Exesposa voy a conquistarte -
Capítulo 33
Capítulo 33:
“Ella es Clara” le dijo a Kathia.
“Clara, ella es…”
“Kathia”
Completó la mujer, y Kat se sorprendió.
¿Cómo sabía su nombre?
“No puedo creerlo, de verdad eres tú”
“¿Me conoces?”
La mujer sonrió con ternura.
“De tanto que me ha hablado Cassio de ti, es como si también te conociera de toda la vida”
La respiración de Kathia se ralentizó.
“¿Puedes darnos unos minutos a solas?” le preguntó Clara a Cassio.
“Imagino que Kathia está aquí porque quiere que hablemos”
Cassio miró a Kat como si le preguntara en silencio si eso estaba bien para ella. Con el pecho comprimido de sensaciones arremolinadas, asintió.
Cuando cerró la puerta, Kat tomó asiento cerca de la camilla de Clara, pero esta le pidió que se acercara un poco más.
“Eres más bonita de lo que Cassio me contó” le dijo con ternura y ella sonrió.
“¿Están juntos otra vez?”
Kathia negó levemente con la cabeza y miró la pequeña prominencia en su v!entre.
“¿Cuánto tiempo tienes?”
“Casi seis meses” se llevó las manos a la zona.
“Es un varón”
“¿Es verdad que te sometiste a una inseminación artificial?”
“Sí” respondió ella, tranquila.
“Yo necesitaba el dinero, y cuando Francesca me contacto, no pude negarme”
Kat parpadeó y la miró intrigada.
“¿Francesca fue la intermediaria?”
“Sí, por ella fue que conocí a Cassio” le dijo.
“Él no estaba muy de acuerdo, pero al parecer había intereses y conflictos familiares que lo llevaron a tomar esta decisión. No sé mucho, realmente”
Kathia asintió.
Clara le contó el resto de la historia y como había sido el proceso, también su diagnóstico repentino de c%ncer.
Coincidía con la versión de Cassio y esa mujer no parecía mentir, al contrario, la creía totalmente transparente.
“Gracias por responder a mis preguntas, Clara. Espero no haberte incomodado”
La mujer sonrió y colocó una mano sobre la suya.
“Espero haberte ayudado de alguna forma” mencionó y tomó una respiración profunda.
“Cassio es un buen hombre. Y te ha amado todos estos años. Cuando me contó que todo fue una trampa, se sintió tan culpable que me pareció ver a un ser quebrado en dos. Jamás en mi vida había visto a un hombre que se sintiera tan culpable y destrozado a partes iguales”
Kathia pasó un trago y retiró delicadamente la mano.
“Clara…”
“No digas nada, confío que con el tiempo seas capaz de perdonarlo” le guiñó un ojo, y en eso, entró Cassio.
Había pasado una hora.
“¿Estás lista? La enfermera ha dicho que se acabaron las visitas”
“Claro, sí, ya nos despediamos”
Cassio asintió y entró a la habitación para despedirse de clara. Intercambiaron algunas palabras y él prometió mantenerse en contacto.
“Adiós, Kat, fue un gusto conocerte”
“Igualmente, hasta pronto”
“El piloto me ha pedido un par de horas antes de despegar” le informó él cuando abandonaron el hospital y Kat oteó el reloj en su muñeca.
Eran casi las doce.
“Es probable que regresemos mañana a primera hora”
“Entiendo, entonces pediré la habitación de un hotel”
Cassio la miró.
“Sería un gasto innecesario, podrías quedarte en mi apartamento”
“No te pases de listo, Cassio, no voy a pasar la noche contigo”
Él sonrió sin poder evitarlo.
“¿Temes que ocurra algo entre nosotros?”
“Sé controlarme” le dijo, hermética.
“¿Entonces necesitas de control cuando estás conmigo?”
Kathia suspiró y volteó los ojos.
“Eres un arrogante” gruñó y se echó a andar a la calle.
Pediría un taxi, pero él la alcanzó.
“Kat, sabes que esta temporada los hoteles no se dan abasto. Ve a casa conmigo, prometo comportarme”
Ella lo miró recelosa y se cruzó de brazos.
“¿Lo prometes?”
“Lo prometo”
Todo estaba apagado cuando llegaron, así que Cassio se encargó de acondicionarlo todo muy bien para que ella se sintiera cómoda.
Kat dejó sus cosas en la entrada.
“Hay una habitación por ese pasillo, a la izquierda” le dijo él.
“Tiene baño privado, toallas y todo lo que necesites. Si te hace falta algo, estaré en la habitación a la derecha”
“Gracias. Buenas noches” dijo sin mirarlo, y apenas cerró la puerta, se recargó sobre esta.
En seguida se despojó de la ropa, entró a al baño y se duchó con agua helada porque sentía su cuerpo demasiado caliente.
La conversación que había tenido con Clara solo la había dejado un tanto inquieta, aunque tranquila, porque después de todo, podía empezar a confiar en Cassio… y en que iba a ser un buen padre para su hija.
Más tarde, sintió hambre, así que pegó la oreja a la puerta para saber si él ya no estaba por allí y así poder salir.
No quería topárselo, pero tampoco contó con que él fuera silencioso y se moviera por la cocina con las luces apagadas. No llevaba camisa, solo un pantaloncillo de pijama y una toalla pequeña colgada en su hombro.
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