Exesposa voy a conquistarte -
Capítulo 42
Capítulo 42:
“No sé quién es esta mujer ni lo que hace aquí”
“Claramente, se nota lo que está haciendo aquí” musitó con una sonrisa hipócrita.
“Pero no te preocupes, puedes continuar con lo que estaban haciendo… o con lo que ya habían terminado de hacer” concluyó mirándolo de arriba hacia abajo de forma un tanto despectiva. Hiriente para él.
“Estoy así porque acababa de salir del gimnasio, puedes ir a chequear el tiempo de uso en las máquinas”
“Ay por Dios, Cassio, no voy a hacer tal cosa” replicó con molestia.
¿Por quién la tomaba?
“No te estoy haciendo un escándalo, tampoco una escena de celos, Pero venir aquí simplemente fue un error, y si debería estar molesta con alguien, es precisamente conmigo, así que adiós”
“¡No!” zanjó él, otra vez empujando las benditas puertas.
Respiró hondamente.
“Kat, he sido yo el que te ha pedido que vinieras, y no voy a ser tan cínico para estar con otra mujer aquí”
Ella lo miró con dudas y negó con la cabeza.
“Qué magnánimo” musitó irónica.
“Kathia, todo este tiempo he sido transparente contigo, no sé quién diablos es esta mujer ni lo que hace aquí” miró a la rubia.
“Tú díselo. Dijiste que alguien contrato tus servicios, pero yo jamás hice tal cosa”
“Yo recibí una llamada de una mujer y me dieron esta dirección”
Se encogió de hombros.
“No sé más”
Kat la miró con ojos entornados y soltó una exhalación. Cassio le hizo una seña a la mujer para que se marchara.
Cuando estuvieron solos, él entrelazó su mano a la suya y la llevó al interior del pent-house.
“Kat… estás aquí” musitó con increíble ilusión al girarse.
“Usaste la llave”
Ella bajó la mirada.
“Ya eso ni siquiera es importante”
Él sonrió.
“Lo es, significa que…”
“No significa nada” dijo ella, de tajo.
“Esa mujer estaba aquí porque fue enviada”
Cassio se humedeció los labios y asintió.
“Averiguaré de que se trata”
Ella volteó los ojos y se cruzó de brazos.
“¿De verdad necesitas averiguar quién está detrás de esto?” le preguntó asombrada.
Cassio la miró largo por varios segundos.
Después comprendió.
“¿Crees que Francesca la haya enviado?”
Kathia se encogió de hombros.
“Esto no es más que un déjà vu, ¿No te lo parece? Hace cinco años ella nos hizo lo mismo, y lo sigue haciendo… no va a parar y yo no quiero volver a pasar por lo misma situación. Es tan agotador”
“Kat…”
Ella negó.
“Lo mejor será que me vaya, venir aquí fue…”
“No, por favor, no lo digas” le pidió él y la tomó del mentón.
“No fue un error. Y Kat, sé cómo puedes sentirte, y esto no solo me da un buen escarmiento, porque eres tan jodidamente diferente a mí que me escuchaste, a pesar de que yo no te di esa oportunidad a ti en el pasado. Pero te prometo, de verdad, te prometo, que esta vez será todo diferente. Francesca ya no tiene poder para separarnos, y todo esto que está haciendo son solo patadas de ahogado. Hoy hablé con el investigador, y están tan cerca, cariño. Solo es cuestión de tiempo y haré justicia por el daño que nos causaron”
Jamás volvería a repetir los mismos patrones. No cuando ya sabía lo que era perder lo que más amaba en la vida.
El corazón de Kat latió fuerte ante aquellas palabras.
“Yo… yo no lo sé, Cassio”
“Kat, si estás aquí es porque algo de ti late por mí”
Tomó delicadamente su mano y la llevó a su pecho.
“Y es una maravillosa coincidencia porque todo de mí late por ti. Absoluta y locamente todo, Kathia Scuderi”
“No quiero arrepentirme de esto” le dijo ella, sincera.
Cassio negó y tomó ambas mejillas.
“Oh, Kat, no lo harás, te lo prometo”
Ella esbozó una sonrisa pequeña y asintió levemente.
“Esto no es un ‘Sí’ abiertamente, Cassio, pero quiero intentar confiar en ti”
“Y no te defraudaré” le aseguró con orgullo y pegó su frente a la suya.
“De verdad no creo que estés aquí, que hayas venido”
“Yo tampoco”
Él soltó una risa suave.
“¿Cómo está Cassie?”
“Bien, se ha quedado con Sarah, pero le prometí que llegaría antes de la media noche”
“Entonces quiero aprovechar el tiempo que me queda a tu lado. ¿Quieres algo de tomar?” le preguntó.
“En realidad estaba pensando en otra forma de aprovechar el tiempo” le sugirió en voz baja, y lo primero que sintió Cassio después de esas palabras, fue el dulce sabor de los labios.
“Haré que valga la pena cada segundo” la tomó en volandas, en medio del beso, y la llevó a su habitación.
Cerró la puerta con el pie, y abrió la ventana de un montón de posibilidades.
…
En el contacto de sus labios había ternura, y a través del camino que recorrían sus caricias… lujuria.
Las suaves manos de Kathia se anclaron a la espalda de Cassio. Le clavó las uñas, lo arañó, le mordió el hombro y dejó sus marcas por todos lados, mientras tanto, él no dejaba de conquistar el cuerpo femenino con ligeras embestidas, y le besaba el cuello sensible, los frondosos pechos y los brazos. Se devoraban con lentitud, a los pies de la ferviente luna, con una brisa marina que corría fresca, propia de la temporada, y mecía las cortinas blancas de la cálida habitación.
Y así, fue como transcurrió una hora… y la siguiente, tal vez un poco más. El punto es que cada minuto había sido aprovechado, justo como él había prometido hacerlo.
Esa noche, eran cuerpos entregados, amoldados entre sí; sin pasado ni tristeza, sin miedos o reclamos. Eran simplemente dos piezas que encajaban perfectas en un rompecabezas. Eran la danza y el violín. La Luna y las estrellas.
El ritmo que practicaban era cómodo, casi impetuoso. Kathia lo cabalgaba, pero era él quien guiaba la sincronía del movimiento.
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