Exesposa voy a conquistarte -
Capítulo 37
Capítulo 37:
“Esto será una noticia global, perjudicará directamente a su familia”
“Mi familia eres tú y Cassie” le susurró con anhelo.
“Y precisamente por eso es a ustedes a quienes debo proteger. Ya sabes que hay dos escoltas muy al pendiente de nuestra hija y de ti también”
“Es verdad, aunque no los he notado”
“Eso es porque les he pedido que sean discretos. Imaginé que no querías llamar la atención y evitar que Cassie hiciera preguntas al respecto”
“Gracias” le dijo y tomó una respiración profunda.
Después se incorporó.
“Creo que ya hemos terminado por hoy. Mañana debemos ir a que te tomen la foto que cubrirá la portada del libro”
“Perfecto”
Kathia terminó de recoger sus cosas y se dirigió a la salida. Ese día se habían reunido en la revista por petición de ella y Cassio aceptó sin problema.
Cuando tomó la manija en su mano, se giró para mirarlo.
“Envíame la dirección del restaurante a mi móvil”
Le pidió, pues no podía seguir peleándose constantemente con él… sobre todo si el asunto a tratar era referente a la hija de ambos.
Cassio asintió y sonrió con orgullo. Ella aceptaba la cena, y aunque notaba la incertidumbre y el miedo, era un nuevo paso ganado.
Cuando se quedó solo, recibió la llamada de uno de los agentes de investigación.
“¿Sí?” contestó en seguida.
“Señor Garibaldi, para informarle que su primo Maurizio solicitó hoy en la clínica ver a la señorita Clara” le informó el hombre.
Cassio se tensó.
“¿Le permitieron el acceso?”
“No, señor, sus órdenes de que nadie más usted la visitara se cumplieron”
“Perfecto, que así siga siendo”
Después colgó, y se quedó pensativo. ¿Qué diablos quería Maurizio con Clara? Eso no pintaba nada bien.
…
“No hemos hablado esta última semana. ¿Cómo está Cassie?” le preguntó Siena a su amiga, tan pronto iniciaron la videollamada.
“Ella está bien” le dijo largamente.
Siena entornó los ojos.
“¿Y tú, Kat? ¿Tú, cómo estás?”
“Estoy bien” musitó sin importancia y Siena sonrió. La conocía.
“Hay algo que traes atorado en el pecho, vamos, escúpelo”
Kathia soltó una pequeña risita y negó con la cabeza.
“No es nada”
“Lo parece todo. ¿Tendrá algo que ver con mi primo?” apenas preguntó, las mejillas de Kathia se sonrojaron sin remedio. “Ja, lo sabía. Quiero saberlo todo”
“Me acosté con él” dijo ella, rápidamente, como si fuese una quinceañera.
“¡OMG! ¿Y te gustó?”
“Claramente, es Cassio Garibaldi, es solo qué… hay demasiadas cosas de por medio, cosas que incluyen a tu familia, y te perjudicarían directamente a ti también”
Cuando Kat le contó a la prima de su ex esposo lo que estaba ocurriendo, esta no se asombró. En esa familia había demasiadas manzanas podridas, sobre todo desde que el padre de Cassio se casó con la madre de Francesca.
Hablaron un poco más; sin embargo, no repararon en detalles. Siena esperaba volver a visitarlas muy pronto.
No quería perderse demasiado tiempo el repentino crecimiento de su ahijada.
Como a eso de las ocho, Cassio no había enviado una dirección a Kathia, sino un auto. Ella ya estaba lista con un vestido veraniego y sandalias bajas.
“¿Tendrás una cita?” le preguntó su hija, asomada en la puerta.
Kathia se giró con una sonrisa y la invitó a que se acercará.
“Creí que estabas dormida”
“Me desperté porque soñé con papá” musitó y sacó el aire de sus pulmones con tristeza. Después miró a su madre.
“¿Cómo es él, mami? ¿Se parece a mí?”
“Muchísimo, cariño” le sonrió.
“Tiene el cabello como tú y los ojos más verdes que un jardín”
Cassie asomó una pequeña sonrisita y bostezó.
“¿Cómo nuestro amigo Cassio?”
El corazón de Kathia se abombó.
“Sí, mi pequeña, como nuestro amigo Cassio. ¿Él te agrada?”
“Sí, me cuenta historias muy divertidas del mar. ¿Papá también me contará historias cuando venga?”
Kat asintió.
“Estoy segura de que sí”
“¿Será pronto, mami? ¿Papi vendrá pronto?”
“¿De verdad tienes tantas ganas de conocerlo, mi amor?”
Cassie se encogió de hombros.
“Solo quiero tener un papá como el resto”
La joven madre se acuclilló frente a ella y la miró directo a los ojos.
“Lo tendrás, mi estrella de mar”
“Ma, siempre dices lo mismo”
“Esta vez será distinto” le aseguró con el corazón acongojado.
“¿Lo prometes?”
“Lo prometo” le dijo y besó su mejilla.
“Ahora ve a la cama como la niña grande que eres”
En el salón, se despidió de Sarah y le dijo, como todas las veces que se marchaba, que la llamara si ocurría algo importante.
Kat subió al auto que llevaba aparcado afuera alrededor de diez minutos, y minutos después, este se detuvo en un restaurante que quedaba a la orilla de la playa.
El chofer se bajó para abrirle la puerta, pero, Cassio, que llevaba un rato esperándola; ansioso, se adelantó.
Ella creyó que tomaría la mano del conductor, pero, tan pronto sintió esa conexión que no volvería a tener jamás con nadie, alzó la vista. Su respiración se ralentizó.
“Cassio…” musitó en voz baja.
Él la observó con una sonrisa y ojos de amor. Kathia despertaba demasiadas cosas en él, pero el amor infinito era una de ellas.
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