” le dijo con un tono que a él le pareció que guardaba rencor.
La miró extrañado.
“He activado un anillo de seguridad en el hotel” musitó, intentando buscar su mirada.
“Nuestra hija está bien”
“De todas formas, iré por ella y…”
Cassio la tomó del antebrazo antes de que se marchara y después acunó su mentón para que lo mirase. Cuando ella lo hizo, sus ojos estaban a punto de desbordarse de las lágrimas.
“Kat, ¿Qué ocurre?” le preguntó, acariciándole con el dedo la piel de los labios.
“¿Es por lo que ha dicho el doctor? Todavía no es algo seguro, pero si lo es…”
“No es el mejor momento de mi vida para otro bebé” lo interrumpió, llevándose las manos al v!entre, recordando cuando Cassie estuvo allí, apenas creciendo… y ella tuvo que lidiar con todo sola. Él comprendió en seguida cuáles eran sus miedos y sintió que le echaban sobre los hombros un balde de agua fría, muy fría.
“Kat…” él la miró con el corazón apabullado. “
Sé que no estuve antes para ti, que cometí el peor error de mi vida y que no puedo devolver el pasado, pero si este embarazo es una posibilidad, si estás esperando un hijo mío… de nuevo, no me alejaré de ti ni aunque me eches piedras, que lo tengas claro”
Ella no pudo evitar que su comentario le causara gracia, así que solo soltó una risita nerviosa y las lágrimas inevitablemente se derramaron.
“Francesca…”
“Shh, shh…”
Cassio le selló los labios con un beso casto y delicado que no duró demasiado, pero guardaba el inmenso amor que sentía en su corazón por esa mujer.
Ella cerró los ojos y sintió cosquillas por el tierno contacto.
“Ya la están buscando. Hablé con Maurizio y él tiene a un séquito de hombres que intentan localizarla. Mi padre no logró escapar, así que ahora mismo está enfrentando a la justicia”
Kathia alzó las cejas. Desconocía esa información, y parecía que había más, pero ya haría las preguntas correspondientes después. Exhaló.
“Entonces… esté bebé, Cassie, tú y yo… ¿Estaremos bien?” le preguntó intranquila, aunque ahora más relajada.
Él la miró enternecido.
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