Capítulo 44:

“Ella va a estar bien” le dijo Kat a Cassio con tono conciliador, y colocó una mano sobre la suya.

Cassio la miró con ojos titilantes.

El gesto lo sorprendió, pues la Kathia de hace un par de semanas evitaba a toda costa el contacto entre ellos; sin embargo, hoy había tomado voluntariamente la iniciativa para hacerlo. Él le correspondió acariciándole la mejilla.

“Gracias por acompañarme” musitó, y ella asintió débilmente. Después sintió esos cálidos labios sobre los suyos en un beso que no iba de prisas.

Más tarde, cuando el jet aterrizó en el hangar privado de la clínica, Cassio tenía los dedos de Kathia entrelazados a los suyos.

No tenía la mínima intención de soltarla en ningún momento y ella tampoco parecía incómoda. Era como si encajaran perfectamente.

Llegaron y se dirigieron a la habitación de Clara.

Estaba vacía.

El semblante de Cassio palideció y se quedó pasmado por un segundo, hasta que Kat preguntó por ella a una enfermera y les dijeron que había sido trasladada de emergencia al quirófano.

“¡Cassio!” por la puerta salió la doctora de Clara, que, al verlo, lo reconoció y se apresuró hasta él.

“¿Qué ha ocurrido, Sivina? ¿Por qué me han dicho que Clara está en quirófano?” exigió saber, angustiado.

“Preeclampsia” soltó la mujer y exhaló largamente. Kathia ahogó un jadeo porque durante todo su embarazo se había informado sobre los riesgos.

Eso era peligroso.

“Tiene la presión demasiado alta y no conseguimos estabilizarla. Además, el c%ncer… ella no había querido decírtelo, pero, es muy probable que…”

Cassio se mesó el cabello y se aferró firmemente a la mano de Kathia.

“¿Eso qué significa?” preguntó, ansioso.

“El bebé debe nacer ahora, Cassio. Hay que adelantar el parto”

“¿Qué…? No, pero, aún no es tiempo” consiguió decir. Kathia colocó una mano sobre su pecho. El corazón le latía fuertísimo.

“Lo sé, pero el bebé ya está lo suficientemente formado y es fuerte, podrá resistirlo, en cuanto a Clara…” la mujer negó.

“Ella no está colaborando”

“Entraré y hablaré con ella” decidió, pero la doctora colocó una mano en su hombro y lo miró con inquietud.

“Clara mencionó a una mujer… ¿Kathia? Es a ella a quien quiere ver” inquirió y Cassio miró a Kat sin saber qué decirle.

“No te preocupes, estaré con ella”

En cuanto Clara vio a Kathia atravesar la puerta, mientras le administraban la anestesia regional, sintió alivio y derramó una lágrima.

“Hola” le susurró con la voz temblorosa y le tendió la mano.

“Estás aquí”

Kat no dudó en tomarla, y le sonrió con gesto cariñoso.

“Vas a estar bien, tú y el bebé” le dijo, intentando tranquilizarla.

Sensaciones extrañas recorrían su sistema. No sabía sus motivos, y apenas se habían visto una vez en la vida, pero, al parecer, su presencia le transmitía calma.

Clara negó.

“El bebé sí, pero… es muy probable que yo no”

“Oh, Clara, no digas eso”

“Escúchame… escúchame” le pidió.

“Hice las cosas mal y… agh, mi cabeza” musitó con dolor y pasó un trago. Kathia la miró extrañada.

“No hables, lo mejor es…”

“No, por favor, tienes que escucharme, tú eres la única que puede hacer que Cassio me perdone” replicó con miedo.

“¿Perdonarte qué? Clara, está a punto de nacer el bebé, y lo que sea que tengas para decirle a Cassio, habrá tiempo, pero por favor…”

“No lo habrá, lo presiento, y quiero asegurarme” se aferró con más fuerza a su mano. Kathia guardó silencio.

“Este bebé… este bebé no es de Cassio”

Sus ojos se abrieron de asombro y ahogó un jadeo.

“Pero… ¿Qué dices? Clara, esto no es posible”

“Lo es, lo es” dijo con lágrimas en los ojos, la voz quebrada.

“Este bebé es de Maurizio. El hombre que yo amo”

“Clara…”

“Escucha” le pidió, buscando fuerzas.

“Francesca me obligó. Ella está loca. Ella jamás iba a permitir que Cassio tuviese un hijo. Ella está…”

“Enamorada de él” completó Kathia, comprendiendo.

Clara asintió.

“Cassio quiere enviar a Maurizio a la cárcel, pero él no es tan malo, ¿Sabes? Es ambicioso, sí, pero… cuando sepa de este hijo, Kathia, cuando él sepa que este hijo es suyo, sé que hará las cosas bien, estoy segura”

“No entiendo lo que me estás pidiendo”

“Eres la única capaz de hacer que Cassio no me odie, y que Maurizio no vaya a la cárcel. Tienes que decírselo, tienes que decirle que este bebé es de él… y que lo proteja de Francesca. Yo… yo tengo pruebas que la relacionan con el tráfico humano, a ella y al padre de Cassio, y es muy probable que yo muera, así que nada tengo que perder”

Kathia se había quedado pasmada mientras la escuchaba hablar, y le decía la forma de acceder al material que tenía en su contra.

“Clara, todo esto…”

“Es una locura, pero es la única forma de pararla, solo promete que antes este bebé estará a salvo con su verdadero padre, por favor. Promételo, Kathia… promételo”

Kat se secó las lágrimas que había derramado, y asintió.

La cesárea duró poco menos de una hora.

Cassio aguardaba en el pasillo con los brazos puestos en jarra, caminando de un lado a otro. Clara y su hijo debían estar bien, no se lo perdonaba si no, y cuando Kat salió de quirófano con la vista empañada, sintió temor de preguntarle.

“¿Cómo están?”

Se atrevió con pausa.

“El bebé nació” le dijo en voz baja.

Parecía contrariada.

“¿Y Clara…?”

“Están administrándole medicamentos más fuertes para estabilizarla. Queda esperar”

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