Exesposa voy a conquistarte
Capítulo 26

Capítulo 26:

“Debo resolver algo importante” dijo entre dientes y se hizo a un lado, pero el hombre colocó una mano en su brazo, impidiéndolo.

“Cassio, la prensa quiere verte con Erika esta noche, lo mejor será que…”

“La prensa y Erika me importan menos que nada” le dijo y Eric se pellizcó el puente de la nariz antes de mirarlo.

“Dime qué es eso tan importante que tienes que resolver y tal vez yo pueda hacerlo por ti”

“Nadie podrá resolver esto mejor que yo” zanjó y apresuró su paso al interior del salón.

Cuando sus ojos localizaron a Kathia, saludando amable a quienes parecían ser sus colegas, y todavía sujeta al brazo de ese idiota, se sintió capaz de todo y más, tanto que no pudo evitarlo y caminó hasta ella.

“Kathia” la saludó con tono profundo y miró con altivez a su acompañante.

“Vladimir, ¿Verdad?”

“Valerio” corrigió el hombre, un tanto receloso.

Cassio chasqueó la lengua y tronó los dedos.

“Cierto. ¿Vienes conmigo? Me harán un par de preguntas y supongo que querrás tomar nota de esto”

Kat miró a Valerio y se disculpó con un tono apenas audible. El hombre le guiñó un ojo y asintió, ya que sabía que ella estaba allí por trabajo y no por festejo.

“¿Puedes dejar de actuar como si quisieras matar a Valerio con la mirada?” ella lo reprimió mientras se hacía camino entre las personas y sonreía cordial.

“De hecho, es lo que quisiera hacer” musitó, y sin que ella pudiese advertirlo, entrelazó su mano a la suya y la arrastró detrás de unas cortinas.

“¿Por qué viniste con él cuando te ofrecí enviarte un auto?”

“Porque me da la regaladísima gana y eso no debería de ser un asunto que te incumba” le gruñó entre dientes e intentó zafarse de su agarre, pero él no se la puso nada fácil.

“Me incumbe. Tú no puedes estar con él”

No señor. ¡Por encima de su cadáver! Pensó Kat.

Ella rio sin gracia y negó con la cabeza.

“¿Estás siquiera escuchándote?”

“Perfectamente” susurró.

“Tú no puedes estar con otro hombre, Kat, no cuando yo me muero de los celos y siento que me falta el aire de solo imaginarte con alguien más”

Los vellos de Kathia se erizaron.

“Pues tendrán que hacerte reanimación cardio pulmonar, encima, eres un cínico” le dijo a cambio.

“Está aquí con una mujer y ¿De verdad te crees con derecho a reclamos?”

“No es nadie, y te lo dije, es solo una modelo y ya”

Kat lo miró con incredulidad.

“¡Pues vete con tu modelo, responde las jodidas preguntas que te harán esta noche y a mí déjame hacer mi trabajo en paz!”

Lo hizo a un lado y caminó fuera de las cortinas, pero, de un movimiento rápido, él la rodeó por la cintura y la pegó de nuevo a él. Kathia se quedó estática por un segundo y Cassio pudo sentir como toda su anatomía respondía sin más entre sus brazos.

“Salgamos de aquí, Kat” le propuso, recorriéndole el cuello con roces suaves.

“Escapémonos de este sitio”

Kathia pasó un trago y cerró brevemente los ojos. Sus labios se extendían por su mandíbula.

“No voy a ir a ningún lado contigo” musitó sin aliento.

“Allí afuera hay cientos de mujeres que pagarían por salir contigo. ¿Por qué no tomas una oportunidad de esas?”

Cassio sonrió y apartó varios mechones de su espalda, donde comenzó a dejar una nueva hilera de besos.

La piel de Kathia reaccionó en automático y lo maldijo mil veces. En cambio, él sentía un enorme alivio al saber que ella todavía seguía erizándose con su cercanía.

“Todavía no te das cuenta, ¿Verdad?”

Ella ladeó la cabeza y lo miró de reojo.

“¿De qué?”

“De que eres la única opción para mí, Kathia, siempre lo has sido” le confesó Cassio con sinceridad. “Hace cinco años y ahora. Solo tú, nadie más”

“Solo estás perdiendo el tiempo conmigo” le dijo Kathia en voz baja.

“Tú jamás serías una pérdida de tiempo, al contrario”

Kathia suspiró. No soportaba más esa clase de encuentros… ni lo que le hacía sentir cuando lo tenía así de cerca.

“Tengo que trabajar, Cassio, por favor, así que suéltame”

Cassio sonrió y deslizó su boca hasta el lóbulo de la oreja femenina.

“Kat… hace un rato que te he soltado” musitó y exhaló largamente.

“Y parece que tú has decidido permanecer pegada a mí únicamente por instinto”

Cuando Kathia bajó la mirada para comprobar si era cierto que su mano ya no la sujetaba, se sonrojó tenuemente y se alejó de forma inmediata.

Después lo miró y quiso atravesarle la mejilla para que se le borrara esa sonrisa de suficiencia, pero se contuvo.

“¡Deja de sonreír así y asegúrate de mantener tus manos lejos de mí el resto de la noche!” exclamó antes de irse.

Cassio soltó una risa suave y negó con la cabeza, pero cumplió con aquella enrabietada petición… a medias, porque aunque no la tocara, en medio de la entrevista que le hicieron y el par de fotografías que le tomaron a él y a su acompañante, no dejó de mirarla e insistir en su cercanía.

“Una última pregunta y terminamos, Señor Garibaldi” le dijo la periodista que estaba cubriendo la entrevista que saldría el próximo lunes.

“¿Su acompañante de esta noche, la señorita Erika Grijalbo, es alguien especial para usted? Me refiero… ¿De forma romántica?”

Kathia dejó de tomar sus apuntes y alzó la vista sin poder evitarlo.

Cassio sonrió y bajó la mirada por un segundo.

“La señorita Grijalbo me acompaña esta noche como una querida amiga, pero nada más”

“¿Quiere decir que sigue soltero?”

“Digamos que mi corazón ya tiene dueña” respondió y miró a Kathia.

“Siempre lo ha tenido”

Y eso era algo que no cambiaría por el resto de sus días…

Para el final de la noche, el salón principal estaba ya bastante vacío y Kathia sabía que no había nada más que hacer allí, así que guardó sus cosas y buscó a Valerio con la mirada, pero, a quien se encontró, fue a Cassio.

“¿Me buscabas?” le preguntó coqueto.

Ella volteó los ojos.

“En realidad intentaba huir de ti”

“No te van los chistes, Kat”

“Ni a ti el acoso” le dijo.

“Que trabaje haciendo una biografía sobre ti no quiere decir que tengamos que vernos y hablar a cada rato”

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